viernes, 1 de octubre de 2010

ESPÍAS NIPONES


Japón no fue un foco de viñetas con espías, precisamente, y de hecho sus agentes secretos del cómic se diferenciaban de los occidentales, partiendo del gusto de los nipones por la mixtura de géneros y por la exageración en los subgéneros. De esta guisa, podríamos calificar como tebeo de espías pionero el de El octavo hombre, de 1963, obra de Kazumasa Hirai y Jiro Kuwata, que trataba de un policía al que transferían un cerebro y adquiría poderes que le llevaban a enfrentarse a criminales en el ámbito internacional.
Pero en realidad el primer agente secreto japonés genuino es Agente S-5, creado por Noburu Kawasaki en 1965 para la revista Shōnen Book de la Editorial Shūeisha. Estaba inspirado en las peripecias de James Bond, mas no operaba en solitario pues se hallaba integrado en un escuadrón especial en el que cada miembro estaba identificado con un palo de la baraja y, todos, actuaban al servicio de la organización internacional de agentes "S".
El primer agente japonés famoso fue sin duda Lupin III, creación de 1967 de Monkey Punch (seudónimo de Kazuhiko Kato) que se publicó en la revista Weekly Manga Action hasta 1972. Aquel mismo año nació el agente 009-1, de Shōtarō Ishinomori, para la misma revista de Editorial Futabasha. Esta era una serie realmente original: trataba de un mundo alternativo en el que la Guerra Fría ha persistido casi 150 años con los bloques oriental y occidental totalmente separados. La protagonista era en este caso Mylene Hoffman, un androide femenino que espía para los agentes del bloque Oeste.
Con todo, el manga de agentes secretos más recordado es Golgo 13, creación de 1969 de Takao Saito para Big Comic, de la Editorial Shōsgakukan. Golgo 13 es un mercenario a sueldo del mejor postor que se encarga de casos de alto nivel. Lo sorprendente de este tebeo era su calidad de amoral, la frialdad de su protagonista y el suspense que lograba el autor narrando sus asesinatos. En España, gracias a Glénat, hemos podido disfrutar de sus mejores aventuras:


En los setenta también hubo espías nipones. El tebeo de suspense médico Black Jack, del maestro Tezuka, nació en 1973, pero tras el arranque de la serie, una organización secreta comienza a poner en jaque al doctor protagonista y el relato adquiere algunos tintes propios del espionaje. Se publicó en Shōnen Champion de 1973 a 1983, y en España lo hemos podido leer también gracias a Glénat, en las colecciones:


El manga "oscuro" de Tezuka titulado MW, de 1975, también contuvo elementos de espionaje, si bien el tema principal del cómic no son las misiones especiales sino la esencia de la maldad humana. De desarrollo más ligero fue la serie de Buichi Terasawa de 1978, Super Agente Cobra, creada para la revista Shōnen Jump y que llegó a publicar 18 libros de este pirata espacial que modifica su apariencia con cirugía y su memoria para escapar de su violenta vida, pero la Mafia Espacial, una suerte de agencia criminal, intentará darle caza.


Las series de manga con elementos de espionaje más recientes ya se incluyen en grupos genéricos mezclados con la aventura adolescente, el thriller policiaco grupal o la ciencia ficción. Como es el caso de Ghost in the Shell, de 1989, de Masamune Shirow, para Young Magazine (de Kōdansha). Historia genial que puede calificarse como thriller futurista de espionaje, que nos cuenta las desventuras de Motoko Kusanagi, una agente al servicio de la Sección 9 especializada en crímenes tecnológicos. Pero ella es un cyborg, en un mundo de cyborgs...
La serie gozó de tanto éxito que tuvo continuaciones: Ghost in the Shell 1.5: Human-Error Processor, en 1991, por ejemplo. En España hemos podido leer estas historias en:


Citemos tres más de entre las series recientes: Codename Sailor V, de Naoko Takeuchi, Gun Smith Cats, de Kenichi Sonoda, y Metal Gear Solid, que ha tenido edición española:


Tebeosfera. Tebeos de uno a otro confín.

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