HISTORIA DE LOS FANZINES EN ARGENTINA
El peligro del actual método es que no hay filtro; no hay editor que revise una obra en la cual se pueden deslizar erratas, errores o un trabajo directamente infumable. No es este el caso. La obra de Barreiro es un buen trabajo, planteado desde el rigor y estructurado limpia y objetivamente, que logra dos fines principales: llenar un vacío existente sobre el área de estudio y, en segundo lugar, concretar las manifestaciones del fandom argentino en el seno y como un reflejo de la industria de la historieta en Argentina.
Historiar los fanzines es una tarea harto difícil. Son productos efímeros y fungibles, muchas veces pasan desapercibidos, o se retiran de inmediato de los anaqueles o se refugian en el fondo de cajas o cajones. Barreiro se interesó por el fenómeno con una curiosidad que deja ver que antepone su amor por el medio a su inclinación sobre ciertos géneros o corrientes o autores, y nos ha aportado un trabajo muy coherente que sirve de primera piedra para una investigación posterior más en profundidad. En España tenemos algunos catálogos de fanzinismo, encomiables labores de recolección y datación, pero ninguna de ellas se acompaña de los anexos y comentarios que Barreiro nos provee, logrando de este modo aclarar un poco el contexto en el que se desarrolla el fenómeno en su país y, de paso, contribuir a la historia del medio allí.
El libro se divide en tres partes: en la primera obtenemos el comentario de la evolución del fenómeno fanzine en Argentina, que alcanza el grado de historiográfico, en la segunda parte se nos ofrece el catálogo de los fanzines por orden alfabético y la tercera consiste en un anexo con entrevistas a algunos nombres importantes que han contribuido al fanzinismo, sobre todo al porteño.
La peor baza del libro se la lleva el lenguaje usado por el autor, que no elude coloquialismos y adjetivaciones propias del aficionado a la historieta, a veces poco accesible para un lector ajeno al medio. Es un pequeño defecto que un buen editor hubiera evitado. Por lo demás, la obra nos aporta unos cuantos apuntes brillantes y bastantes aciertos. Barreiro sabe precisar si en el origen del término se encuentra la colusión de fantastic + magazine (la teoría del fanatic resulta hoy un tanto ridícula), centra la definición de fanzine en las características de su circuito de distribución inteligentemente, diferencia claramente los fanzines “de” y los fanzines “sobre” historieta, describe la importancia de Fierro y de Comiqueando en un panorama social cambiante, y se extiende sobradamente el efugio de lo superheroico como alternativa para el aficionado en un contexto de mercado obligado por la dolarización y la globalización.
Es muy de agradecer el rigor y el esfuerzo demostrado por Barreiro, que lamentablemente sólo llega hasta 1998 en su repaso a los fanzines patrios. Su obra, con todo, queda como un punto de partida para siguientes investigaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario