El humorista gráfico Lamber (Lamberto Ortiz Torrero), de El Económico, ha sido amenazado con mensajes anónimos y también con una querella por estimar que representar en una viñeta humorística a manifestantes como borregos constituye un delito de injurias.
Era noticia a mediados del mes pasado que cerca de trescientos profesionales del mundo de la arquitectura, el cine, el teatro, la música, el periodismo y otras disciplinas se manifestaron contra una sentencia del Tribunal Supremo que obligaba detener y demoler las obras de rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto. En el comunicado se afirmaba que llevar a los tribunales una obra artística sentaba «un precedente preocupante que afecta a la libertad de la que debe gozar la cultura» y que el asunto era en realidad una maniobra política porque el PP valenciano en la oposición hizo bandera contra el proyecto, en litigio desde 1993.
El texto calificaba la demolición como una suerte de acto de cobardía intelectual dado que el teatro constqaba en numerosas guías de arquitectura internacionales y había sido finalista de los prestigiosos premios europeos Mies Van der Roe. El manifiesto contra este fallo judicial fue impulsado por un grupo de arquitectos valencianos y luego fue apoyado por representantes de la cultura española, como los actores Juan Echanove, Rosa María Sardá o Mercedes Sampietro, los cantantes Víctor Manuel y Ana Belén o la escritora Maruja Torres.
El 30 de enero el humorista gráfico del diario local El Económico publicó una viñeta en la que satirizaba las protestas contra la reforma del teatro declarada ilegal por el Tribunal Supremo. En primer plano aparecían Joan Lerma y Ciprià Cisca, y en segundo un conjunto de ovejas, o borregos, alusivos al resto de participantes en una manifestación celebrada el día anterior.
Al día siguiente se anunció que la junta directiva del Atlético Saguntino Club de Fútbol se querellaría contra el dibujante por comprender que la viñeta podía ser constitutiva de un delito de injurias dado que en ella “se ha insultado a menores” dado que entre los manifestantes había menores que acompañaban a sus padres, por lo cual pretendían poner el asunto también en conocimiento de la fiscalía de menores. Lo más grave no es esto, lo peor fue que el dibujante manifestó en el mismo periódico que había recibido insultos y amenazas, por vía telefónica, procedentes del mismo grupo que se había sentido afectado por la “malévola” sátira de la manifestación.
Según el periódico El Económico, la junta directiva del Saguntino pretende utilizar el asunto en la lucha política en que se halla la localidad, y pedir a
Es comprensible que en el rifirrafe político se emitan intimidaciones, se califique en exceso o se enarquen los ceños, pero llevar esta viñeta a los tribunales con los argumentos que plantean es abiertamente ridículo. Estimar que en la viñeta se ataca a los menores porque se representa a todos como un rebaño es como afirmar que el autor es racista porque sólo dibujó ovejas blancas y no negras o pintas.
El dibujante ha declarado, para su periódico, que no va a caer en la tentación de emplear el ataque con los amedrentadores, y afirma que «El Estado de Derecho dota a esta sociedad de mecanismos legales para que nos podamos defender quienes padecemos en nuestras carnes el salvaje atentado a la libertad de expresión. Así que quienes han tratado de romper por medio de la violencia ese pilar básico de la democracia cual es la facultad de expresar y difundir libremente ideas y opiniones, deberán responder ante el poder judicial (…) con actuaciones como las que estoy padeciendo no lograrán cerrar mi boca ni inmovilizar mis manos. Mi derecho a transmitir mis opiniones por medio de mis dibujos humorísticos es irrenunciable, como también considero irrenunciable asistir a las manifestaciones que considere oportunas, tal y como lo hice a la convocada el pasado martes en contra de la demolición de las obras del Teatro Romano»
El 7 de febrero nos ha llegado una nota de
Informó: Lombilla
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