viernes, 22 de febrero de 2008

HISTORIA DE LA FEALDAD

Historia de la fealdad, de Eco

El libro Historia de la fealdad, muy vendido por venir arropado por el mediático autor Umberto Eco, consiste en una antología de imágenes y de textos, extraídas con tino del acervo cultural occidental fundamentalmente, que intentan conducirnos hacia el conocimiento de la significación de lo grotesco y lo estéticamente indeseable en nuestra cultura.

El libro no es una obra concretamente de Eco. Él es, en efecto, quien redacta una introducción brillante y coordina a un equipo de investigadores y divulgadores que son los que realmente han confeccionado este manual. El libro en sí contiene pocas aportaciones teóricas y destina un gran espacio a las reproducciones de grabados, pinturas o fotografías, así como a extractos de textos fundamentales del pensamiento o de la literatura de todos los tiempos.

En síntesis, las conclusiones que extraen los autores y que avala Eco es que lo feo no se debe definir tanto por oposición a lo bello (a la consideración aristotélica que de lo bello tenemos hoy, como sinónimo de bondad y salud) como en composición de una forma con tres ramales: la fealdad en sí misma, la fealdad formal y la fealdad representada. En los tres casos, la categorización y comprensión de lo feo vendrá marcado por factores sociopolíticos y temporales (una máscara africana aberrante para nosotros puede ser símbolo de dignidad para un nativo) y, sobre todo, por factores económicos. Sobre todo ahora, en los siglos de la masiva proliferación de imágenes, y sobre todo de imágenes simbólicas, donde lo bello o lo feo no son sino verctores de comercialidad.

Eco y sus colaboradores no se olvidan de la base de la iconografía de la fealdad, la caricatura. Se trata sobre ella muy someramente en el capítulo V. LO FEO, LO CÓMICO, LO OBSCENO, describiendo al lector las posturas antagónicas de Sedlmayr (la caricatura como arte descentrado) y de Rosenkranz (la caricatura como especie de redención estética de lo feo) y afirmando que la labor satírica de los caricaturistas no debe datarse con remontes al Renacimiento sino en el siglo XIX y XX, cuando se construyen como retratos de penetración sicológica de los personajes representados.

Es esta una idea interesante que luego los autores desarrollan en el capítulo VII. EL DIABLO EN EL MUNDO MODERNO. Aquí, partiendo de la idea siempre sugestiva de la belleza irresistible de Satanás -de donde ha brotado tanta literatura-, los autores nos introducen en la iconosfera de personajes tallados con belleza pese a ser depósitos de maldad. Goethe, Dostoievski, Papini, Mann describieron a un demonio humanizado mientras que los caricaturistas políticos "demonizaron" a los enemigos de lo que consideraban ordenado y correcto. La caricatura política, sobre todo la que se guiaba por las herramientas de la propaganda, hizo fuerte uso de esta estrategia, describiendo como monstruos, seres horripilantes o bichejos a sus enemigos bélicos o políticos. Larga lista de autores hay en esta modalidad de caricatura, Gillray es el ejemplo más contundente británico, en España tenemos el gran aparato iconográfico desplegado por los humoristas e historietistas que representaban como bestias a los miembros del enemigo (de ambos bandos), en los EE UU se dibujaron miles de comic books (cuyos personajes son, no lo olvidemos, caricaturescos en esencia) en los que los alemanes, los rusos, los japoneses, los coreanos o los vietnamitas habían mutado sus rasgos humanos por los de bestezuelas harapientas con colmillos. Eco y sus colaboradores no se detienen a analizar este apartado de la producción historietística. Como es habitual en sus trabajos pasa muy por encima deteniéndose en el sempiterno Ming de Flash Gordon y, luego, sucintamente en los personajes horrendos de Chester Gould, la galería de villanos de Dick Tracy.

Por supuesto el libro prosigue analizando otros órdenes de lo feo, deteniéndose en la redención romántica de la fealdad, documentando profusamente lo siniestro (con llamadas a Attilio Mussino, aquel ilustrador excepcional de Pinocho, a Gustav Doré, a Walter Crane) o explorando ávidamente lo que llama la "fealdad industrial", un aspecto éste en el que poco se ha reparado pero que ha marcado enormemente algunos subgéneros narrativos surgidos a lo largo del siglo XX, realimentados por las vanguardias y luego adocenados en lo kitsch y lo camp. Sí, hablo del cyberpunk, del horror posmoderno, de la estética trash, etc.

La pregunta que se hacen los autores al final, tras afirmar que lo bello es hoy una alternativa crematística mientras que lo feo puede ser una opción estética (también conducida por las ansias consumistas), es si se ha difuminado la frontera entre lo hermoso y lo horrendo. Ellos afirman que no, que la deformidad sigue siendo la representación más sólida del drama humano y que lo horrible alberga siempre algo tristemente maligno.

Desde la lectura de este libro se pueden plantear algunas ideas interesantes y equidistantes con las obras de humor gráfico o con los cómics. Por un lado la reflexión sobre la incompresión demostrada por una cultura ajena a la nuestra (donde la sátira se ha estandarizado) sobre por qué afeamos ridículamente a su profeta. Por otro, la profunda discusión que exige hoy la transformación del monstruo horrible de los cómics de los años cincuenta en el monstruoso héroe (y hasta superhéroe) de los años setenta. O la inquietante certeza de la conversión del horror criminal en algo estéticamente atractivo en las historietas del nuevo género de terror de los años noventa. O la extraña sensación de homogeneización de villanía con heroísmo en las representaciones que se hacen hoy de los antagonistas de un relato de superhéroes, por ambientarse en la actualidad, frente a la fuerte diferencia que se establece en los de fantasía, contextualizados en mundos lejanos. O la glorificación del pastiche, como distorsión máxima de la caricatura amable, en la producción humorística de éxito en el comienzo del siglo XXI...

En fin, muchos temas para cuya clarificación y estudio los autores de La Historia de la Fealdad nos regalan una profusa bibliografía y muchas referencias bibliográficas y pictóricas.

Un libro para tener siempre cerca.


La historia de la fealdad, de U. Eco et col.
(Storia della brutezza, trad. M.P. Irazazábal)

Lumen, Barcelona, 2007
456 páginas, color, profusamente ilustrado
ISBN: 978-84-264-1634-6

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