lunes, 4 de octubre de 2021

Sobre personas y vidas limítrofes


¿Qué aficionado a los tebeos no recuerda las aventuras de El Sargento Kirk (Oesterheld-Pratt)? Es un cómic que se desarrolla en la frontera de Arizona, en la segunda mitad del siglo XIX, pero que bien pudo haberse localizado en La Pampa, (como el Martín Fierro de José Hernández que inspiró en parte a Oesterheld), otra zona fronteriza también por aquella época. La fascinación por la frontera como territorio mítico inspira muy buenas narraciones en cualquier soporte, incluido el historietístico. Otros cómics de frontera sustituyen la ficción por el reportaje gráfico, incluso en algún caso ―por ejemplo en La grieta (Spottorno-Abril)― con aplicación del fotorrealismo. Una opción intermedia es la que Manuel Barrero nos presenta mediante su reseña de Aivalí, un cómic del autor griego Soloúp, en el que la ficción ocupa su lugar, como recreación de personajes y situaciones dramáticas, en el marco del papel concedido por el autor a la documentación histórica. El tebeo narra los sucesos acaecidos en una ciudad grecoturca en 1922 a través de las experiencias de algunos de los personajes implicados en ellos o que padecieron sus consecuencias. Todo ello, en un territorio netamente limítrofe. 


Tebeos sin fronteras (Tebeosfera)