domingo, 31 de diciembre de 2017

EL ÚLTIMO DOMINGO




La más recordada de todas las revoluciones populares sucedió en domingo y la lideró un cura. Fue el padre Gapón, sacerdote ortodoxo de buena cuna pero que supo comprender las necesidades del pueblo llano ruso, por entonces gobernado con una dureza excesiva por el último de los zares. 200.000 fueron a pedir audiencia a Nicolás II pacíficamente y recibieron el fuego de la ira: cayeron 200 y 800 resultaron heridos. La represión injustificada despertó la indignación de los campesinos y los trabajadores, y de los militares más tarde. De este modo, se fue larvando un clima de insatisfacción que preparó el camino para la revolución de los soviets, que tuvo lugar exactamente al cabo de doce años.

El zar terminó cayendo, sí, pero no todo quedó a gusto de todos. Por eso llegaría luego otra revolución, la bolchevique, plena de astucias y juegos de poder, que reivindicaba el Gobierno desde el pueblo pero con otros mecanismos. La verdadera “revolución rusa”, la revolución popular, fue la que germinó en enero de 1905, vivida y sufrida por los que reclamaban mejoras salariales y más pan. Por los que vertieron su sangre innecesariamente, demostrando que con la crueldad se van escribiendo los libros de historia.

Pedro H. Navarro
reseña para el actual número de TEBEOSFERA, dedicado a las revoluciones, una historieta sencilla publicada aisladamente en un tebeo de los años ochenta. Esta obra de Cava y Usero es una joya gráfica de nuestra historieta, con escasas páginas pero de gran intensidad.



Tebeosfera. Historietas para la historia.

sábado, 30 de diciembre de 2017

SENTIDO ADIOS A 2017


Casi se nos ha ido 2017, el año del “turismo sostenible” que hizo insostenibles los atentados en Estambul, Bagdad, Florida, París, Londres, San Petersburgo, Alejandría, Mánchester, Bangkok, Teherán, Melbourne… y sesenta localidades más. Ha sido el año en el que depusieron a Mugabe, presidente aún con 93 años, y el año en el que pusieron a Trump (otro que tal baila) que amenaza con quedarse hasta los cien. Ha sido el año de las manifestaciones feministas e independentistas, de las marchas anticorrupción (en Bucarest, por ejemplo) y en favor de la acogida de refugiados; fue el año de la Marcha para la Justicia. Nunca antes había estado tanta gente junta en la calle. 2017 fue el año del fútbol más astronómico y de la astronomía bien apresada (por las ondas gravitacionales). El año en el que volvieron Zelda, Blade Runner y Depeche Mode; el año de la Switch y de la pantalla infinita.

También fue el año en el que se nos murieron autores de tebeos. Tres mujeres (Goetzinger, Herrero y Tovar) y sesenta y un hombres, según nuestras cuentas. De los españoles, se nos han ido artesanos como Antonio G. de Santiago; guionistas como Flores Thies; técnicos como Jordi Solé; renovadores como Azpiri; artistazos como Prunés; conocedores, como Coma; chispeantes, como Arretxe (Bisnieto) o puntuales, como Balaguer, entre otros. Sentimos mucho estas pérdidas, como las de otros grandes autores que exhalaron su último aliento en 2017: Wrightson, Taniguchi, Williamson, Baxendale, Jidéhem, Lubbers, Rius… una herencia de genialidad que ya no podremos recuperar, salvo acariciando de nuevo las páginas de sus tebeos. Leámoslos.





































































Tebeosfera. El último adiós, el penúltimo día.