miércoles, 21 de junio de 2006

Thor. Balada de Bill Rayo Beta, de Simonson

THOR EL PODEROSO. LA BALADA DE BILL RAYO BETA

Problemas resueltos a martillazos

Por Antonio Santos


Sometemos a recuperación la colección OBRAS MAESTRAS de FÓRUM, el número 3 en concreto, editado en formato de prestigio y coste de ídem en 1992, aquél año de tan dudosos fastos (¿alguien los recuerda?), en el cual la factoría MARVEL alumbró este THOR 'de repuesto' y equino semblante semicadavérico, una obra que rozó la perfección.


Datos técnicos.-

Thor El Poderoso. La Balada de Bill Rayo Beta. Editado por PLANETA-DeAGOTINI sobre material americano de 1983 y reeditado en 1989. WALTER SIMONSON, menos en lo de los colores primarios a puntitos, que se lo dejó a GEORGE ROUSSOS, se lo guisó y papeó él solito todo. Traducido de la bárbara lengua inglesa por CRISTINA MACÍAS. Rotulado a la civilizada lengua española por ELENA GUEIMUNDE. Sus 98 páginas recopilan los números del 337 al 340 de la colección del melenas mítico. En aquellos días de CURROS y KOBIS costaba 995 pesetas. FCO. PÉREZ NAVARRO nos surte de datos en las solapas interiores. Formato 27 X 19 cm.


Posicionándonos.-

En los confines del Universo se gesta una catástrofe de tal magnitud que sus consecuencias pronto nos desbordarán, implicando de lleno al minusválido DON BLAKE, el médico cojo (fijaos, ya había uno en la ficción antes de HOUSE), alter ego del tonante Thor, a quien el siniestro fascista NICK FURIA, con el rollo de la seguridad nacional, comisiona, como Thor, a interceptar un destructor estelar en ruta de colisión con nuestro solicitado planeta. A bordo de la nave, Thor lucha con su muy poderoso guardián, Bill Rayo Beta, sorprendente cybor alienígena producto de un costoso sacrificio, y quien consigue apoderarse de MJOLNIR, el martillo mágico matagigantes. ODÍN demuestra que ese día nos miraba con el ojo vaciado y convoca a B.R.B., ungido con los poderes de Thor, a ASGARD. Resuelta la confusión y recuperado del ostracismo biológico que supone ser Don Blake a tiempo completo, Odín dispone que sólo uno puede portar el Mjolnir, derramar sesos de gigantes y tormentas, sometiendo a singular duelo a ambos candidatos.

Quedados en tablas, Odín regala a B.R.B. otro mazo desmochagigantes (evidenciando con eso cuán extensa es su sabiduría y cuánto lo hubiese facilitado todo; pero parece que el PADRE DE TODOS quería ver a dos machotes machucándose) y encomienda a ambos portadores del rayo a machacar a los feroces seres surgidos del profundo espacio, causa del éxodo de la fugitiva raza criogenizada de B.R.B. (y tema recurrente de la serie de Thor: el mundo ido a hacer puñetas y su población errando por las estrellas) y alimento de tales criaturas.


Simonson al rescate.-

También Thor, por poderoso que sea, corría el peligro de sucumbir, como otras muchas colecciones, cuando se le encargó a Simonson, viejo conocido del personaje, para que, al menos, le diese un final honorable, ahorrándole sufrimientos. De paso, recibió un cheque en blanco creativo.

Conviene señalar que la adaptación gráfica del matagigantes de la mitología nórdica, el intemperante, impaciente y poderoso Thor, víctima más del afán lucrativo de STAN LEE, tampoco fue una figura de colección propia hasta mucho después de su concepción como tebeo, compartiendo ejemplar con otros variados personajes. Su gloria coincidiría, aproximadamente, con la llegada a la colección de JOHN BUSCEMA. A partir de entonces, Thor se troca en realmente poderoso, independiente e imaginativo (con excepciones anteriores, como el número dedicado al origen de GALACTUS.) Tras un prolongado hito, el Dios del Trueno y su vasta cohorte languidecerán hasta el peligroso extremo donde lo rescata Simonson. Éste, en vez de apuntillarle, le inyecta nueva vida y vigor, poder y dimensión, escogiendo cuidadosamente lo más selecto de la mitología nórdica y mezclándolo con sus paranoias favoritas. Su estilo, denuncian, posee más deficiencias que virtudes (punto éste rebatible), pero se ajusta magníficamente a la épica que tenía en mente, con su grandilocuencia de efectos gráficos, cinéticos y de vitalidad impregnando sus figuras, que se torna imborrable al ojo del lector.

Esta Balada constituye el prólogo a la gran saga de SURTUR, que hubiera de remontar la serie e hiciera de Thor la colección que sostenía prácticamente a Marvel, pues esta época coincide con la desbandada a DC COMICS de toda la plantilla de genios y los primeros pasos de la génesis de las independientes.

Causa un vivo asombro encontrarnos en estas páginas, ilustradas con el rústico pero eficaz estilo del dibujante con firma de dinosaurio, con que el duelo por el derecho al Mjolnir se desarrolla en un ambiente similar (sino calcado) al planeta donde OBI WAN KENOBI y ANAKIN SKYWALKER solventan sus diferencias, dando como origen a DARTH VADER. GEORGE LUCAS parece haberse limitado a reducir la escala de algunas secuencias del duelo, atemperándolo a sus necesidades narrativas, y otras las copió y lustró con la iconografía de STAR WARS. Incluso el fin del duelo Thor/B.R.B es idéntico, aunque Simonson le proporciona una feliz conclusión, cosa que el cyborg alien está condenado a no conocer: la felicidad.

Porque, como producto Marvel, el drama, el pesimismo, la angustia existencial que ROMEO tan gráficamente resume en su frase: ¿Acaso soy un juguete del destino?, queda troquelado tanto en la conducta como las palabras del singular héroe, otro ser deforme cuyo aspecto no invalida la nobleza de su corazón. Este es un argumento recurrente de la literatura: la del héroe/monstruo que resulta más digno que aquél ajustado a la apolínea belleza de eugenesia nazi que, se supone, debe tener todo héroe.

Destacaremos el marcado matiz de discreción que mantienen todos los secundarios de esta historia, reservándose para gestas mayores en breves números siguientes. LADY SIF, de constante ceño agriado, hace una aparición forzada (posiblemente por eso tenga esa cara de cabreo, no por parecerse a SIGURNEY WEAVER hastiada de aliens). VOLSTAGG va de alivio cómico y BALDER EL BRAVO canoso ejerce de fastidioso HAMLET. El Odín de Simonson sí parece auténticamente poderoso y seguro de sí y su autoridad. El funesto pillo, LOKI, apunta nuevas maneras y peligrosa madurez, apartado felizmente del histérico histrionismo característico de casi siempre.


La balada de Bill Rayo Beta.-

Contemplada como una pretendida novela gráfica, independiente, sin origen pero tampoco autoconclusiva, no deja de poseer una masa de atractivos y alicientes cuya viñeta final frustra. Iniciado con un enorme bang, en su decurso obtenemos nuevos detalles sobre la importancia de tan explosivo comienzo, mas al terminar el tomo descubrimos, con perplejidad, cuán en ayunas acaban de dejarnos. Nos defraudan. ¡Vaya estafa!

Toda la obra conspira alertándonos de un Continuará, de que se trata de una gloriosa introducción prolongada en muchos y fecundos números posteriores que, por fortuna, llegamos a leer. Pero, ¿qué hubiese pasado de no ser así? Estaríamos ante otra obra de referencia que se sabe tiene continuaciones y poseen grados de mitológicas en ciertos foros, hasta que la venia de un Editor visionario las publica.

Pero, sobre todo, adivinamos que esta balada era mero vehículo para Simonson para contar, bárbaramente, una historia sin fatuas pretensiones argumentales de estilismos depurados y elitistas, vengándose de todas las tonterías que otros guionistas habían ido enquistando en la serie. Fue implacable borrándolas todas, empezando con eliminar la estupidez del alter ego minusválido.

Debió decirse: ¿Para qué recurrir a tonterías externas y caprichosas producto del voluble carácter del guionista de turno, forzado en complacer a un lector que tampoco sabe qué quiere? ¡La misma mitología del personaje proporciona aventuras mil! Con él, Lady Sif recupera el sobrio, aunque barroco, atuendo de JACK KIRBY, despojándola de esa ajustada cosa plateada que la ceñía, que parecía más colmar un fetiche erótico que obedecer a un concepto estético.


Recapitulando.-

Del prólogo/epílogo de Pérez Navarro rescatamos este fragmento: "...pero que últimamente los nuevos apóstoles del comic-book suelen obviar cuando se habla de superhéroes, con la excusa de que estos personajes sólo buscan 'divertir y entretener': la ideología". Es digno ejemplo del momento en que se escribió, una época que padecía la resaca de los WATCHMENS, los BATMANS pasados de rosca e intuía, vendidos como excelencias, los SPAWNS, y por tanto, a ojos de Pérez Navarro, reducía la Balada a mera mascarada grotesca e infantiloide, por carecer de esa profundidad argumental e ideológica de la producción más destacada de entonces.

Pero la producción actual del tebeo ha devenido de tal modo a una catatonía tan aguda (verificable en ULTIMATE IRON MAN, del que pronto nos ocuparemos), que el simple y 'detestable' factor de 'divertir y entretener' (y, por Dios, no hablemos de la ideología, luego de la vergüenza sectaria plasmada en el SALÓN DEL CÓMIC de 2006) constituye ya de por sí un excelso crédito, un anhelo, un reclamo, una necesidad.

Sometidos a esta carestía, a esta tiranía del estilismo ideológico profundo pero sin sustancia, de la refinada intelectualidad inoperante, descubrimos que con esta Balada, Simonson se quedó a un metro de la perfección.


La página.-

La portada.

La viñeta.-

La 5 de la página 24.

La frase.-

-¡No, Dios del Trueno, no habrá seguridad en esta tierra mientras uno de nosotros dos siga con vida! (B.R.B. deseándole cosas buenas a Thor.)

Lo mejor.-

La frescura que aún emana de la obra.

Lo peor.-

Nada que reseñar.


Reseña de Antonio Santos. De su serie La voz en el desierto/ entrega 22



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