lunes, 26 de diciembre de 2005

Jinn-El-Rais, de Rodríguez (Ariadna)


El libro de historietas JINN-EL-RAIS, primero de la saga de Omar el Navegante, de Pedro Rodríguez (coeditado por el sello cordobés Ariadna bajo el patrocinio del inJuve), fue presentado en Madrid en el Espacio Sinsentido el jueves 22 de diciembre de 2005 a las 20:00. La presentación corrió a cargo del guionista y crítico salmantino Jorge García, quien ha tenido la amabilidad de cedernos el texto de su presentación para publicarlo aquí. Se reproduce tal cual:

PRESENTACIÓN DEL ÁLBUM JINN-EL-RAIS EN LA SALA SINSENTIDO

(20:00 HORAS, JUEVES 22 DE DICIEMBRE DE 2005).

Presentación a cargo de Jorge García

Me siento doblemente privilegiado: por un lado, porque presento la obra de un amigo y eso siempre es motivo de satisfacción y orgullo; por otro, porque en historieta apenas surge una docena de obras interesantes al año, y Jinn-el-Rais de Pedro Rodríguez es una de ellas. Por eso esta presentación supone un honor para mí.

A mi juicio, y este libro lo demuestra, Pedro es un autor sin apenas relación con las corrientes actuales de la historieta. No obstante, forma parte de una de las mejores y más recientes generaciones de dibujantes de este país: la que puso en marcha la revista barcelonesa El Puñalito, cuyos mejores exponentes (como Sergio Mora, Santos de Veracruz o Sonia Pulido) se cuentan entre los paradigmas de modernidad del tebeo español en los últimos años.

Por su parte, Pedro pertenece a la estirpe de los cuentistas y, como ellos, disfruta hechizando al público con bellas historias. De hecho, la sensación que nos deja la lectura de su trabajo es difícil de definir, pero tiene mucho del exotismo y la fascinación que asociamos a Las mil y una noches o a la literatura de Borges, por citar dos de sus referentes preferidos.

Las aventuras de Omar el Navegante, su personaje más emblemático hasta la fecha, se publicaron por primera vez en febrero de 2003 en las páginas de la revista cordobesa Dos Veces Breve. Esas primeras historias definían a Omar como fruto de un choque de civilizaciones, en tanto que hijo de padre árabe y madre cretense. Además, de su comportamiento cabía deducir que no tenía más credo que la amistad, lo cual le honra dados los tiempos que corren.

En mi opinión, algunos de aquellos primeros relatos cortos (como "De cadenas y pájaros" o "El llanto del cíclope") eran ya obras maestras por derecho propio. Entre otras virtudes, demostraban una gran eficacia narrativa y un conocimiento profundo de la técnica de "cajas chinas", ese artificio literario que tan fecundo le ha resultado a Pedro y que consiste en contar una historia dentro de otra. En ese sentido, Jinn-el-Rais representa la culminación de todas esas virtudes y, además, manifiesta un salto cualitativo en la carrera de Pedro.

El escenario del libro es el Mediterráneo de la segunda mitad del siglo XVII. En esta época era un mar en franco retroceso respecto de otras rutas marítimas, especialmente las que partían de los Países Bajos. El Mediterráneo quedaba, pues, para pequeños mercaderes como Omar. Y también para pasto de los "rais", que era como se conocía a los capitanes corsarios.

Por otro lado, el Mediterráneo seguía siendo un punto de encuentro (y desencuentro) entre diversas culturas. Además conservaba intactas muchas de sus tradiciones y leyendas, enriquecidas por el paso del tiempo desde la época de Homero. Uno de estos mitos, el del manantial de la eterna juventud, le sirve a Pedro como excusa y detonante de su narración. Sin embargo, hay que situar el sustrato profundo del relato lejos del ámbito de la mitología.

Este libro cuenta la historia de una amistad perdida: la de Omar y su amigo Andreas, también conocido como Jinn-el Rais (de ahí el título del álbum). Ambos compartieron juegos infantiles, pero fueron separados de forma violenta al inicio de la adolescencia. Muchos años después vuelven a encontrarse en el curso de una extraordinaria aventura. El clímax del álbum (que no voy a desvelar aquí) se produce precisamente tras ese reencuentro. En ese preciso momento, la búsqueda de la eterna juventud pierde valor en sí misma y se convierte en una metáfora del retorno al pasado y la vuelta a la inocencia perdida.

En este libro, Pedro da toda una lección de eficacia narrativa y elegancia estilística. La trama se desarrolla en varios planos narrativos y sugiere múltiples lecturas. De hecho, el contenido profundo del tebeo está envuelto en una emocionante historia de aventuras que nos conduce, tras un arranque espléndido, del Mediterráneo al Atlántico, hasta llegar a la mítica isla de San Borondón, ese islote legendario que, según los tinerfeños, aparece y desaparece a voluntad.

Jinn-el-Rais es un álbum espléndido y Pedro Rodríguez un autor a tener muy en cuenta. Con este libro, Pedro ha demostrado que las modas no casan con él y que no quiere oír otros cantos de sirena que los de La Odisea. Sólo me queda animaros a leer este libro espléndido porque, en estos tiempos de superhéroes, mangas y autobiografías insulsas, sería una lástima que desperdiciarais la ocasión de leer un grandísimo tebeo.