lunes, 8 de mayo de 2006

Quiero un principe azul, de Bruller, Astiberri


Quiero amortizar mi paranoia

¿Lo parece, no? Quiero decir, tras la lectura del libro de Astiberri Quiero un príncipe azul. Su autora, Hélène Bruller, pasa por parecer la enésima dibujanta que traduce a viñetas sus filias, fobias y complejos para poner en solfa la frivolidad generalizada del sexo femenino. Como Maitena, o Nani, o Von Rebeur, gigantas de ego y triunfadoras al convertir en éxito los defectos de lo femenino. En efecto, encontramos a otras chicas listas como ellas cada vez más a menudo en los suplementos de fin de semana y de modas o cotilleros que afloran en los kioscos. Ejemplos últimos: Victoria martos en Yo Donna, Pat Carra en Clara. Y hay más. Y las habrá, subrrayando cierto tono editorial que algunos han querido ver como "periodismo feminista" (véanse los más recientes EP[S]).

No se trata aquí de etiquetar este producto de Bruller como un canto al feminismo. Pero sí que nos permite mirar hacia la condición femenina -occidental- en la actualidad, tras haber mutado aquella idea germinal de feminismo castrante. Desde la misma Francia de Bruller, la discípula de Simone de Bauvoir, y catedrática de filosofía, Elisabeth Badinter analiza sin contemplaciones el 'nuevo feminismo' al que la mujer del siglo XXI se ha visto abocada. Afirma en su brillante último libro Por mal camino (Alianza, 2004), que el feminismo actual, el esgrimido por las mujeres posicionadas en los medios de comunicación, va a la deriva y resucita viejos estereotipos prefeministas. Así, la imagen de esta mujer oscila, a ojos del hombre, entre la niña impotente y la reina madre, en muchas ocasiones victimizada, aquejada de paranoias y presa de sus frivolidades. De ahí que se tomen como abanderadas de este subgénero reivindicante y ya cansino algunas obras humoristas gráficas o historietistas. Los hombres sólo logran ver un único discurso en ellas. Al igual que las mujeres ven sólo uno en las producciones de Damiano o Salieri.

No se me malinterprete, que nada tengo contra el sexo fuerte. Antes bien, al contrario. Ojo, que aquí la Bruller hace de su capa un sayo y se saca a colación sus cositas, defectillos, pensamientos paralelos y paralelas, más algunas verdades de las buenas, y con ellas hace de reír. La metodología, sencilla. Es la misma que hizo triunfar Sexo en Nueva York. Se escoge un tema, se obtienen los cuatro, o seis, o diez asuntos a comentar, hasta agotarlo, y tan anchos nos quedamos. Es fácil. Si posees la inquina suficiente y las gotas de ironía que necesita la receta, te salen unos cuantos sarcasmos, retruécanos y hasta pleonasmos...

Ahora en serio, Je veux le prince charmant es un libro de humor de Albin Michel editor que recogía en Francia, hace dos años, las páginas de esta brillante humorista francesa publicadas en previamente una revista suiza. En esta compilación de reflexiones de mujer sobre lo cotidiano no escapa al humorismo urbanita que ha triunfado en las revistas del ramo en los últimos años. No sólo en El Jueves, que sustituyó la sátira política por el sardonismo social, también en las revistas francesas, como Charlie Hebdo, más preocupadas por rozar el límite del buen gusto que de enhebrar -a veces- humor con inteligencia. El caso de Bruller es, sin embargo, diferente. Hay algunas de sus propuestas que son 'fáciles'. El recurso sencillo de tomar un asunto y exprimirlo al máximo. Pero en otros casos acierta de pleno por poner en evidencia nuestro cinismo, cicatería o mezquindad masculinos. Pero, y sobre todo, el potencial que tenemos para no aceptarnos tal y como somos.

Forma parte de ese poder recientemente adquirido por las mujeres en la vida occidental, el de poder mirarse desde esta óptica, satirizarse. No es un asunto baladí. Que la mujer fuera ridiculizada de manera humorística es tan viejo como la civilización; que fuera vejada o humillada para producir la sonrisa del hombre, antiguo como la Biblia; que pudiera mirarse en el espejo deformante ella misma, es de ayer. Esto es nuevo y bueno. Es bueno porque a través de los ojos de ellas nos vemos más claros a nosotros. El rehilete de la fémina es más íntimo y atemperado que la burla bruta del macho, y eso nos enseña algo: que hay formas de ironía que puedan no hacer tanto daño. No vejar.
Aparte está el hecho de que la autora dibuja flojo pero expresa. Su alter ego resulta una creación muy cercana, que permite múltiples posibilidades de expresar sentimientos y emociones, y que se permite ser vapuleada icónicamente hasta los extremos del manga. Con ello consigue secuencias verdaderamente chispeantes desde el punto de vista gráfico (sobre todo en los momentos de exasperación de ella) y hace comulgar unos textos muy medidos, realmente estupendos en los casos de diálogos entre personajes, con un dibujo suficientemente eficaz.

Paradójicamente, y como análisis último, es en el humor tierno donde descolla la que es actualmente esposa / comañera de Zep, el gran creador de Titeuf y referente de todos los autores europeos actuales de historietas para el público infantil. Recordemos que Bruller fue coautora de la excepcional Guía Sexual de Titeuf, un libro delicioso para iniciar a los niños, de manera agradable y muy divertida, en la sexualidad sin complejos. Que hay un fondo de dulzura en su producción, es innegable. Mientras Claire Bretecher hacía aflorar la lágrima de la comprensión y Maitena llegaba a exasperar a los hombres hartos del humor feminista frívolo, Bruller nos regala una dosis de humor sincero y simpático que, aunque no escapa a lo facilón eventualmente, acaba en empatía.

Es el libro perfecto para regalar a una amiga a la que quieres. Ella comprenderá que el libro no es contra ella, o por ella, o a raíz de que el carácter de ella sugiera que este tipo de mujeres puedan comportarse de esta manera en determinadas situaciones en las que se esperaría que reaccionasen como ella lo haría o...
Bueno, en fin, regálaselo.
Quiero un príncipe azul, de Hélène Bruller
Astiberri: Kili Kili, s/n, Bilbao, 2006
Libro de humor en rústica, con solapas, 64 pp., color, 12 euros
Texto promocional editorial:
"Un álbum hilarante que encantará a las chicas, que no dejarán de reconocerse en cada página, y a los chicos, que tratan de descubrir el misterioso encanto del otro sexo. Hélène Bruller pone al descubierto todos los tics, pequeñas y grandes manías, obsesiones y neurosis de las mujeres. La autora desmenuza a sus contemporáneos, hombres y mujeres, con una ternura no exenta de crueldad. De esta manera, las decepciones de las primeras citas, la moda y las modas, el futuro calvo que se niega a admitirlo, las rupturas, las infames torturas cotidianas, los arrepentimientos de los tíos, los bebés en el tren, la depresión o las ex, son, entre otros, elementos sobre los que fija su incisiva mirada. Su puesta en escena de las ridiculeces masculinas, femeninas y de la pareja da en la diana y resulta (im)pertinente y divertida.
Hélène Bruller nació en París, en 1968. Tras estudiar en Arts Décoratifs inició su carrera como ilustradora en 1994. Un año más tarde es contratada primero como grafista y después como Directora Artística por Hachette Jeunesse."
Otras obras de H. Bruller.-
Je veux Toujours le prince charmant
Les autres filles
Les Mecs des autres filles
Les Minijusticiers - Lauréat du Comité des mamans rentrée
(con Zep)
Reseña de Manuel Barrero. Tebeosfera recibió servicio de prensa de Astiberri.

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