sábado, 12 de marzo de 2005

Espera..., de Jason


RESEÑA.- Espera..., de Jason, Astiberri, Bilbao, 2004. Libro de historietas, encuadernado en rústica con solapa, 72 pp. en b/n, por 9 euros.
El noruego Jason (John Arne Saeteroy; Molde, 1966) nos cuenta como en ocasiones un acto, un hecho, una decisión tomada al albur, quiebra la línea de la felicidad para no volver a regenerarse. Su obra parte a la búsqueda de la emoción antes que de la acción y la intensidad que logra con sus páginas espaciadas por elipsis a veces enormes generan una sensación de desasosiego como nadie había hecho hasta ahora (bueno, sí, Bretécher, o, en otro sentido, Comés, y, claro, Pratt). Si en ¡Chhht! (una obra que obtuvo en nuestro país no demasiado reconocimiento, como si el título hubiera surtido su efecto imperativo) Jason aludía al vacío vital y a la pérdida de los raigones de la verdadera dicha humana, en Espera... nos habla de las pérdidas no asumidas, de las vidas agrisadas de repente por una torpeza que tuvo lugar en un ejercicio de valor infantil.
Lo sorprendente es que logra contagiar al lector con esa actitud narrativa tranquila, similicadente con la del resto de su obra, usando páginas de retícula iterativa (3 X 2), componiendo con los elementos justos, sin emoción aparente, sin velocidad alguna. Los personajes de sus historias son canes antropomorfos que no dejan de ser "personas" -como declara el protagonista-, entre quienes diferenciar lo masculino de lo femenino es difícil. Y su mundo parece distinto del nuestro, porque el medio de transporte son los zancos y la criatura de la Laguna Negra vive en la barriada, pero es el mismo: estos elementos diferenciadores son hijos de la fantasía de los protagonistas cuando niños. En la segunda parte de la obra, cuando los personajes son adultos, los vehículos y los objetos cotidianos han adquirido su apariencia normal. Es así porque han dejado de generar magia, y emoción; vida. Y sus usuarios están muertos, o su alma. De hecho, Jon, el protagonista, muere en el mismo momento que su amiguito y nosotros, el lector, acompañamos al fantasma durante un buen montón de páginas.
Hermosa, hermosa historia, muy bien, requetebien, contada.
Uno de los cómics fundamentales del año.


Reseña de Manuel Barrero. Astiberri hizo servicio de prensa con Tebeosfera

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