martes, 20 de diciembre de 2005

Tartessos, de Girón y Nájera (Almuzara)


VIÑETAS DE PLATA

Reseña por José Luis Castro Lombilla


El palimpsesto de la Historia es un organismo vivo nutrido de tinta indeleble que le recorre como sangre las arterias del tiempo. Las épocas se solapan unas a otras fundiéndose en un solo cuerpo que crece devorando horas, vidas e historias que no desaparecen y sus fantasmas vagan continuamente mezclándose, desde su dimensión invisible, con los vivos del presente convirtiendo el mundo en una enorme y promiscua calle atestada.

Cuando paseamos, como en una rara e inquietante clase de baile, pisamos las huellas de quienes nos antecedieron. Al entrar en una catedral, el despistado turista siente cómo le golpea el aire fugaz que produce la frenética labor de los trabajadores que mueven pesados sillares y acarrean sacos de arena preparando el mortero de argamasa. Cuando un patricio romano sacia su apetito cómodamente en el triclinium, debe entornar los ojos ante el extraño y cegador resplandor que produce la enorme lámpara que un ufano arqueólogo ha colocado, impertinente, ante el hallazgo. Al andar por una calle cualquiera, un escalofrío extraño nos recorre la espalda al cruzarnos con nuestros propios antepasados, vecinos pretéritos que a su vez sienten la rara sensación que les provoca atravesar, sin saberlo, nuestros cuerpos ignotos.

A veces, ese cruce entre tiempos no es inocente y cobra un sentido. Tal vez, conscientes de que su permanencia será mayor cuanto más conocida sea su existencia por las generaciones siguientes, algunos personajes que viven envueltos en las gasas del olvido o el misterio, deciden con quién tropezarse. Como los personajes de Pirandello, hay fantasmas de la Historia que buscan un autor que les narre, que cuente sus vidas, reales o fingidas, para perpetuarse, para seguir paseando junto a nosotros por esas calles modernas empedradas con retazos de la Historia.

Cuando un dibujante y un guionista de Jaén afilan lápices y perfilan ideas, no es difícil imaginarse a todo un rey de la antigüedad, Argantonio, rey de Tartessos, paseando por la estancia su larga barba sabia y soplando, divertido, los cogotes de los artistas que, ajenos a la estrategia del viejo, pensarán, arrogantes, que han encontrado una gran historia que contar.

La tradición escrita griega nos explicó el origen de Tartessos, del que también hay referencias en los textos bíblicos; Adolph Schulten, considerado el padre de la investigación moderna sobre Tartessos y prototipo del arqueólogo romántico, dedicó treinta años de su vida a desentrañar el misterio de la ciudad siguiendo como guía Ora Marítima, un texto del poeta del siglo IV de nuestra era, Avieno; y el historiador de Jaén, Juan de Mata Carriazo, encontró en 1958 en Sevilla el más sorprendente hallazgo sobre Tartessos, el conocido como "Tesoro del Carambolo". Sin embargo, la historia de Tartessos y su rey es como un puzzle incompleto que se debate a medias entre las espesas brumas de la mitología y la historiografía certificada.

Un tebeo no arrojará más luz sobre los difuminados contornos de Tartessos, pero es un eficaz instrumento para rescatar a este mito real del oscuro pozo de olvido en el que se encuentra. Tras Hesíodo, Avieno, Estesícoro de Himera, Herodoto, Estrabón o Justino en la antigüedad y Schulten y Mata Carriazo en el siglo veinte, dos nombres deben quedar también fijados en el frontispicio de la historia de Tartessos: Paco Nájera y Santiago Girón.

Jiennenses como Mata Carriazo, estos dos artistas de amplia trayectoria profesional nos han legado un tesoro más valioso aún que el de su paisano: el tebeo Tartessos. La ruta del estaño.

Es cierto que el tesoro del Carambolo es muy estimable y que nos ha aportado muchísima información sobre aquella civilización tan cercana y desconocida, pero ese acercamiento del mito histórico al gran público que supone sacarlo de las oscuras salas académicas, como para airearlo, tiene sin duda un valor incalculable. Si Julio Caro Baroja defiende, en su libro España antigua, el valor de los mitos porque nos suministran datos inapreciables conservados por la tradición, Santiago Girón y Paco Nájera parecen defender con acierto desde las páginas de este delicioso tebeo, como vía para acercarnos a Tartessos y a su longevo rey, la vía de la historieta; una vía sin duda muy útil, eficaz y divertida de conocimiento, antesala ideal para adentrarse en el complejo y fascinante edificio de la Historia.

El fantasma de Argantonio demuestra su sabiduría al elegir para preservar su memoria a Paco Nájera, que le da nueva vida con su perfecto dibujo de agradable plasticidad y a Santiago Girón, que inventa para él divertidas aventuras en este tebeo cargado de cultura y lleno de viñetas preciosas, magistralmente dibujadas y pensadas con ingenio: viñetas de plata para el rey de la plata.

Tartessos. La ruta del estaño, es sólo la primera entrega de una serie. Sus autores tienen intención de publicar un álbum al año. Según cuentan ellos mismos en la entretenida página web que han creado (http://www.tartessoselcomic.com/), la segunda entrega se llamará La espada de crisaor.

LA RUTA DEL ESTAÑO

En La ruta del estaño, a modo de prólogo, se narran los antecedentes mitológicos del reino de Tartessos. La primera viñeta nos muestra una divertidísima imagen de Hércules con un diente roto por haber mordido una manzana de oro del Jardín de las Hespérides, ubicado en la misma zona que Tartessos. En las dos primeras páginas, hacen los autores un didáctico recorrido por la monarquía mítica desde Crisaor, guerrero nacido de la cabeza de la gorgona Medusa cuando Perseo se la cortó, a Habis, que inventó el arado, pasando por Gerión, hijo de Crisaor y gigante con tres cabezas al que mató Hércules de un solo flechazo y Gargoris, padre de Habis y hábil cultivador de miel.

Tras el sucinto y gracioso recorrido “real”, narrado con una fina ironía que hace recordar la Historia de la gente de Antonio Mingote, nos cuentan la historia del famoso capitán Kolaios, marino griego que atravesó las columnas de Hércules y llegó al reino de Argantonio, donde fue acogido con amabilidad y deslumbrado por las riquezas de aquel lugar feliz.

Inmediatamente después de este prólogo histórico comienza la verdadera historia del libro: la ruta del estaño.

Con el fondo histórico de Tartessos, Santiago Girón crea una inteligente aventura cómica con unos personajes bien construidos y respondiendo cada uno de ellos de manera eficaz a los arquetipos del género. Así, nos encontramos con un atractivo “malo malísimo”, Arbakala; con su pérfido pero tonto ayudante, Trogo, divertidísimo personaje que se pasa toda la aventura convertido en distintos animales que conservarán, para darle mayor hilaridad al desdichado, el parche que éste lleva en un ojo tuerto; por supuesto, el gran protagonista, Argantonio, elegante, bondadoso y sabio; su mujer Anarkía, una reina de armas tomar; su hija, la princesa Argentina, bella a la par que luchadora; Tárox, sensato consejero de Argantonio; Calixto, perspicaz criado de Tárox y sugestivo personaje que habla continuamente por medio de refranes; y Nórax, ladronzuelo encantador con gran protagonismo en la historia al que acompaña la pequeña Neo y su inseparable mascota, un pequeño lince llamado Ferocio.

En www.tartessoselcomic.com, los autores hacen una simpática sinopsis:

«Corre el año 550 a. de C. Fenicios y griegos compiten por el comercio en el mar Mediterráneo. De todas las mercancías que circulan, la más preciada es el estaño, un metal que escasea a lo largo del litoral, imprescindible para la obtención del bronce con el que se fabrican armas, joyas y los más diversos utensilios. Se podría decir, para entendernos, que el estaño es en la época de nuestra historia lo que para nosotros, el petróleo; un chollo, vaya.

¿Y donde está el estaño? ¿Eh? En Tartessos, claro. Pero no sólo porque se encuentra en las minas de su territorio, sino también porque sus marineros son los únicos que tienen co... coraje para aventurarse hacia Occidente, más allá de las Columnas de Hércules, entrando en el proceloso Océano del que se cuentan terribles leyendas de horror y muerte. La cosa no es para tanto pero, ya se sabe, los griegos y los fenicios... por si las moscas...

Los valientes marineros tartessios, navegando en grandes barcos de altas quillas, remontan el litoral hacia el norte hasta llegar a las islas Casitérides (Británicas), donde el preciado metal se obtiene en abundancia. Comerciando con los celtas que pueblan esas lejanas latitudes, traen de vuelta grandes cargamentos del más puro estaño conocido en la época. Luego, a venderlo a buen precio, y a vivir la vida... y al que le pique, que se rasque, ¡ea! En la primera entrega de la serie, nuestros protagonistas (Tárox, Calixto, la princesa Argentina y el ladrón Nórax) deberán recuperar una antigua estela de piedra donde fuese grabado el pacto entre celtas y tartessios para el comercio del estaño. Y deberán hacerlo antes que caiga en manos del monstruoso Trogo, un esbirro de Arbakala, sumo sacerdote del templo fenicio de Hércules y principal enemigo del rey Argantonio. La historia se convierte al cabo en una gran travesía por río, tierra y mar, a lo largo de la península ibérica y hasta llegar a las costas británicas».


El libro tiene un claro parentesco con el Astérix de René Goscinny y Albert Uderzo. Al respecto, los creadores de Tartessos... lo dejan claro desde las páginas de la estupenda web:


«(...) la intención es que sea nuestro Asterix, de hecho al ser una serie de humor, grafismo caricaturesco y situarse la acción en la antigüedad, comparte necesariamente no pocas premisas con esta querida y conocida serie. Y ése, nos olemos, va a ser el flanco más vulnerable para la crítica. Se va a comparar y a buscar similitudes con Asterix. No nos preocupa en exceso. Creemos que Tartessos tendrá suficiente originalidad y atractivo para que no pase por ser una traslación fácil del mito galo a nuestra tierra (...)».


Aunque sólo sea porque el tiempo narrado es más dificultoso por la falta de documentación que el de los geniales franceses, que está mucho más cercano y es más conocido por todos, este Tartessos. La ruta del estaño, tiene un gran valor por sí solo. Las comparaciones con el tebeo francés sobran. No tienen cabida porque aun siendo un referente obvio y compartiendo con ellos eficaces recursos humorísticos como el uso continuado de anacronismos, los autores andaluces han logrado dotar su relato de una personalidad y simpatía que le confieren un carácter único. Para esto, entre otras humoradas no han dudado en caricaturizarse cada uno de ellos como un personaje: Santiago Girón, cabeza pensante de este nuevo rey Gerión del humor, se convierte en Abundio Caletre, sabio y alquimista; y Paco Nájera, cuerpo que dibuja, se troca, por obra y gracia de su propia pluma, en Remigio Odavá, poeta versificador de leyes.

Un fantástico complemento a esta avanzadilla de una serie que promete ser un hito en la historia de Andalucía y, por tanto, de España, es la mencionada página web. Destaca un periódico fantástico que renuevan mensualmente: La voz de Tartessos. Diario semanal que sale todos los meses. Tiene este diario mensual titulares y anuncios delirantes: «Argantonio viajará a las islas Británicas en visita oficial»; «Aprenda griego en ¡7 días! Con el método avanzado del filósofo y lingüista Amígdalas Políglotas». Hay también una introducción histórica profusa que demuestra el alto grado de esfuerzo estudiando la documentación de la época con que han trabajado Santiago Caletre y Paco Odavá o, porque da lo mismo, Abundio Girón y Remigio Nájera. Y da lo mismo porque un trabajo como éste no puede pasar así como así. La juguetona influencia del fantasma de Argantonio más las horas de documentación, viajes para buscar localizaciones (al final del libro hay un interesante álbum de fotografías), pulimiento de guión y perfeccionamiento en el dibujo, han debido de dejar en estos portentosos autores andaluces de Jaén (Paco Nájera de Jabalquinto y Santiago Girón de La Carolina) unas secuelas irreversibles. Seguramente, dado el grado de locura histórico humorística que han debido de alcanzar con esta primera parte de la serie, resulta fácil imaginárselos vestidos con túnicas de lino, mantos teñidos de púrpura de Sidón, sandalias de piel de gineta y adornos de orfebrería persa mientras trabajan, en un estudio alumbrado por antorchas y lucernas, en esa esperada ya segunda parte de esta serie de historieta andaluza con vocación universal: La espada de Crisaor; héroe este que nació de la sangre que brotó de la cabeza, no lo olvidemos, de la gorgona Medusa, esa que tenía serpientes por pelos y dejaba de piedra a quien osara mirarla. Tartessos. La ruta del estaño no es una gorgona. Sin embargo, sus lectores nos quedamos petrificados en espera de la continuación de esta serie que ha encontrado en la editorial Almuzara una fiel aliada para la recuperación humorística de la memoria histórica de Tartessos y su rey.

Esperemos, porque esta iniciativa merece la pena, que se cumplan los ambiciosos deseos que expresa Paco Nájera en esta declaración de intenciones:

«(...) Y por ser ambiciosos que no quede. Queremos que Tartessos se haga un hueco y se consolide en el mercado español como lo que es, una serie. Una serie amable y familiar y por tanto, dirigida a un público muy heterogéneo, no necesariamente lector habitual de cómics. Ese es el gran reto que hoy tiene la historieta en nuestro país, trascender al público habitual, que actualmente es una minoría, y tratar de llegar y enganchar a nuevos aficionados y recuperar a los que un día lo fueron. Con ese ánimo e ilusión estamos trabajando. El tiempo y vosotros los lectores, diréis si estamos en lo cierto o no».

Así sea, por Astarté.


Tartessos. La Ruta Del Estaño, de Paco Nájera y Santiago Girón (color de María José Nogales). Almuzara: Bookadillo, 2005

Libro de historietas en cartoné, 29 X 22 cm., 66 págs., 15 euros

ISBN: 84-96416-64-X / Depósito Legal: Co-896-05. 05

[en las imágenes, de arriba a abajo: cubierta del libro, autocaricatura de los dos autores: Nájera y Girón, y una de las páginas del diario ficticio que se comenta en el texto. Selección de las imágenes de Lombilla]

Ficha de Paco Nájera en Tebeosfera >