miércoles, 12 de mayo de 2010

CHICAS (MALAS) DE MIEDO

La presencia de la mujer en los cómics comenzó a cambiar con las transformaciones del tejido social y la explotación de la cultura popular durante los años sesenta, cobrando ellas más importancia como protagonistas en los tebeos de los setenta. Con todo, las heroínas y superheroínas pagaron su tributo protagónico en carne: tenían poder, sí, compartían liderazgo, vale, pero siguieron marcando busto y pandero para deleite de hormonas preadolescentes.

Esta tendencia fue al alza en los noventa, un periodo en el que los editores estadounidenses consideraron, o eso parece, que los lectores de comic books ya eran suficientemente maduros como para soportar el drama violento, la agresión explícita, cierto nudismo y argumentos de terror y horror con mayor carga tétrica y de casquería. Era el signo de los tiempos: al fan se le propone la idea de que puede ser "maduro" y a cambio se le da ración doble de gore, más demonios por centímetro cuadrado de viñeta y que no falte su dosis de "T&A".

T & A. Esto definió toda una corriente modal (que no un género, no nos equivoquemos), los cómics de "tits and ass", es decir: de tetas y culos. Tanto daba cual fuera el poder o el atractivo del personaje femenino, protagonistas exclusivas de una nueva avalancha de lanzamientos: debía tener piernas larguísimas, culo prieto, columna vertebral combada y mamas como melones. Y la cosificación no paró ahí: la mujer ocupaba una posición en el mundo desarrollado y podía ejercitar su independiencia, e incluso su superioridad, pero tenía que seguir mostrando su anatomía, dejar expuestas sus nalgas, y ceñirse bien los pechos para significar el canalillo.

Esta modalidad de historietas, más conocidas con el denominador común (y también machista) de "bad girls comics", no aportó realmente mucho al género del horror. A la postre se servían historias de chicas monas y poderosas que actuaban como diablesas justicieras o contrarrestaban las fuerzas del mal mientras lucían modelitos y adoptaban poses. Punto. Interesaría analizar, si acaso, el porqué del contraste lo bello vs. lo demoníaco; quizá entrar a matizar el uso de pecados o redenciones, o la religión misma, como temás de fondo; el milenarismo que lo impregnó todo; quién sabe si sería de interés comprobar si esa idea del infierno abierto a través de pasos o brechas en el subsuelo tiene algo que ver con la menstruación, lo vaginal o la identificación de la mujer con la tierra...

Pero no vamos a entrar en cuestiones antropológicas. A continuación repasamos las colecciones que se vieron en España de estas "chicas malas" y, si alguien tiene interés, puede revisar los dos textos que hemos rescatado del doctor Jesús Jiménez Varea de los números 3 y 4 de Lady Death, que algo dicen del tema:






MAGDALENA, THE (PLANETA, 2001)
MAGDALENA. DIOSES ANTIGUOS, THE (PLANETA, 2004)


Y, por descontado, ante tanto despliegue de epidermis femenina, no tardó en reaparecer la vampira alienígena más deseada:


Catalogaron estos tebeos los tebeditores, fundamentalmente: Andrés Álvarez y Adolfo Gracia

Tebeosfera. Llevamos la delantera (en el repaso al cómic de horror).

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