jueves, 20 de marzo de 2008

IRONWOLF. LAS LLAMAS DE LA REVOLUCION


IRONWOLF – LAS LLAMAS DE LA REVOLUCIÓN. El ascenso de Brian.

Por Antonio Santos (de su serie La voz en el desierto, entrega 42)

No se corta WALTER SIMONSON (el de la firma/dinosaurio) admitiendo en la introducción de este ejemplo del término LITERATURA GRÁFICA las influencias que lo revisten. No es un detalle baladí o menor. Nos han acostumbrado a reseñas sobre tebeos cuyas raíces se hunden en un fértil légamo de referencias ajenas al género pero que, con maliciosa astucia, el reseñador decide omitir, o bien sirven para exponer el alcance de su ignorancia, encumbrando a los autores del tal tebeo a un panteón inmerecido, al menos, por esos logros, imputables a otros.

Datos técnicos.-

Ironwolf – Las Llamas de la revolución. Novela gráfica de EDICIONES ZINCO, 1993 (recientemente, NORMA EDITORIAL la reeditó.) Sobre el material precedente de HOWARD CHAYKIN, guión de éste y JOHN FRANCIS MOORE. Ilustrado, con cavernoso detalle, por MIKE MIGNOLA y entintando con parejo talento por P. CRAIG RUSSELL. Coloreado por RICHMOND LEWIS (del cual nunca más se supo) Traducido por ERNEST RIERA. Rotulado por MARÍA TERESA BARREDA. Coordinado por MIGUEL ÁNGEL SAAVEDRA. Contiene 102 páginas, tapas de cartón y camisa de papel satinado. Otrora costó 1.975 pesetas.

De qué va.-

Brillante SPACE OPERA CAINITA STEAMPUNK con pinceladas de LA ISLA DEL DR. MOREAU y vampiros elitistas, vibrantes duelos a espada y golpes de estado líricos por mor de proporcionar paz, progreso y prosperidad al proletariado.

He ain’t heavy, he’s my brother.-

Ironwolf es una vertiginosa y amena aventura llena de resonancias épicas que nos permite admirar, en todo su esplendor, las muchas y encomiables virtudes que acumulan sus planchas. Fuerza a sucesivas lecturas; tras cada una, surgen más y más detalles, expandiendo su grandeza hasta fijarla con fuerza entre las constelaciones de los mitos gráficos.

El lector encontrará que la obra, pese a las motivaciones políticas esbozadas por BRIAN IRONWOLF (el protagonista, trasunto espacial del CAPITÁN BLOOD, aturdido ERROL FLYNN marxista con tics de ROBIN HOOD, revolucionario de salón, noble yonqui de la adrenalina que aportan los deportes de alto riesgo), son mera excusa para chinchar, en su lucha, a TYRONE, su hermano, un feudalista acendrado devoto del IMPERIO GALACTIKA de la supina emperatriz ERIKA Muchos Más Nombres y Títulos. Brian y Tyrone disputan su heredad, y el primero decide arrasarla antes de que nutra, con sus riquezas, el estatus de Tyrone y las arcas de Erika (menoscabando, de paso, los intereses de los revolucionarios, quienes codician tales riquezas con un encomiable –e hipócrita- espíritu capitalista.)

Son tiempos turbulentos para el tambaleante imperio que se traslada por el espacio en vistosas/barrocas naves de madera, ataviados sus ocupantes con uniformes y galas DIECIOCHESCAS, como si Chaykin quisiera recordarnos el carácter caprichoso y cíclico de la Historia. Entre el ruido de los sables zumban las pistolas de rayos láser, conformando un casi rococó marasmo de influencias, estilos y períodos mezclados por mor de la grandeza épica de la trama, enfrentando a un puñado de libertarios enardecidos contra un imperio tiránico cuya flota es capaz de superar la velocidad de la luz pero no logra dar pan a la población.

Puede hacerse también así, Frank (Herbert).-

Intuimos que Ironwolf salió de un ataque de ansiedad que Chaykin tuvo tras leer DUNE, novela la cual aporta considerable material de referencia, a saber: el escenario, los complots aristocráticos incesantes, el fastuoso vestuario, digno del CARNAVAL DE VENECIA, cubriendo el batiburrillo religioso con un barniz político revolucionario. La ambiciosa y taimada Erika, anhelosa de una inmortalidad que proporciona una costosísima droga, se apoya en la fría e inmortal raza de los vampiros que componen su guardia pretoriana y menudean por su corte (en limitado pero decisivo número). La traición emerge: tanto en la tripulación del temerario Ironwolf como en la corte. Por sus razones, también los vampiros juegan con la emperatriz, que no está tan a salvo como pretende creer.

Este Universo pivota, a su vez, sobre la inflexible y fría tutela de OMICRON, planeta/fuente de una hipertecnología codiciada por el provinciano Imperio. Los omicroneses efectúan incursiones entre sus más rústicos vecinos, a los cuales tratan con altiva condescendencia. Pese a adornarse de una eminente ética, no tienen reparos en mutar a los felinos, transformándolos en su ejército contra los vampiros, unas criaturas definidas ya como los temibles e hieráticos enemigos de un HELLBOY en ciernes. Parece ser (intuimos) que Mignola, recién salido de la versión en cómic del DRÁCULA de COPPOLA, cuyo material referencial refunde en estas planchas, aportó algo más que su llamativo talento, su encomiable/envidiable habilidad para fijar la mancha negra (diligentemente entintada por Craig Russell con rigurosa precisión, índice de su propia capacidad). Sus vampiros, perversos y solemnes, son rápidos, fuertes y decisivos cuando deben, aristocráticos y apabullantes todo el tiempo, muy diferentes de la locura PUNK que hallamos en el delirio de BUFFY: esperpentos brutales definidos por unos tópicos desgastados y nauseabundos por su constante reiteración.

El personal de Omicron, por su parte, también va despachado. Recuerdan esas corporaciones/estados tecnocráticos de ASIMOV, cretinos ilustres de dudosa moral/ética frente a los aristócratas ilustrados del pueblerino Imperio Galáctika. Chaykin, al parecer, sanea la habitación atestada de caducos cacharros, trocados tópicos sacros e intocables. Ha tenido la habilidad de recoger lo más granado del referente y viviseccionarlo, mostrándonos dónde falla y por qué: Vale, Dune puede ser solemne clásico reputado y tal, ¡pero también abrumadoramente aburrido! ¡Os voy a enseñar que se pueden hacer cosas así de forma divertida, sin perder un ápice de calidad! Y lo logró.

Porque el bien triunfa (al menos, en los tebeos).-

HOMER GLINT, el narrador, bosquejo de medio pelo de MARK TWAIN, resulta sumamente irritante. Con tolerancia de alta intensidad, podemos concederle una faceta satírica o de homenaje, pero cuesta verlo (Glint es invidente, como RHYSLING, el cantor ciego de las rutas del espacio, precio que pagó por ser testigo del ascenso de KAREL, deidad del imperio… y nombre del Papa en 1992: ¿casualidad o befa?). Molesta su pose de socarrón cínico en plan yo-lo-sé-todo-y-por-descontado-y-por-anticipado y su ya-te-lo-decía-yo. De algún modo, resulta útil para la causa, la cual logra triunfar sobre las perversas maquinaciones de Erika, de OMIKEL, el solemne vampiro y EMINENCIA GRIS de la emperatriz y del vengativo Tyrone, que, como proclama su hermano, muere con dolor. Y en la misma atacada, Brian se carga el imperio, venga la muerte de SHEBABA, su amante, y rehabilita su nombre, ¡vaya día completo!

Triunfal, Ironwolf se percata de que acaba de heredar una responsabilidad incompatible con su carácter (por mucho que con su soflama final trate de enmascararlo): dirigir el imperio derrocado.

¿Para cuándo más Ironwolf?.-

Estas planchas nos dejan anhelantes de más hazañas. Tralla para ellas hay. Este es un guante lanzado en un desafío que nadie ha recogido. Su Universo posee una riqueza compleja que merece secuela. Ante las modernas recreaciones que únicamente sirven para empañar la grandeza de la saga original del clásico-por-excelencia, FLASH GORDON, tenemos a Ironwolf ansioso de poner proa hasta la próxima épica. El Cosmos del heroico jugador de polo está perfectamente encajado en el troquel como para retocarlo con concepciones novedosas. Ironwolf nos da la oportunidad de catalogar nuevas nebulosas con otros peligros y andanzas, alejando de peligrosas actualizaciones al aguerrido libertador de MONGO.

Ironwolf, a su vez, no tiene por qué limitarse al papel. Hemos asistido, en televisión, al nacimiento de series de corte similar (pobres y maniqueas, con alguna excepción) y sería un material idóneo para trasladar a la pequeña pantalla… siempre y cuando el encargado respete el original, tenga visión y ambición, y no decida rendirle pleitesía al panteísmo estomagante tipo STAR TREK, vicio maligno y recurrente en el cual estas series persisten en caer.

Recapitulando.-

Nadie que no vea STARDUST y haya leído Ironwolf puede evitar encontrarle nexos, del mismo modo que podemos permitirnos sospechar que DAN SIMMONS, para su grandiosa épica HYPERION, ha aprovechado algunos recursos que se plasman en la novela gráfica.

Pero querer verle, insistimos, lecturas de un corte, digamos, social o político, es un vano empeño. En Ironwolf no hay más leña que la que arde en la heredad disputada. Es un mero pretexto en una obra que, de tener un definido espíritu de denuncia, lo sería de la traición presente en la raza humana, como una partícula inextirpable de la especie.

Ironwolf se las ha apañado para entrar en la gloria y permanecer, con legitimidad, en el panteón, en gran parte gracias al trabajo del ilustrador, que supo desarrollar un sugerente aspecto, buscándolo más en lo habido que en lo por venir, siempre en movimiento, parafraseando a YODA. Ironwolf, en ese sentido, ha resultado un considerable-considerable éxito, el mismo acierto que tuvo GEORGE LUCAS con STAR WARS, eludiendo los estilismos futuristas (en naves, vestuario, escenario, ambiente) que en pocos años podían quedar anacrónicos y desfasados, tornando intemporal su saga. Semejante aura comparte la clásica de Flash Gordon, pero jamás la ganará Star Trek, por mucho apaño que las nuevas generaciones traten de agregarle. Esos pijamas han resultado mortales, junto con su moralina de catequesis y su ofuscado concepto de Dios y el espacio.

Lo mejor.-

Mike Mignola.

La página.-

La 96: el revolucionario laico adornado con los estigmas de la santidad.

La frase.-

-Una salida muy poco dramática para un monstruo tan histriónico.

Lo peor.-

Homer Glint y su socarronería barata.

Reseña de Antonio Santos

1 comentario:

chikito dijo...

Desde luego yo la he leido y la obra esta bastante bien, además estoy de acuerdo con el autor del post creo que la obra merece una secuela