miércoles, 8 de febrero de 2006

Crisis de las caricaturas. La víctima: los humoristas



La llamada “Crisis de las caricaturas” nos ha dejado estos días con más noticias de asaltos, manifestaciones violentas y lo que es peor: hasta 12 muertos por causa de las movilizaciones fundamentalistas. Los medios de comunicación todavía no muestran consenso sobre las verdaderas causas de esta desmesurada reacción frente a las caricaturas publicadas en septiembre en Dinamarca, los Estados europeos tampoco están reaccionando con severidad ni con otro criterio claro, y los más desfavorecidos (aparte del pueblo danés) parece que van a ser los propios humoristas gráficos. En general.


El radicalismo islamista ha estallado, escudándose en el subterfugio de las caricaturas danesas y otros, tras un período de acumulación de odio que ha ido fortaleciéndose con los diversos asaltos del imperialismo yanqui en Oriente Medio. Este radicalismo ha encontrado apoyos en el fundamentalismo, el cual ha sepultado en poder y voz al laicismo en los países de Oriente Próximo. La presencia desafiante de Irán, el triunfo de Hamas en Palestina y la preeminencia de Siria, que controla políticamente el Líbano, se han conjugado para apoyar estas revueltas a sabiendas de que en estos países no se dan manifestaciones si no es con consentimiento de las autoridades. Resulta patente que el problema de fondo es el odio agazapado contra el imperialismo occidental / estadounidense, pero materializado contra la más morigerada Europa.


MAS ASALTOS Y NINGUNA DETERMINACIÓN

Estos dos últimos días hemos sabido que una multitud atacó con piedras a soldados de Noruega en Afganistán, hiriendo de levedad a dos soldados y quemando parte del campamento. El día 8, el Consejo de los Ulemas de Afganistán, principal organización islámica, pidió el fin de la violencia en mensajes de radio y televisión, pero eso no ha evitado que hayan seguido las protestas (sobre todo en ese país, aunque también en Irán, Palestina, Siria y Líbano) y ya se cuentan 12 muertos como consecuencia de las movilizaciones.

Las últimas noticias que nos llegan son que Teherán ha suspendido toda relación económica con Copenhague, cuya legación volvió a ser atacada, y que se ha confirmado que el adolescente detenido en Turquía acusado de haber asesinado al sacerdote italiano Andrea Santero estaba influenciado por las protestas contra las caricaturas de Mahoma (según informó ayer la televisión turca NTV).

El Gobierno de EEUU, el gran ausente de esta polémica, ha solicitado a los países musulmanes que pongan fin a la violencia pero no ha intervenido con declaraciones a favor de la integridad de los valores democráticos de Europa o de sus instalaciones en países de Oriente Próximo.

Europa parece no saber cómo actuar todavía, algo inaudito, y lo que se ha dado en llamar “tibieza de los 12” viene a evidenciar el desconocimiento sobre cómo afrontar la situación, puesto que parece que no puede responder ante los altercados ni con la fuerza, ni con la diplomacia ni con excusas. Con todo, anoche, la ONU, la UE y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) lograron consensuar un comunicado conjunto en el que se condenan los ataques a las embajadas europeas.

Hoy, ayer acertaba Camacho en su columna de ABC a reflejar este estado de las cosas: «En estos días tormentosos, inicuos, se echa de menos un dirigente con coraje que ponga los puntos de la dignidad sobre las íes del valor civil.» (si bien luego se descuelga con un esbozo de amenaza que resulta temerario).

Pero las opiniones siguen estando enfrentadas, no ya por la postura manifestada por Zapatero en su famosa carta (emitida antes de que esto se desmadrada, bien es cierto), sino por casos como el que hallamos en Madrid, donde el presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), Félix Ángel Herrero, ha condenado la publicación en varios medios de comunicación de caricaturas de Mahoma y ha instado a los legisladores el Código Penal para evitar que en el futuro se puedan repetir situaciones parecidas.

¡Legislar para que exista censura previa!

En Dinamarca están que arden. Allí, las reservas turísticas a países árabes han sido anuladas y el redactor-jefe del Jyllands Posten, Flemming Rose, ya no aparece por la redacción, situada en pleno centro de Copenhague, con el pretexto de que está «enfermo». Y lo más cómico es que finalmente se ha recurrido a la revancha: un diario conservador iraní, el titulado Hamshari, ha anunciado su intención de publicar viñetas satíricas sobre el Holocausto, en respuesta a las viñetas de Mahoma. La solución parece ser que todavía se encuentra entre los extremos.

LOS MEDIOS NO SE PONEN DE ACUERDO

No hemos querido ahogarnos en esta ocasión en las opiniones de presuntos analistas que son columnistas del desacierto estos días. Parece que ninguno quiere centrarse en el verdadero foco del problema, que no deja de ser aireado, sin embargo: el arabista P. Mtz. Montávez ha dejado claro en elpais.es que el neocolonialismo liderado por EE UU y la Administración Bush y el terrorismo islamista son dos procesos paralelos y se interrelacionan y que en ellos se hallan los cimientos de todo este lío. Tariq Ramadan, profesor en Oxford, ha declarado que reírse de la religión forma parte de la cultura europea y que reaccionar de manera desmesurada ante las caricaturas por parte de grupos islamistas es alimentar las ansias extremistas de los fundamentalistas. He aquí la clave, no culpar a los humoristas sino a los que azuzan al poblacho radical.

Irene Lozano ha acertado también hoy en ABC.es : «no estamos obligados a respetar todas las ideas que campan por los periódicos o las radios, algunas de ellas francamente estúpidas, pero sí a tolerarlas. Por eso libertad y tolerancia se administran en iguales dosis, para facilitar la convivencia con los que piensan, sienten o creen de otra forma, y nos ejercitemos en tolerar a quienes expresan convicciones verdaderamente repugnantes.»

Existen figuras intocables para ciertas culturas, como el rostro del profeta o el Corán y esto ha despertado el discurso victimista entre los musulmanes, discurso que aprovechan hábil y eficazmente los elementos radicales. Es verdad, pero ¿debemos asumir que existen elementos intocables para nuestro ejercicio de crítica y opinión?

¿En Europa? Yo creo que no. la injusticia y la sinrazón de la furia contra Dinamarca a la que asistimos estos días a raíz de la publicación de las caricaturas de Mahoma en la prensa danesa resulta estremecedora, pero eso no implica minar parte de nuestros derechos, y menos por miedo, como ha sugerido hoy Elvira Lindo en El País:

«La idea ilustrada del respeto es que uno tiene derecho a arremeter contra las creencias pero no contra los individuos, ni carcajearse del sufrimiento humano. Sería catastrófico que dejáramos de ejercer nuestro derecho, por miedo.»

Resulta capcioso, pero parece que hay que recordar lo que dice nuestro Código Penal dice al respecto en su artículo 525: «Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.»

Y resulta abundante y capcioso tener que recordar que los religiosos reclaman para sí un respeto que de ningún modo pueden reclamar las ideologías, de modo que la ortodoxia quedaría fuera de toda discusión. De la pretensión de equiparar las ideologías políticas con "creencias" es de donde surgen los fanatismos ideológicos ¿es que no lo ven los estadistas?

LOS HUMORISTAS, ESTIGMATIZADOS

Finalmente, han comenzado a publicarse caricaturas alusivas al problema en revistas como http://www.lakodorniz.com (desde el domingo día 5, lo olvidamos en la anterior crónica) y las caricaturas danesas han aparecido al completo en elmundo.es y en varios blogs que claman a favor de la libertad de expresión. Elmundo.es, además, ha mostrado un monográfico titulado "Artísticamente incorrecto" donde se mostraron imágenes alusivas a la censura o la autocensura y pidieron el parecer a varios ilustradores, entre ellos Ulises, Victoria Martos, Santiago Sequeiros, Gallego, Arévalo, Arnal Ballester, Ricardo y Peret (el más acertado en sus declaraciones, sin duda).

Los humoristas se han manifestado de manera dispar, Martinmorales ha tenido algún rasgo de inteligencia representando moros que atacan lápices pero otras veces ha desviado la atención hacia la corona de espinas manejada burlonamente por Carod-Rovira. Máximo ha ejercitado su ironía con la figura de Dios muy bien, mientras Mingote parecía mostrarse poco interesado. Otros autores han esbozado viñetas relacionadas con el caso, mesuradas pero inteligentes: Ricardo, Idígoras y Pachi o Gallego y Rey han aportado un humor fino estos días, El Roto o Caín han lanzado sus peculiares frases lapidarias ilustradas con verdadera perspicacia. Otros autores han pasado casi por completo del asunto (Forges) o bien han mostrado la sensibilidad de los que comprenden que no se debe herir al pueblo musulmán (Zulet).

Hasta el tradicionalmente desafiante El Jueves, que se ha mostrado abiertamente crítico con la Corona o la Iglesia, por ejemplo, ha preferido no dibujar a Mahoma en su último número, el 1.498, actitud reservada que ha sido criticada desde Periodistadigital.com no sin razón. Únicamente Charlie Hebdo, la revista satírica francesa en la que se fijó precisamente El Jueves en sus primeros días, ha plantado cara a la absurda reacción contra el humorismo gráfico y ha publicado esta semana un "especial profeta", cuya portada reproducimos aquí. Su director, Philippe Val ha dicho valientemente «En una democracia, existe el derecho a la caricatura».

A nosotros nos queda claro que, al menos en España, no existe una mira común entre los profesionales del medio. Es más, tampoco están haciendo un esfuerzo porque se comprenda el problema verdaderamente. En suma, que nadie está haciendo pedagogía, y es que hay que dejar claros varios puntos:

1. La sátira y lo que significa realmente el humorismo gráfico.

No se entrará aquí en definiciones, que para eso están los libros, pero el interés de la sátira no va dirigido jamás a blasfemar, sino a construir una metáfora de la actualidad. Así, la bomba en la cabeza Mahoma puede entenderse como: "Como europeo veo que parte del Islam constituye una amenaza". Empero, nunca debe entenderse como: "Los musulmanes son todos terroristas" (que es simplista). Y nadie habrá interpretado la viñeta como "¡Mahoma lleva una bomba en la cabeza!" (que sería pueril).

En fin, que no se ha hecho necesariamente un escarnio de una creencia o dogma, que es lo que protege el Código Penal español, sino una parábola del terrorismo islámico (una microscópica parte de los pueblos musulmanes) que mata americanos y europeos en nombre de Alá. Sobre las otras caricaturas de pueden emitir justificaciones similares, aunque a este respecto habría que dejar que se pronuncien los Tribunales.

2. El significado y características del humorismo gráfico.

Hay quienes han señalado que los dibujos son vulgares, de escaso valor, bastos o penosos. Los arabistas han dicho que incorrectos, en lo cual le dan la razón algunos tertulianos -que no analistas- patrios. Una de las invectivas va dirigida al turbante, que dicen que es indio y no árabe. Pues entonces... ¿cómo se que todo el Islam reconoce ahí a Mahoma? El humorismo gráfico, por su naturaleza, tienen a simplificar los elementos con los que juega para emitir un mensaje complejo. Así, la estereotipia viene a clarificar el significado de la viñeta, no a subrayar lo horrendo o la fealdad. El autor de esa caricatura dibujó un turbante de modo mecánico, sabiendo que el destinatario del mensaje lo reconocería automáticamente. Y en las cualidades estilísticas del dibujo entrará quien desee hacer una crítica de tipo artístico, pues el humor gráfico antepone la claridad del mensaje a la calidad del dibujo. Imagino que nadie protesta por los monigotes de Forges o por la simplicidad del trazo de Máximo en tanto que logra el humor que pretende.

2. El valor y verdadera naturaleza de la crítica (sea o no dibujada) en la prensa.

Se puede admitir que el concurso de las 12 caricaturas en Dinamarca se formuló como un acto desafiante. De acuerdo: un autor había mostrado su indignación por no hallar ilustrador para su libro sobre Mahoma y el Jyllands-Posten reaccionó como lo que es: un diario conservador y amarillista. Pero actuó en el ejercicio de sus derechos, bajo el imperio de la Ley. Y esos derechos deben ser dirimidos únicamente ante la Ley (de Dinamarca). Hacer mofa de la figura de Mahoma no constituye, en este sentido, una blasfemia sino un modo de decir: “hemos demostrado que puede dibujarse al miedo”.

3. La admisibilidad o no de la obra a toro pasado.

Según Putin, último gobernante en pronunciarse al escribir estas líneas, las caricaturas son ¡inadmisibles’. No es de extrañar esta declaración proviniendo de un gobernante que bien podría haber suplantado a Stalin. Pero el hecho de la publicación de las caricaturas y viñetas es ya un acontecimiento histórico que no podemos soslayar y que refuerza el valor del periodismo como ejercicio de libertad y para la democracia. No se puede acusar ahora, cuando se ha desatado toda esta furia, a los editores del diario de irresponsables, como se ha hecho (hoy en Antena 3, por ejemplo), o de querer azuzar la hoguera del odio. No se puede responsabilizar ni a los caricaturistas ni al diario de fomentar una ira de la que sólo son responsables los imanes fundamentalistas.

En resumen: los grandes perdedores de este asunto son los caricaturistas en concreto y el humor gráfico en general pues ha resultado que:

A. Los 12 daneses están amenazados de muerte y nadie se ha acordado de ellos para solidarizarse con su aterrorizada situación.

B. La opinión más extendida sobre su obra es que es una ofensa blasfema (según 1.500 millones de musulmanes) o que es una obra irresponsable y, en cualquier caso, vulgar, falta de calidad (casi todos los daneses, muchos europeos).

C. La mayoría de los humoristas gráficos de Europa han quedado en evidencia al no reaccionar solidariamente o amilanarse ante los acontecimientos, creyendo aconsejable parapetarse tras un muro de pusilanimidad. Salvo Charlie Hebdo, si acaso.

D. El humorismo gráfico ha quedado, ante los medios y la opinión pública, como un ejercicio de deslealtad, que no respeta las creencias ajenas, que pretende ofender y que además practica una vulgaridad gratuita y alevosa.

E. Ningún político ha manifestado cabalmente que el ejercicio del humorismo en prensa es legítimo y transmite valores de denuncia frente a los abusos, las amenazas, los errores, los desfases y desmanes. Y no otra cosa, salvo que un tribunal así lo estime. En España, ningún Ministerio de Cultura, ni siguiera diario alguno ha publicado un ensayo o columna defendiendo el ejercicio del humorismo gráfico.

Este es pues el balance: gente muerta, daneses y noruegos amenazadados, políticos desbordados, ojerosos y estólidos, tertulianos gritones, y humoristas denostados y olvidados.

El reino de la desinteligencia.

El enemigo, se ha demostrado, es nuestra propia incultura.



Texto de Manuel Barrero [esta es la crónica cuarta que se emite sobre este asunto].


La imagen de cabecera es uno de los chistes gráfico publicados por el diario danés, que aún siendo eso es tenido por una simple caricatura. El texto dice: “Parad, parad, que nos quedamos sin vírgenes!” La otra imagen corresponde a la cubierta del último número de Charlie Hebdo.


Fuentes: ABC, El Mundo, El País, La Razón, Wanadoo, Libertad Digital.


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