domingo, 24 de abril de 2005

Elías el maldito

Elías el maldito.

En julio de 2004 se acabaron de imprimir estas páginas, obra del artista italiano Corrado Mastantuono y escritas por Sylviane Corgiat (con ayudita en el color de Jean-Jacques Rouger y rotulación de Moscow Eye), que es uno de estos álbumes a los que nos está malacostumbrando la editorial parisina de los Humanoides, que no hace otra cosa que fomentar la espectacularidad de la historieta: los 32 cm. de estos libros de historietas, dos más altos y más anchos que lo habitual en España, aportan un valor añadido a la lectura de las obras.
Pero no sólo es eso, cuestión de tamaño. Otra cosa buena de los Humanoides es que están apostando por un género venido a menos en general, en casi todas las partes del mundo donde leen cómics -salvo, acaso, en Turquía, Brasil y Noruega- durante los últimos años del siglo pasado: la fantasía heroica. Y están apostando con obra de una calidad tan insoslayable que resulta ya evidente que el fenómeno LOTR no es sólo una evidencia más de que éste es uno de los géneros más capaces de convocatoria del medio historieta. Humanoides ya viene publicando obras cercanas a la espada y brujería desde unos años atrás, desde que viera que le funcionaba bien en el mercado a Soleil, y apostando fuerte con valores sólidos como por ejemplo Mateo Guerrero, dibujante de categoría desaprovechado en su país de origen.
De que el género de la fantasía heroica aún dará mucho de sí es prueba este primer álbum de los vagabundeos de Elias, un rey depuesto que se busca a sí mismo y disfraza esa búsqueda de venganza. El guión parece archisabido. Pero qué va. Corgiat nos plantea una historia de espada y brujería fresca, alejada de la rudeza de una fantasía heroica al uso “howardiano” y mezclando la high fantasy con los héores malditos de Moorcock. Resulta una amalgama interesante por cuanto es absorbente: el rey Elias vive marcado por su codicia de poder y su soberbia. Esto le destruye, pues es ese afán el que diezma sus tropas y el que acaba con su identidad, que es suplantada por un brujo, Melchior. El Elias que creíamos muerto regresa al mundo pleno de fuerzas pero carente de pasión por vivir. ¡Que duro aprendizaje, caer del pedestal de la arrogancia hasta el de la humildad espartana propia de un guerrero de fortuna que prefiere identificarse con una acción antes que con un hombre: "Qui étes-vous?", le pregunta el jefe de una caravana a la que se une, "Je voyage...", responde lacónico.
En efecto, Elias viaja, pelea como aturdido en un sueño, más guiado por la desesperación que por el afán de conquista, declina el ofrecimiento del sexo (en una escena imposible en la fantasía heroica estadounidense), se alía con un humano caricaturesco y recluta para su marcha en silencio a un gigantón aparentemente estúpido pero muy adecuado personaje. Y aparece su Némesis, a la par que el monstruo fantástico, al que acalla con un acto de arrojo que enmudece al lector.
Toda esta trepidancia en la acción se desarrolla por parajes de fantasía poco usuales en este tipo de tebeos, donde se había impostado la necesidad de horizontes áridos, castillos enmohecidos por el tiempo, tabernas con charcos de cerveza derramada y monstruos escalofriantes con fin único de la trama central. No, aquí hay una historia intensa que se enriquece enormemente con la labor del dibujante / imaginador, Mastantuono, un historietista como hacía tiempo no veíamos, en cuyo "joven" estilo gráfico -en realidad pasa de los 40 años de edad- confluyen las influencias más que evidentes de John Buscema (en el lápiz vigoroso), John Romita Jr. (en ciertas poses y en las bestias), Moebius y Meziéres (en algunos escenarios y en la puesta en página), Carlos Giménez (en plantas y manos), de Jordi Bernet (en los rostros) y de más maestros reconocibles del medio.
Su labor es sorprendente. Asequible a todos, en cada viñeta imaginativa; es su autor muy claro en la definición de personajes y en la elección de planos, estupendo en la composición de páginas (las escenas de multitudes y las de grandes proporciones resultan emocionantes), fácil de seguir en la narratividad, cautivador con las escenas de acción -que el guionista ha sabido dosificar con sabiduría en esta primera entrega, incluso la última y precipitada acción que, aún así, subyuga al lector-…
Qué gran tebeo de aventuras, qué personajes tan atractivos y qué consonancia entre el relato y la escenificación. ¡Vuelve la gran historieta de espada y brujería!

Elias le maudit. Le jeu des corps célestes. Les Humanoïdes Associés, Paris, 2004
Libro de cómics en cartoné, 56 pp., color
[Del mismo guionista, Humanoides había publicado ya: Lune d'ombre, con Christelle Pécout, y Stellaire, con la misma Pécout y además Patrick Galliani y Alberto Ponticelli]
Otras revisiones :
Reseña de Jeremie en BDGuest:
http://www.bdgest.com/critique_358.html
Reseña de Gilles Ferragu en: http://www.parutions.com/pages/1-16-43-4932.html
Reseña en BDParadiso: http://www.bdparadisio.com/scripts/ViewCritics.cfm?Id=5491

1 comentario:

rul dijo...

Es muy entretenida y espero su continuacion.