lunes, 31 de marzo de 2008

OMAC, EDICION DE PLANETA

OMAC. JACK Y LA MATA DE JUDÍAS DISTÓPICAS.


Por Antonio Santos (de su serie La voz en el desierto, entrega 44)

La materia prima que nutre el objeto de la reseña, la DISTOPÍA, es tan recurrente en el género de la ciencia ficción como pueda serlo el del armagedón y la forma como el Hombre decida afrontarlo: con barbarismo o con dignidad ante la adversidad. Usualmente, la distopía nos enseña que no tenemos solución, pese a lo lograda que sea la utopía donde se desenvuelve la acción.

Datos técnicos.-

OMAC, por JACK KIRBY. Volumen único de 176 páginas en B/N que encuadra los ocho números de DC COMICS, cadencia bimestral, para consumo de PLANETA-DeAGOSTINI, dentro del esfuerzo de recuperación histórica de la BIBLIOTECA CLÁSICOS DC. Mientras Kirby lo escribe y dibuja, en aquellos abismales 1974-75, MIKE ROGER y D. BRUCE BERRY lo entintaban. Traducido por EDUARDO LÓPEZ. Le enmienda la plana GUILLERMO RUIZ, que es retocado, ¡a su vez!, por JOAN PASANAU, que cobra extra por el diseño interior y de cubierta. Rotulado por SILVIA ROMANO. FRAN SAN RAFAEL nos bosqueja los hitos del personaje. Editado en 2006. PVP: 5,95 euros.

De qué va.-

BUDDY BLANK, un ciudadano insignificante y vulgar, objeto de las bromas de sus compañeros de trabajo, resulta ganador de la lotería OMAC de los superpoderes. Vive en una utopía tecnológica que beneficia igualmente a una barroca criminalidad, combatida por la ambigua AGENCIA GLOBAL PARA LA PAZ (GPA en inglés), algo así como la ONU en plan eficaz y sin avalar el fin de la libertad de expresión, como hace la nuestra. HERMANO OJO, un simulacro orbital de INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ayuda cuanto puede en su infatigable lucha contra el crimen al bizarro OMAC (acrónimo de One Man Army Corp) en los más variopintos escenarios, aun el de su aniquilación.

Distopía: cuanto más cambian las cosas, más iguales siguen.-

Kirby, aunque se muestra ambiguo al respecto, no debía tener ninguna confianza en el futuro ni en su educación civil. Intuimos, a voleo, la huella de UN MUNDO FELIZ, de HUXLEY, en la simiente de este OMAC que, sucintamente, no deja de ser el SHERIFF de su mundo de maravilla electrónica arcaica, donde nuestras modernas telecomunicaciones e influencia informática eran impensables (y no solo para él, sino para toda una saga de autores). Kirby ha rehuido de las predicciones tipo ASIMOV, de sociedades esplendorosas y utópicas, pero con alguna pequeña peca problemática, elaborando un vago tapiz distópico a unos cuantos años en el futuro: la gente puede comprarse amigos/amigas montables, los millonarios pueden alquilar ciudades enteras (ELECTRIC CITY, anticipo de la desmesurada MEGA CIY ONE) para desvalijarlas impunemente, los potentados compran cuerpos jóvenes para sustituir sus avejentadas anatomías… problemas de orden público que este vigoroso OMAC, que actúa con la rígida disciplina de un robot fidelísimo, hosco y sin plantearse dudas, sin plano sentimental alguno (se afirma que es trasunto de CAPITÁN AMÉRICA en el futuro), con tan estrafalario peinado, precursor del PUNK, ataca sin dudar.

El Hermano Ojo te vigila.-

Pese a que ORWELL, desde 1984, ya avisaba de este riesgo actual (la invasión estatal o privada en la esfera íntima del ciudadano), Kirby no lo plantea como una amenaza o una aberración, sino como una herramienta práctica de incalculable ayuda para la GPA de agentes con máscaras sin rasgos, en un intento de aparentar absoluta ecuanimidad (al no representar a raza o etnia alguna) y, sobre todo, al vigoroso OMAC. La GPA merece un capítulo (pues, en su intento de no favorecer o parecer ecuánimes, abraza el precepto fascista, nazi, cuando menos, de obtener una uniformidad de rasgos, ideas y criterios en general, descartando toda diversidad o variedad como una disidencia, al igual que hace todo régimen intervencionista), pero vamos cortos de tiempo y espacio.

A Kirby no le importaba nada tener un ojo en el cielo espía dotado de equipos ultrasofisticados capaces de violar su intimidad. Bajo el ambiguo precepto de que es por nuestra seguridad, bien merece la pena sacrificar ese derecho. Asumía que era un objeto del bien y destinado al buen uso. Reduccionista nato (bien/mal; blanco/negro), OMAC sobrevuela estos casos empeñado en mostrarnos las virtudes de sus músculos, adornando luego su acción con un sermoncito de moralina vacua tipo LLANERO SOLITARIO: El crimen nunca paga; casos que, por otra parte, tendrían que ser reflexionados como una parábola de determinadas conductas o modas (plano en el cual JUDGE DREDD, que guarda ciertos nexos con OMAC, barrena con excelencia).

Kirby, empero, deja pistas respecto a estas connotaciones, de nuevo para que sea el lector quien las muela y obtenga una conclusión. Pero esta vez se trata más de una carencia que de un recurso literario. Este tomo recoge historias que no pueden ser resueltas con una trompada y un El bien prevalece siempre. Esta vez, Kirby expone esa ingenuidad característica del norteamericano, que reposa en una fe absoluta en el Sistema. OMAC se enfrenta a una caterva de canallas, básicos y literales (atracadores, magnates corruptos, dictadores balcánicos -!-), pero sería completamente incapaz de afrontar una historia que implicase la corrupción del Sistema. Según la mentalidad de su autor, el Sistema puede tener fallos, pero nunca será corrupto.

No es tan santa.-

Como Kirby nos presenta a la GPA, que elige, secuestra, transforma, a Buddy Blank en OMAC sin consultarle su parecer. No tiene ningún escrúpulo en violar sus derechos, su albedrío. Se lo compensa surtiéndole, para culminar sus misiones, de artefactos dignos de un exagerado JAMES BOND. Por cierto, y pensando en el Hermano Ojo, que esto de GPA empieza a recordar al GPS… Hermano Ojo los tiene a todos posicionados.

Y, cuando menos te lo esperas….-

OMAC tropieza con su fin, algo sorprendente en una obra tan caracterizada por los clichés del tebeo de superhéroes. El deforme DOCTOR SCUBA (ya te vale, Jack; como lo del robo del Océano Pacífico, dando a entender que los océanos están limitados por barreras o diques), otro remedo del DR. MOREAU, arranca del vitaminado OMAC al escuálido Blank anodino, y proyecta el fin del propio Hermano Ojo, que no duda en morir matando (incluyendo al estupefacto Buddy).

Intuimos en esta acción que Kirby, más allá de un presunto golpe dramático en vistas a un continuará, echaba el telón, se despedía de DC, regresando a Marvel para presentar una versión mejorada de LOS NUEVOS DIOSES, en este caso, LOS ETERNOS.

¡Cliché, cliché!.-

El que apreciamos en Buddy Blank: un don nadie erigido, cuando menos, en semidiós. El cómic nos ha brindado (y, si la industria perdura, continuará haciéndolo) multitud de ejemplos de esmirriados (PETER PARKER) que, de pronto, rebasan la mitológica fuerza del proverbial CHARLES ATLAS. Como un mensaje de que aún los escuálidos alcanzarán el Reino de los Cielos, tened confianza y fe, especie de esperanza subliminal semejante a la de POPEYE con las espinacas, para las generaciones de chavales aterrorizadas por el matón del cole y sus sicofantes, de que algún día (y un poderoso rayo eléctrico mutante mediante), el flacucho del cole les tundirá de lo lindo (conquistando a la novieta de turno).

Kirby hace ese sorprendente giro, matando a OMAC, renegando del mensaje, despreciando su hipócrita insidia. Despoja a Blank (un nombre con connotaciones) de sus superpoderes y lo deja desnudo ante la vesania enemiga, confirmando el espíritu de derrota y pesimismo (como buena distopía) de la obra.

Recapitulando.-

OMAC ha sido servido en España casi a mala gana. El editor se ha limitado a cubrir unos parámetros y luego arrojó a las tiendas un producto que en ciertos mentideros se alababa como un hito inmarcesible.

Un abatimiento de alta intensidad, como síntoma de una sensación de fracaso, pende permanentemente de estas planchas, las cuales el REY del cómic no se ha esforzado sobremanera en ilustrar y que parece índice de lo vapuleado que debía sentirse al ver cómo toda la batería de colecciones que había ofrecido a INFANTINO, el jefe entonces en DC, eran canceladas. (Dato: las malas lenguas de la leyenda urbana afirman que Kirby saltó de la sartén MARVEL para caer en el cazo DC, sin obtener las ansiadas mejoras que el autor de los días de KAMANDI quería.) Y, como a modo de adiós, lega este pesimista OMAC a la posteridad, empavorecido por unas VISIONES PELIGROSAS del futuro que, no obstante, carecen del calado que su autor parecía perseguir.

No es nada notable el dibujo de Kirby, donde la perpetuación de sus tics artísticos se desvela con brusquedad, más que con habilidad. El entintado también va despachado, y no se precisa de una detallista observación para apreciar el notable descuido con el cual fue aplicado, tal como el que reflejan estas páginas, maltratadas aun por el editor español (¡el palabro feo!), cuyo papel, más que de reciclado, parece ese con el cual envuelven el pescaíto frito. Gris y triste, al amor del relato.

Mal que le pese a los incontables fans del progenitor de DARKSEID, Kirby no era un buen dibujante. Era más efectista que artista, muy eficaz, eso sí. Su dibujo adolece de críticas carencias y paseaba a sus personajes a lo largo de un número de posturas y expresiones reiteradas, tal como un tic mecánico, donde sólo cambiaba la indumentaria del creativo.

En cambio, tenía una prodigiosa habilidad para recrear monstruos, máquinas barrocas y complejas estructuras, impregnando de un dinamismo sui generis a sus figuras anatómicamente incorrectas que, junto con su fértil imaginación y pródigo volumen de trabajo, lo han situado con dignidad en el panteón.

Que las figuras de Kirby carecieran del poderío físico que hoy día se les atribuye a los superhéroes, sin duda obedecía al haber ilustrado, casi desde siempre, historietas de personajes convencionales. Kirby sabía (podía) reflejar lo cotidiano, incluso el terror como un elemento al margen de lo cotidiano. Pero se le escapaban los titanes de esa MITOLOGÍA AMERICANA que intentaba impostar en el acervo cultural. Su arte era, cronológicamente, rupestre, comparado con el de muchos dibujantes contemporáneos suyos, que dieron la talla a esos colosos que, hoy día, ocupan las viñetas de los tebeos de superhombres (y mujeres). Kirby se rinde a su pretensión de lírica HOMÉRICA: OMAC parece algún AQUILES, o ARES, o un LEÓNIDAS aturdido, de la GPA, que ya ha decidido qué nos conviene y qué no. Y, sino, a hostias OMAC te obliga a que lo aceptes.

Es llamativa, asimismo, la simbología del ojo presente en la obra, rasgo con el cual se identifica a Dios y a esas organizaciones secretas (MASONES, ILUMINATIS) que nos permiten intuir inquietudes ocultistas en Kirby.

Hemos decidido eludir mencionar la carrera de este desesperanzado OMAC (que llegó a juntarse con Kamandi, ¡nada menos!, como si sus Universos fuesen equivalentes, algo difícil de creer a tenor de lo leído en estas páginas), por encontrarse cumplidamente esbozadas en los textos de San Rafael.

Más importante nos ha parecido señalar las pistas oscuras que eclipsan el esplendor de esta civilización de avanzados logros técnicos, una mirada pesimista (como lo es el CYBERPUNK, distópico absoluto) a las entrañas del Hombre, que por mucho que avance la tecnología no será capaz, a su vez, de evolucionar, sino que empleará tales logros como herramientas, armas o formas más eficaces y multitudinarias de hacer aquello para lo cual está más que capacitado: oprimir, matar, vejar, chantajear, desde la época de las cavernas.

Lo mejor.-
La publicación de este clásico.
La página.-
La 4-5: Kirby manifiesto. El efectista dramatizando.
La viñeta.-
La 3, página 124. ¡Invitado estrella!
La frase.-
-Yo no importo. La paz, sí.
Lo peor.-
D. Bruce Berry.

Reseña de Antonio Santos

Errata en Malos Tiempos II

Errata en 36-39. Malos Tiempos vol.2

La primera edición del libro que Glénat ha lanzado como novedad 36-39. Malos tiempos II, de Carlos Giménez, tiene 2 páginas intercambiadas, la número 32 con la número 33 de su foliación interna. La editorial pondrá a disposición de los lectores una nueva edición corregida en el plazo de tres semanas. Aquellos que adquirieron el tebeo defectuoso podrán cambiarlo gratuitamente por el correcto en su lugar de compra habitual.

En la imagen, la cubierta de esta segunda entrega de historietas sobre la guerra civil española obra de Carlos Giménez.

viernes, 28 de marzo de 2008

PALABRA DE HUMOR CERRO CON SIR CAMARA

EL CICLO DE CONFERENCIAS PALABRA DE HUMOR, ORGANIZADO POR LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL MENÉNDEZ PELAYO EN CUENCA, CULMINÓ EL DÍA 25 DE MARZO CON LA PRESENCIA DEL HUMORISTA GRÁFICO ‘SIR CÁMARA’

Un broche de oro para este ciclo de conferencias en torno a este medio y a este lenguaje, pues Ricardo Cámara Lastras es no sólo uno de los más veteranos dibujantes satíricos españoles, también es un hombre de inteligencia afilada y experimentado, conocedor del ámbito de su profesión y de los límites de sus obras. No hemos podido conocer el contenido de su conferencia porque los medios de información conquenses no lo reprodujeron, ni un extracto, pero sí hemos tenido acceso al folleto de presentación, muy bien escrito, cedido por la UIMP a los asistentes al ciclo, y también a las dos entrevistas que se le practicaron por dos periodistas locales.

Reproducimos lo más destacado de estos tres documentos y sus fotografías de acompañamiento:

«Nacido en Madrid en 1952, Ricardo Cámara Lastras, “Sir Cámara” tras iniciar su andadura profesional en los estudios de unas cuantas agencias de publicidad, comenzó a firmar con el que ya iba a ser su seudónimo habitual en El Diario de Cádiz, iniciando una trayectoria cuyo siguiente paso le llevaría a la redacción de una revista tan emblemática dentro de la historia del humor español como fue La Codorniz. Llegarían luego sus colaboraciones en diarios y revistas tales como Pueblo, Nuevo Diario, Informaciones, Cambio 16, Diario 16 (formó parte de su equipo fundador), La Vanguardia, Madrid, Marca, AS, El Faro de Vigo, El Diario de Ibiza, El Norte de Castilla, Cinco Días o Interviú dentro de una lista de nunca acabar donde habría que citar asimismo Madridiario, Gaceta Fiscal, Computer World, Setas y Plantas, Patagón o Vía Libre amén de sus colaboraciones en la agencia de noticias Fax Press. También cabría recordar sus colaboraciones en la desaparecida revista conquense El Banzo, alguna de las cuales, por cierto, mereció la atención cercenadora de la censura.

A su faceta como humorista gráfico hay que añadir sus trabajos como colaborador radiofónico en Radio El País o en Radio Cadena y su meritoria aventura como director de una pequeña emisora de FM en Fuente El Saz de Jarama. También cabe señalar los artículos firmados en distintas publicaciones con sus otros alias de Daniel Gálvez, Signatario o Martín Zalacaín. Y por supuesto su abundante presencia editorial con una nómina de libros entre los que figuran títulos como “De la Moncloa a los Mundiales”, “El Camarasutra”, “Madrid, nada más lejos de Cuenca” (publicado en 2002 por la editorial conquense Alfonsípolis) “La guerra que en paz descanse”, “El libro de José” (con José María Aznar como protagonista), “Sola, o en compañía de otro”, o el más reciente: “Homo scrotalensis” autocalificado por su autor como un libro de autoayuda para padres con adolescentes. Todo ello aparte de la aparición de sus tiras y viñetas en numerosos volúmenes colectivos como, por citar tan sólo un par de ejemplos, “El humor universal en El Quijote” fruto de la muestra que, con idéntico epígrafe y organizada por la Empresa Pública Don Quijote itineró por nuestra región al hilo del Cuarto Centenario de la obra cervantina, o “Humor a toda vela” hijo a su vez de otra muestra organizada con ocasión de la celebración en Valencia de la Copa América. Y hablando de exposiciones hay que recordar la llevada a cabo en el Centro Cultural Aguirre de Cuenca en mayo de 2002 para la que cedió ciento doce de sus dibujos a beneficio de la Asociación ASPADEC.»

De la entrevista que le practicó Jesús Huerta para el diario Cuenca y que apareció en la página 12 del complemento VIVIR de la edición del día 26 de marzo extraemos estas perlas:

«Yo comencé mi andadura cuando era ‘chavalín’, en Cádiz. Me quedé sin dinero para volver a Ma­drid, y conseguí que me dieran alo­jamiento y empecé a dibujar una viñeta durante una semana y me­dia en el Diario de Cádiz. Con eso conseguí pagar el billete de vuelta para regresar. Así empezó la histo­ria. Luego continué y fui a la redac­ción de La Codorniz y conseguí que me dieran trabajo en este se­manario, apodado ‘la revista más audaz para el lector más inteligen­te’, pero cuando cayó la primera sanción administrativa cerraron la revista, y nos quedamos un mon­tón de dibujantes en la calle. El dia­rio Pueblo, que era el órgano del sindicato vertical, nos dio cobijo, y crearon una sección de humor. Allí coincidí con un amigo de Cuenca que conocía a la gente de El Ban­zo, y comencé a colaborar desde Madrid, al igual que hago ahora a través de la agencia Fax Press.

(…) ¿Cómo se convierte uno en humorista gráfico?

Yo trabajaba en agencias de pu­blicidad y allí se hacían dibujos, montajes, fotografías... Llega un momento en el que quería hacer muchas cosas para las que me fal­taba formación. Así, producto de una mente inquieta, decidí dar el salto al medio prensa, a dedicarme a interpretar el acontecer diario, y eso te lleva a lo que se a podido ver 35 años después. Entonces te das cuenta de que te conviertes en un cronista de la historia, vas hacien­do interpretaciones día a día y vas dando forma a la historia más re­ciente Y en eso estamos.

(…) ¿Le gusta ‘dar caña’ desde su tira? ¿Es esa la misión del humo­rista gráfico?

La obligación de cualquiera que se dedica a la sátira y a la críti­ca, entendida como remover con­ciencias, es la de sacudir y no dejar a nadie derecho para que esas con­ciencias no se apoltronen. Hay que dar y dar fuerte contra todo poder establecido, a un sitio o a otro, que es algo que algunos no entienden. A mí no es que me guste dar a uno en particular, lo que ocurre es que en el día a día hay quien te da más motivos. Lo hemos visto en ios úl­timos años, que no han sido una legislatura sino una’legisladura’. Ha sido la política del todo vale en la que cualquier cosa servía para hacer ruido y por tanto, para difi­cultar la gobernabilidad.

Hablaba antes de que ya con la Codorniz, topó con la censura. ¿Se la ha encontrado frecuente­mente?

Todos tenemos alguna cicatriz de guerra. Yo tuve una en 1978, por causa de Blas Pinar, un dirigente de la ultraderecha que, afortuna­damente, poca gente recuerda, y que me pedía nueve millones de las antiguas pesetas. Aquello fue un sinvivir, porque este tipo repre­sentaba a gente muy exaltada, que de alguna forma te podían identi­ficar por la calle y partirte la cara. Llegamos a los tribunales, llevé de testigos a algunos colegas, como Forges y Fernando Onega, y allí nos vimos las caras. Ya estaba a punto la causa por desacato a un tribunal militar, imagínate... Finalmente la Audiencia sobreseyó el caso, por­que yo no había dicho nada que no hubiera dicho otro medio du­rante esos días, que Blas Pinar era el responsable de los atentados que cometía la ultraderecha espa­ñola, no directamente pero sí arengaba con su comportamiento a que la gente se tomara la justicia por su mano.

¿Aún hay que ir con cuidado?

Ahora la censura está en otros sitios. Hay una autocensura por­que, principalmente, tienes que seguir viviendo de esto. Los límites nos los ponemos cada uno. Yo no soy partidario de vulnerar los prin­cipios que marcan el buen gusto, la decencia entendida como el respeto a la intimidad de las perso­nas... También hay que saber en qué empresa periodística, para qué banco, en definitiva, trabajas.

(…) ¿El lector de hoy en día com­prende el humor gráfico?

Te voy a contestar a la gallega. ¿Tú conoces al autor de las carica­turas de Mahoma?

No.

¿Y el que hizo la portada de los príncipes de El Jueves?

¿José Luis Martín?

No, el autor de la portada es Guillermo. Fíjate lo que han tras­cendido estos dibujos, pero no se conoce a sus autores. No nos co­noce nadie, salvo cuatro obsesivos seguidores de nuestro trabajo, que saben los puentes que tenemos en nuestra dentadura postiza. Pero en general, le suena Mingóte a los más mayores, y los funcionarios recortan el chiste de Forges para colocarlo en su despacho, y poco más. Yo llevo 35 años en esto y no me conoce nadie. Hubo un tiem­po en el que los caricaturistas éra­mos un vehículo de los políticos en la Transición. Era nuestra ma­nera de meter el hombro, porque nuestro mensaje llegaba más pronto que cualquier editorial, en un país en el que siempre se ha leí­do poco. Nos utilizaron, y me pa -rece muy bien, y a estas alturas hay dibujantes de izquierdas y, afortu­nadamente, de derechas.

¿Cuál es el personaje que más juego le ha dado?

Va por épocas. Rajoy tuvo una precampaña que me llevaba a sacarle todos los días. Antes fue José María Aznar, al que le dediqué un libro cuando dijo que no se pre­sentaría a la reelección, ‘El libro de José’. ¡Fue una panzada a dibujar Aznares! En los últimos años de Fe­lipe González también lo dibujaba como un púgil desfondado, a pun­to de morder el polvo. Es el día a día el que te marca los personajes.

¿Y Zapatero?

Zapatero da juego en la medi­da que lo da. Es un hombre tan funcionario, y como el físico pare ce que le acompaña... Puede que esta segunda legislatura actúe de una forma más presidencialista, pero mientras no me dé motivos para situarle en el plano de la mal­dad, y hasta ahora no me los he en­contrado, le sitúo más bien en el terreno de la casualidad, de la sim­pleza... Me tiene que dar argumen­tos, quiero verle gobernar y creo que esta va a ser su legislatura.»

La periodista Mamen Eslava del diario El Día le practicó una entrevista muy corta que apareció, con foto más risueña, el mismo miércoles, y si bien únicamente le planteó cuatro interrogantes las respuestas de Sir Cámara fueron de lo más lúcidas. Reproducimos el núcleo de la entrevista al completo:

«¿Cuál cree que fue el papel de los humoristas gráficos en el Franquismo y durante la transi­ción?

Después de muchos años de profesión te paras en la cuneta a pensar en para que servimos, en cómo éramos y en como so­mos y te das cuenta que en aque­llos finales del Franquismo aportábamos algo porque fue una etapa muy dura y nos utili­zaron, y nos dejamos utilizar, para que el tejido social de este país se fuera movilizando. La opi­nión se hacía más digestiva a tra­vés de una viñeta gráfica o una tira.

¿Qué rumbo ha tomado ahora el humor gráfico?

Ha evolucionado mucho y eso es positivo porque gente que esta en una posición en otra se expresa, más o menos para­petada en medios de uno u otro signo, pero la pena es que no hay un vivero de nuevas pro­mesas porque no hay gente con habilidades plásticas y suficien­te criterio periodístico para trasladarlo a la opinión públi­ca.

¿No cree que haya cantera?

Hay gente que maneja muy bien el ordenador y la infografía pero yo considero el humor gráfico una subespecie del pe­riodismo, por ejemplo en Fran­cia se reconoce como tal con una asignatura específica. Aquí hemos sido los hijos pequeños y pobres, a los que sólo se nos pregunta cuando hay de por medio alguna buena causa.

¿Qué momento vive la profe­sión actualmente?

Estamos en un impass en el que unos hacen que hacen, los que hacen y dan permanecen ignorados, y al final, hemos quedado como elementos or­namentales, claro que unos con mayor repercusión econó­mica que otros (ríe). Para ser muy gráfico, el humor gráfico es como una preciosa nave que navega con muchos remeros en la bodega y dos o tres que van tomando el sol en la popa.»

Informó: Alberto González Martín

Fotografías: la superior fue la que constaba en el folleto de la UIMP, las restantes fueron tomadas por fotógrafos sin identificar por los diarios Cuenca y El Día, respectivamente

miércoles, 26 de marzo de 2008

CONFERENCIA DE JUNCEDA (1936)

ASSAIG SOBRE L’HUMORISME GRAFIC

Conferència donada el dia 5 de febrer del 1936 a l’INSTITUT CATALÀ DE LES ARTS DEL LLIBRE por Joan G. Junceda (G.B.S.A., Barcelona, 1936)

Coqueto librito editado a modo de separata, aunque no se incluyó en un volumen mayor, compuesto con mimo en 80 páginas, todo escrito en catalán, que se aderezan con media docena de reproducciones de viñetas de Daumier, Busch, Apeles Mestres, Caran d’Ache, Cornet y Nogués. Se trata de un cuerpo documental sobre la historieta y el humor gráfico poco tenido en cuenta en nuestra ‘literatura’ sobre ambos medios y menos citado aún, y no reviste de escaso atractivo.

El interés de esta obra radica precisamente en que se trata de un trabajo de corte pionero debido a que en 1936 no habíamos disfrutado de muchas reflexiones sobre la labor de los dibujantes satíricos o de historietas. A Junceda sólo se le adelantó Octavio Picón, que publicó aquellos Apuntes para la historia de la caricatura en 1877 (Establecimiento tipográfico de J.C. Conde y C.ª). Luego, en nuestra bibliografía le siguieron los trabajos de Junceda: Els Homes d’En Patufet (Editorial David, 1925), y este Assaig sobre l’Humorisme Gràfic, primeros estandartes de la importancia de profundizar de un modo teórico en la labor de los satíricos y los dibujantes, que luego continuarían autores como Salvador Bori o Emilio Freixas en los años 1940 y José Llobera y el propio Junceda en los 1950.

Por lo tanto este libro nos interesa por lo que tiene de introductorio, por formular, en el ámbito académico además, una tímida teoría para comprender un modo de expresión que el autor define claramente en el título: Humorismo gráfico. Lo hace reordenando los conceptos que entonces ya se tenían muy asumidos para cierto tipo de literatura, el humorismo literario, y que el autor extiende en el interior del libro a la historieta, medio al que se refiere concretamente así conocedor como era de los periódicos para la infancia y los semanarios satíricos que ya habían impostado esta denominación de nuestro medio allá por las décadas finales del siglo XIX. Sí, antes de que comenzaran en los EE UU a usar masivamente ‘comics’ para definir el medio que siempre quisieron apropiarse).

Junceda fue un hombre inteligente y cultivado. Conocía bien la historia de las publicaciones dibujadas europeas y mucho las catalanas. Además, a esta altura, ya era un profesional del medio bien considerado, uno de los mejores estilistas de su tiempo. Su conferencia, por su carácter, es muy amena; y lo es porque peca de poco científica y de echar mano de lo metafórico para introducir a sus oyentes en materia. Así, Junceda parte de un cuento popular (de Lagerlöff) en el cual un elemento de un grupo se queda sin nada en un reparto y, finalmente, compadeciéndose de él, todos los agraciados le donan algo y, a la postre, resulta ser el más beneficiado. Para definir este medio Junceda genera un relato similar: Dios le había dado una facultad a los pintores, otra a los literatos, otra distinta a los escultores, otra a los músicos, etc., … pero se olvidó de los caricaturistas. A la postre, todos los demás artistas convinieron en donar una parte de sus cualidades a los humoristas, que se acabaron beneficiándose de todos sus dones. Y añade Junceda:

«També hem de fer constar una cosa: Qui es va mostrar mès generós amb el pobric va ésser el poeta.»

Y a partir de ahí encadena una serie de descripciones en las que ve al humorista como reflejo de los poetas y, con ellos, todos acaban definidos como los «pintors de l’esperit, un amb la ploma i l’altre amb el llàpiç». Bonito.

A partir de ahí no retuerce su discurso el conferenciante para encaminarlo por las rutas académicas. El contrario, deja en el aire esta idea del ‘poeta de la línea’ y aborda algunas ideas adelantadas para su tiempo pero que también añaden lastre a la teoría sobre ambos medios: el paralelismo entre el fenómeno de la imagen cinematográfica y la imagen de la historieta, entendida esta como medio que aglutina a humoristas gráficos e historietistas. Junceda acierta al pensar que el humorista comprime en una sola imagen un conjunto de imágenes, pero al compararlo con la ‘compresión’ de un conjunto de fotogramas en un movimiento ya está estableciendo una dependencia de medios que, como sabemos, hemos venidos sufriendo desde que el cine se impuso en la cultura como la mayor de las artes humanas.

Dicho todo lo anterior, Junceda aborda la segunda parte de su conferencia, en la cual traza un recorrido histórico sobre la evolución de la caricatura y del humorismo gráfico. He aquí otra losa: la proyección hasta tiempos remotos en busca de los avales creativos, artísticos o narrativos que hacen comulgar este medio con la creación humana duradera. Es decir, nos habla de pinturas rupestres, vasijas con ‘caricaturas’, frisos con figuras deformadas, pinturas con deformaciones premeditadas… que en realidad no fueron, como él afirma, precursores del humorismo gráfico moderno. Fueron simplemente: pinturas rupestres, artesanía alfarera, escultura burlesca, deformaciones pictóricas.

Donde si acierta es al declarar que el gozne de los siglos XVIII y XIX fue la válvula de expansión de la sátira dibujada, tras la cruenta Revolución Francesa, y cita con tino la figura de Holbein, a Brueghel luego, Goya más tarde, hasta llegar a Daumier, acaso el gran renovador de la sátira gráfica y maestro de todos los que luego siguieron.

Resulta muy interesante el fragmento del libro, págs. 20 a 22, en el que habla de Guillem Busch (sic), a quien señala como transformador de «la moderna historieta dedicada als nens», porque se ocupa antes del movimiento que de la descripción: «Es pot dir que no dibuixa anatomies, sinó fisiologies.», y porque luego lo identifica como:

«un precursor dels moderníssims dibuixos animats del cinema. Tant ell com Caran d’Ache o el nostre Apel.les Mestres, conreadors d’aquesta mena d’ historietes cinètiques es sentirien continuats pel modern Walt Disney i li envejarien la sort d’haver pogut servirse d’una “tècnica” tan formidable.»

Olé! Poca veces un teórico ha señalado la ruta contraria en la evolución de ambos medios: cine y animación beneficiados por los progresos de los creadores dibujantes, y no al contrario.

En el resto del trabajo Junceda habla de los autores franceses y de los españoles más sobresalientes, los citados y Cornet, Nogués, Llaveries, Castanys, etc., y referencia las publicaciones humorísticas más importantes de su tiempo en el entorno catalán.

El autor no extrae conclusiones en este mini ensayo pero sí que planteó, en una época tan lejana, algunas de las claves de ambos medios, que quizá hubieran sido continuadas por otros teóricos y profesionales si no hubiese sido aquel el año del sollozo y de la incivilidad.

Un documento pertinente, de base.

Imágenes: cubierta del libro e, inmersas en el texto, dos páginas del interior que se citan en el texto.

Reseña de Manuel Barrero

VOCABULARIO DE EL ROTO

Muestra VOCABULARIO FIGURADO 2, en Zamora

La sala de exposiciones de la Biblioteca Pública de Zamora acoge desde el día 12 de marzo una muestra de viñetas satírica de El Roto, dibujante de El País, seleccionadas de entre las incluidas en su libro Vocabulario figurado 2, recientemente publicado por la editorial Círculo de Lectores. La misma editorial colabora en la organización de la exposición, que cuenta con el patrocinio de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.

La muestra permanecerá en la Biblioteca Pública hasta el próximo 13 de abril, en horario de 10 a 14 horas y de 19 a 21 horas, los laborables. Domingos y festivos, de 12 a 14 horas.

Resulta interesante leer la reseña de Jesús Hernández publicada en el diario La Opinión (y reproducido en su web laopiniondezamora.es). Más interesante es, aún, el prólogo de Felipe Hernández Cava que se reproduce en la memorabilia del evento, extraído del libro, del cual nosotros tomamos esta muestra:

«De ahí que sus imágenes [las de Rábago] sean, por un lado, cada vez más rotundas y nítidas en cuanto a la precisión de su dardo, pero, al mismo tiempo, más vivas gráficamente, con esa línea que parece respirar y vibrar como un apunte y que a ratos me recuerda la ligereza de los lápices de Daumier en sus últimos años o de Wihelm Schulz, el más notable utilizador del grafito en aquel legendario Simplicissimus.

He aquí, pues, a un dibujante tratando de desembarazarse de la atrofia de una serie de hábitos que juzga irreconciliables con la finalidad de su tarea y al que he tenido la suerte de ver cómo madura sus ideas mentales hasta encontrar, a veces al caba de varios días, la imagen más idónea para provocar en el receptor el efecto deseado como un rompeolas frente a la fraseología política en la que el máximo empeño es defender lo indefendible.

El Roto es sincero a fuer de permitir que el sentido escoja la imagen, y no a la inversa, como reclamaba Orwell para la palabra allá por 1946, y es amigo de llamar a las cosas por su nombre, para lo que tiene que acortar el punto de vista, el artístico y el moral, sobre esa galería de personajes arquetípicos que, desde determinada distancia, podrían parecer hasta respetables.»

En la imagen, cartel de la muestra

Informó: Alberto González Martín

lunes, 24 de marzo de 2008

SOLO, de CORBEN (Planeta)

SOLO – RICHARD CORBEN. EL TEBEO EMBUSTERO.

Por Antonio Santos (de su serie “La voz en el desierto”, entrega 43)

Cópiatelo: desde que QUENTIN TARANTINO puso de moda en PULP FICTION lo de la entrada de voz de diccionario (sobre pulp), no ha faltado el listo que lo haya copiado/explotado, llegando a transformar lo que fuera un toque de distinción o genialidad en una recurrente y estomagante mediocridad.

En la portada interior de este tebeo, lo primero que nos salta a la vista es la entrada a la palabra SOLO, limitándola al ámbito musical, en vez de ensalzar el carácter individual y la labor en solitario del autor reseñado. Si la obra versa sobre UNA PERSONA SOLA, ¿qué pintan LEE LOUGHRIDGE, JOHN ARCUDI y DAVE STEWAR en este solo interpretado por Corben?

Datos técnicos.-

SOLO, nº 2. Richard Corben. Iniciativa DC COMICS editada en España (¡el país que se quiebra bajo las arremetidas secesionistas!, nos alertan) por PLANETA-DeAGOSTINI. Autor: Richard Corben (que, con técnica JUAN PALOMO se ventila el guión, el dibujo, la tinta y el color), con una ayudita de los mencionados John Arcudi (cuyo papel ignoramos) y Lee Loughridge y Dave Stewar al infocolor. Traducido por RAÚL SASTRE. Corregido por MERCE. Rotulado por DAVID VALENCIA. Editado en 2005 y aparecido en 2006 por estos lares. Tebeo de grapas de 50 páginas (de papel satinado) al coste de 3’95 euros.

De qué va.-

Recopilatorio de cinco relatos marcados por el característico estilo gráfico de Corben, quien ha aumentado la potencia neumática de sus personajes con el empleo (muy notable, por cierto) del color por computadora.

Historias de hoy y siempre.-

No podemos exaltar el contenido de las tramas argumentales de ninguna de estas historias con los mismos y grandes y superlativos términos que, en cambio, se merecen los trazos de este otro gran veterano del UNDERGROUND, asimilado en el Sistema del mismo modo que otros autores del género: a base de cheques y estatus. El dibujo aún puede aspirar a ser grosero, desenfadado, escatológico, mordaz o designado con cualquiera de los términos contraculturales o anticulturales o anticonvencionales o ateos usuales aplicados. Pero, en el caso de Corben, plenamente integrado en la industria, la cual le ha permitido manosear a algunos de sus más convencionales iconos (THE HULK, BATMAN, HELLBLAZER…) ya no es más que su rasgo distintivo, una forma, si se quiere, burda de dibujar determinadas características anatómicas, haciéndolas provocativas hasta lo grotesco (atrayendo sobre sí la malévola interpretación psicológica de que si sobrecompensa, anhela o envidia… resultando finalmente que el tío es así porque sí), mero anzuelo para prender el ojo del lector.

Las historias, valoradas argumentalmente, son tópicos clásicos (sobre la envidia, el asesinato, la codicia, la venganza, la reflexión…) cuyo germen podemos hallar en los VAMPUS, RUFUS o DOSSIER NEGRO (o en los más recientes volúmenes de la BIBLIOTECA DEL TERROR o de la CIENCIA FICCIÓN del material de EC) que cierta nostalgia pudieran concitarnos. Empero, hay tres historias que merecen nuestra atención: EL CÍCLOPE, donde, de modo dramático y crepuscular, el superviviente culto de una raza extinguida relata su fin y el barbarismo de la especie triunfante, a base de brutalidad y astucia; LA PLAGA, adaptación sui generis del cuento LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA, de E. A. POE, con un giro final mordaz y una puesta en escena cruda, al modo visceral Corben de mostrar la leprosería y los personajes desagradables y toscos (generalmente faltos de dientes y desfigurados por rictus faciales de degenerados mentales); LA DESAPARECIDA, protagonizado por el ¿superhéroe? ¿antihéroe? EL ESPECTRO, que al contrario que el puñetero niño de EL SEXTO SENTIDO (¡ese abominable tostón!) ve muertos todo el tiempo, no a ratitos. Pero tampoco es una historia intensa, sino un episodio de LEY Y ORDEN: ACCIÓN CRIMINAL con vagos clichés de NOVELA NEGRA trufados con el toque vengativo y sobrenatural sello de El Espectro, ese temible irlandés, remedo macabro de SAN PATRICIO, a tenor del color de su capa.

Las otras dos historias que engrosan el tebeo (EL TESORO DE BELZON y LA VUELTA A CASA) tienen un interés apenas pasajero. Son de ésas cuyo final se intuye casi desde el principio. Acaso el final de La vuelta a casa sea lo que la distinga ligeramente (sin alcanzar originalidad; como ya hemos señalado, todo cuanto ofrece este ALBUM BLANCO de Corben nos es muy familiar), porque El tesoro de Belzon sólo se sostiene por el dibujo (el de la tía buena neumática, los villanos mellados con ese rictus facial y las barbas de cerdas de alambre.)

El color, el color….-

Es el recurso superlativo de este tebeo. Inevitablemente, el ojo del lector se va, rápido, al uso de la paleta y los recursos informáticos que se han aplicado tanto en El cíclope (que parece a punto de saltar del papel, más que con un efecto de 3D, un relieve capaz de engañar al tacto) como en La plaga, donde el brillo y las tonalidades resultan tan luminosas y peculiares como opaco e infame es el carácter del protagonista: desalmado, cruel/cobarde, oportunista y egoísta.

Pero sigue siendo El cíclope la mejor de las historias y en todos los aspectos. Durante un momento, el giro final casi la hace parecer original, engatusados por el color y sus resultados, aplicados para obtener ese efecto de volumen, especialmente en el poderoso cíclope, que emula a todos los héroes CORBENIANOS: de cintura enjuta y miembros musculosos, compactos y engañosamente romos.

Es curioso el intenso simbolismo obsesivo como la raza de visión estereoscópica, enemiga de la cíclope, se adorna con ojos adicionales (pintados, como colores tribales de guerra), y si este scriptor no anda muy errado, ambos guerreros son, en realidad, féminas bélicas (otro detalle significativo: el cíclope es macho. ¿Un hombre? ¿O varón? ¿Cómo, a tenor del lenguaje no sexista, se define?)

¿Tiene vigencia el underground?.-

Ya hemos acabado la reseña. El tebeo no da para más, porque todo su grueso lo constituye su dibujo, faceta en la cual no vamos a insistir. Nos da tiempo para trazar una digresión y plantearnos, según la etiqueta con la cual se identifica a Corben (reiterando en ella, pese a sus trabajos OVERGROUND), si el underground, un movimiento asociado a la acracia, las drogas, un beligerante pacifismo y la contracorriente convencional/cultural, posee fuerza y vigencia. Es obvio que, ya, no. Aún puede asombrarnos o escandalizarnos con algunos ejemplos, pero como fuerza anticonvencional de choque, crítica y mordaz, ya ha sido totalmente integrada en el Sistema, que lo ha asimilado con dinero y lujos, incorporando sus mensajes contestatarios como leyendas de uso cotidiano de la cultura actual. (Al sobornarlo con prebendas, de paso, el Sistema ha expuesto la faceta hipócrita del movimiento. Ninguno de estos autores underground –con independencia de sus ideas, las cuales no valoraremos- desprecia los réditos que su obra genere –cosa también discutible-. No los donan a la causa. Luego pueden poner a parir al Sistema y decidirse a luchar contra él, pero cuidando de que sus réditos no queden perjudicados.) Un ejemplo no muy descabellado de esta integración puede ser MARSHAL LAW, cuya temática fue originalmente tachada de pornográfica, y en algunas viñetas, el tratamiento es claramente underground.

En la rápida sociedad digital en que nos movemos, en la que el egoísmo, el capitalismo, la quiebra de valores e instituciones, etc., han adquirido otro lenguaje, el underground es una extravagante reliquia. Ha sido barrenado por la misma contracultura que lo inspiró. Si el underground satirizaba y deconstruia la Iglesia y su mensaje (por ejemplo), desenmascarando sus hipócritas contradicciones, esta nueva moda de la apostasía, que tanto e inmerecido eco está obteniendo en los medios de comunicación (no de información, por cierto), como si se tratase de un invaluable hito médico (la cura radical/total del cáncer), lo ha superado con su vehemencia. Ha llevado la grosería un paso más allá: al insulto, al enfrentamiento.

El capitalismo ha triunfado e impera. Aun los más acendrados enemigos del Sistema (los “antisistema”) se atavían con prendas de marca y usan aparatos de vídeo y MP3; convocan mediante Internet (un medio militar americano) actividades en contra del Sistema, convencidos de que sin su aplicación su mensaje no llegaría a ninguna parte. Y eso no es usar al Sistema en su contra; el Sistema les prohibirá su acceso cuando quiera. Su ideario político es un absurdo insostenible. Vituperan al dinero y al trabajador encadenado a una labor para obtenerlo, sin que ellos planteen alternativas válidas, concretas y prácticas, al capitalismo. Odian y desprecian a Dios y al fetichismo religioso, pero ellos, a su vez, tienen ídolos sustitutivos a quienes les dedican igual devoción. No son ateos puros. Y, francamente, renegar o hacer apostasía de una religión para abrazar luego otra es una estupidez: ambas son religiones, reglamentadas con exigencias, ritos y valores quasi equivalentes. La postura del agnóstico es, en este caso, más honesta.

Los antisistemas pretender ir de underground y de sus personajes, pero es un disfraz para cubrir una poco brillante etapa de sus vidas y su formación.

Recapitulando.-

Este tebeo se enmarca dentro de una propuesta editorial más para sacarnos los cuartos. Solo trata de aglutinar o lo más granado o lo más significativo de un dibujante, como en este caso hace sobre la extraña versatilidad de Corben. A grandes rasgos, es una inversión aconsejable, siempre y cuando no esperemos encontrar nada más de lo que encuadran sus viñetas. Flojea, apenas cumple, en el orden de sus argumentos, convencionales, pero que, por su dibujo, nunca podrá ser tomado por mediocre. Todo lo contrario.

  • Lo mejor.-
  • El cíclope.
  • La página.-
  • La 17.
  • La viñeta.-
  • La 5, página 43.
  • La frase.-
  • Ojalá pudiéramos resaltar una.
  • Lo peor.-
  • El carácter tópico de su contenido

Reseña de Antonio Santos

jueves, 20 de marzo de 2008

RECUERDOS DE ROBERT CRUMB


R. CRUMB. RECUERDOS Y OPINIONES

La primera edición de este grueso libro que repasa la vida del gurú del underground estadounidense y que se publicó por fin en España a finales de enero, hace cosa de dos meses, fue sonada. Tras años de reclusión en un pueblecito francés, saliendo lo justo para la media docena de exposiciones que le han montado en Europa, Peter Poplaski convenció a Crumb de lanzar un libro nutrido con las conversaciones mantenidas entre ambos a lo largo de muchas horas, el cual fue aderezado con un nutrido grupo de fotos, ilustraciones, viñetas, carteles, muchos dibujos inéditos de Crumb. El libro fue editado en 2005 y se lanzó con gran despliegue mediático, con los Crumb (él y su inseparable esposa neumática Aline) protagonizando una tournéela Global Rhythm.


Tras aquello, los editores del libro declararon quiebra y desaparecieron sin pagar una libra a los autores. Dos años más tarde, la traducción que en España se había pactado en 2006, ha visto la luz en una edición decorosa en las formas aunque con algunos defectos en el fondo. Por ejemplo, erratas. Por ejemplo, la rotulación de los textos de las viñetas es espantosa. Otro por ejemplo, algunas reproducciones salen demasiado movidas. Y un último por ejemplo, los tres traductores hacen malabarismos con el diccionario y nos encasquetan palabros como “aprodó” (página 86), “enjaretado” (69), “goliárdico” (200), y en este plan.
promocional desusada para ellos. En el Reino Unido, donde Press les publicó, todo fueron halagos: la prensa inglesa se volcó con reseñas laudatorias, les organizaron fiestas para el lanzamiento del librazo, y en los EE UU hasta llamaron a críticos de arte para comparar al padre de Mr. Natural con Bruegel y esas cosas (que Crumb declaraba odiar tanto en su libro, precisamente).

No importa, porque a la postre es un buen texto. Robert Crumb (Filadelfia, 1943) se revela aquí, con ayuda de su amigo Poplaski, como un espíritu libre de vasta cultura y una gran sensibilidad para la comunicación. En el apasionante aunque corto relato de su vida que nos brinda en este grueso libro, leemos entre líneas el grave peso de la religión en su infancia, el constante fustigar del pecado, la insistente presencia de su madre o la dominación ególatra de su hermano (malhadado el pobre, como pudimos comprobar en el documental sobre la vida del dibujante firmado por Terry Zwigoff). Leemos cómo creció intentando vivir sujeto a un episodio de Laurel y Hardy, vistiendo aquellas ropas de dos décadas atrás, simulando adaptarse a las costumbres retrógradas y racistas de Milford, donde residió una temporada. De aquello quedó el eco del jazz, que nunca ha abandonado.

Qué interesante resulta conocer cómo él y su hermano confeccionaban siendo chavales sus propios cómics, los titulados Foo!, tebeos completos, en tiradas de 300, grapados y vendidos de puerta en puerta o en su instituto… sin éxito. Qué paradójico resulta conocer su facilidad para pintar al óleo y su gran capacidad para el naturalismo (obvia por otra parte al mirar con atención los fondos de sus viñetas). Y qué simpático saber que su vida profesional arrancó en una empresa de tarjetas postales humorísticas o románticas que él dibujaba y pintaba delicadamente hasta que se cansó de todo y huyó.

Crumb huyó de todo en 1967. De su esposa primera, de los convencionalismos, de lo aceptado, de la seguridad, de su madre, del miedo inextinguible a la figura de su padre, de sí mismo. Y, claro, la huida terminó en la droga, entre los hippies de San Francisco. A partir de ahí, todo es historia: intentos de publicar historietas en plena florescencia underground, éxito con sus personajes más conocidos (todos creados bajo los efectos del consumo de LSD), trabajo, trabajo y trabajo. Sí, porque mientras los colegas y los amiguetes de los allegados se drogaban en su salón o follaban en su dormitorio, Crumb trabajaba y trabajaba constantemente. Su prolificidad no declinó jamás.

Crumb nos relata aquello con cierta tristeza. También con furia, sobre todo al rememorar cómo la movida underground fue rápidamente fagocitada por el sistema y las industrias culturales para hacer de toda aquella frescura un atractivo producto de consumo. Por eso Crumb mató a Fritz el gato, harto de que lo consideraran un representante heroico de los cómics antisistema. Por eso Crumb siempre renegó de las adaptaciones cinematográficas y teatrales de sus personajes (cuatro al menos). Por eso Crumb tildaba de estúpidos a los que no entendieron la mayoría de sus mensajes, como el ‘Keep on truckin’, que pretendía hacer pasar por lelos a los ciudadanos comunes y estos se lo apropiaron como un emblema de su propio optimismo capitalista. Por eso, en fin, Crumb ningunea a los elitistas que le compararon con grandes pintores o que han analizado sus obras de historieta como obras de arte. Todo vano. Todo basura.

Hay un momento del libro en el que Crumb habla de “astracanadas sin pretensiones” cuando cita ciertos tebeos que le influyeron, en otro párrafo define los comic books de acción y superhéroes como simples muestrarios de bofetones puestos ahí por “fuerzas de opositores”. Crudo y veraz, Crumb, con ayuda de Poplaski, nos brinda en este libro un rato largo de lectura muy grata sobre la vida de un icono de la contracultura estadounidense, la descripción de un fetichista obsesionado por el sexo, la sombra encorvada de un hombre frágil que usó sus fobias para llamar la atención sobre sí mismo…y, al mismo tiempo, algunos párrafos de biografía vibrante y reveladora, como éste:

«En noviembre de 1965 tuve un mal viaje y el bajón me dejó chalado e inerme durante seis meses. Mi cabeza solía adentrarse en un espacio como vibrante y electrificado, repleto de visiones crudas, incendiarias, de un caricaturismo hampón, esperpénticas. La vida de cada día presentaba un matiza mecánico de pesadilla en todos sus aspectos. Mi ego andaba tan crujido y despedazado que ni siquiera se hizo notar en aquel período que fue el más inconsciente de mi vida. Puse el piloto automático y sequía dibujando sin parar.

La mayoría de mis personajes más populares –Mr. Natural, Flaky Foont, Angelfood McSpade, Eggs Ackley, The Snoid, the Vulture Demonesses, Av’n’Gar, Shuman the Human, the Truckin’ guys, Devil Girl- se materializaron de pronto en mi bloc de aquel período, a principios de 1966. ¡Asombroso! Cuando todo acabó fue un alivio, pero enseguida pasé a extrañar aquel estado de ego inexistente del interludio extraño. El LSD me colocó en otro sitio. NO sé muy bien dónde. Sólo sé que era extraño. Las sustancias psicotrópicas me liberaron de mi programación social. La experiencia resultó positiva, aunque traumática, y es posible que todo aquello e dejara dañado permanentemente. No sé.»

Ya leído todo Crumb gracias a la diligencia con la que La Cúpula, sus mejores editores en España, nos han venido sirviendo toda su obra, sólo nos queda esperar su opus magna, ésa en la que lleva trabajando los tres o cuatro últimos años: una versión dibujada del Génesis que mucho nos tememos que disgustarán tanto a judíos como a cristianos como a musulmanes. Porque coitos sobrarán a ojos de todos. Y porque Dios no tiene cara. Aunque para Crumb tiene cara y culo, y posiblemente coño, como la Muerte que ya le ronda.

Es él quien lo dice en este librazo que sabe a vida pasada y resuena a testamento.


R. CRUMB. RECUERDOS Y OPINIONES
Peter Poplaski y Robert Crumb
Global Rhythm Press
Libro en cartoné de 440 páginas en color, 35 euros
Incluye un cedé con temas musicales de Crumb y su grupo

Texto promocional editorial:

“R.Crumb recuerdos y opiniones es una nueva aproximación a la vida, las tribulaciones y las ideas de uno de los dibujantes de cómics más influyentes de los últimos cuarenta años. Una biografía visual irónica, autocrítica y cándida, que nos conmueve al tiempo que nos desvela los secretos mejor guardados de uno de los iconos culturales de la contracultura norteamericana. Crumb nos ofrece aquí una visión reflexiva y clarividente de la cultura popular del siglo XX repleta de humor, sátira y provocación, y nos muestra sin ambages los puntos débiles de la vida moderna, una pesadilla urbana de flaquezas, lujurias, angustias y crueldades que bajo su lupa burlesca se agrandan y adquieren proporciones monstruosas. Entretejido a esta crítica, discurre el relato surrealista de su peripecia vital, desde su atormentada infancia en los años cuarenta hasta la actualidad, pasando por su primera madurez artística durante la revolución psicodélica de los sesenta. Con más de 50 fotografías personales y 300 ilustraciones extraídas de cuadernos de bocetos, libros de cómics y exposiciones, R. Crumb recuerdos y opiniones cuenta las cosas como son.”

Reseña de Manuel Barrero