Hemos comprobado cómo a lo largo de los años sesenta el género de espionaje iba agotando sus posibilidades en función de la repetición de esquemas y la mixtura con otros géneros, acaso por haber partido de un referente casi único, James Bond. La tendencia, en otros medios de comunicación como la televisión o los cómics, fue ir suavizando los argumentos escabrosos para alcanzar todo tipo de público, y si se quería tener a los niños entre el público lo ideal era explotar una visión más ligera de los agentes secretos.
Las parodias de Bond comenzaron en la misma literatura según se entraba en la década de los sesenta. Por lo que respecta a los cómics, en los primeros años de la década ya tuvimos el placer de conocer la serie belga protagonizada por el agente Steve Pops, cuya apariencia estaba directamente inspirada en Sean Connery. El mismo año que Pops, en 1964, apareció el agente secreto Anacleto en España, una genial creación del gran Vázquez. En 1966 nació Agent 327 en Países Bajos, creación de Martin Lodewijk para la revista Pep, que obtuvo gran popularidad pero que en nuestro país apareció brevemente en Fuera Borda en 1984 bajo el nombre "Superagente 327". Hacia el final de la década, por acabar con estos ejemplos representativos, los detectives privados más queridos por los españoles, Mortadelo y Filemón, entraban al servicio de una agencia secreta denominada "TIA".
Dedicaremos unos días a conocer a estos agentes botarates. Por el momento, comprobemos qué aspectos eran más risibles de los argumentos de espionaje para los historietistas de los primeros sesenta haciendo memoria sobre la serie de Steve Pops, poco recordada pero con aspectos muy atractivos, sobre la cual ha escrito nuestro colaborador, el autor y teórico de la historieta Ángel Olivera.
Tebeosfera. Los tebeos nunca mueren.
2 comentarios:
Gran personaje Superagente 327. Nunca entenderé por qué circunscribieron el material de la BD neerlandesa a casi exclusivamente la revista Fuera Borda. Cuando se acabo la revista, se acabó esta BD en España. Siempre me pareció que este agente podría haber tenido en España una vida editorial más larga.
Creo que no ha habido ninguna otra serie sobre agentes, orientada a un público juvenil, que cuidara tanto la documentación gráfica y la ambientación. Los personajes también eran muy atractivos.
Un saludo
Y sólo hay que asomarse a alguna web sobre historieta en los Países Bajos y observar lo vivo que sigue este personaje allí, ¡hasta en los carteles de los salones!
Obra de gran calidad apenas paladeada. Cierto.
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