Posy Simmonds entre escritores

La doble naturaleza irreductible del cómic implica que la historieta, cual Jano bifronte, está llamada a hermanarse si quiere con la literatura. Una muestra brillante de este hermanamiento la proporciona la británica Posy Simmonds, cuyas obras despliegan las posibilidades del cruce entre ambos dominios, tanto desde una perspectiva interna (Gemma Bovery) como externa (El mundillo literario). 

Es precisamente de este último libro, El mundillo literario, del que trata la reseña que ha escrito Tomás Ortega en el número vigente de nuestra revista. No obstante, Ortega va más allá de la presentación de la autora y su libro, centrado en clave de comedia en los escritores, para ofrecernos algunas reflexiones personales acerca de eso, "el mundillo literario", su significación e importancia en el mundo actual, en el que el inglés es la lengua dominante en la cultura impresa, pero también en el tinglado audiovisual e internet. 

Aquí el enlace: 

TRAZOS EN LA VIDA LITERARIA DE POSY SIMMONDS 

Cómic y literatura: un entrelazamiento gráfico y con gracia en Tebeosfera 

'McCay', un ejercicio de bio-ficción

Siempre es interesante confrontar, cuando se da esa oportunidad, las teorías sobre historieta de un autor determinado con sus realizaciones prácticas como guionista o dibujante (o autor completo) de cómics. En el caso de Thierry Smolderen es muy tentador el asunto, pues se trata de un teórico relevante a la vez que un prolífico escritor de historietas. Un tebeo en particular: McCay, escrito por él mismo y dibujado por Jean-Philippe Bramanti, se presta a cotejar ambos aspectos, el teórico y el práctico de Smolderen. La historieta se centra en un periodo de la vida de Winsor McCay, con lo que entronca con la investigación histórica de Smolderen. Pero a la vez presenta una ficción en la que el cognitivismo y el estéreo-realismo, propios de una etapa en los estudios del teórico belga, se conjugan con una trama absolutamente entretenida y eficaz, con ciertos elementos de thriller. 

Jesús Gisbert ofrece una reseña de McCay en la que relata la historia editorial de este tebeo (no traducido, por cierto, a nuestro idioma), concebido por el propio Smolderen como novela gráfica. A la vez, proporciona informaciones que pueden resultar pertinentes para el disfrute de una historieta de la que no puede decirse en ningún caso que aburra al lector. Dejamos el enlace a la reseña:  

MCCAY, EL EFECTO DE LA CUARTA DIMENSIÓN 

Historietas multidimensionales en la Esfera de los Tebeos 

Un imaginario compartido

Si alguien sabe de ciudades imaginarias e imaginarios urbanos en el mundo de la historieta estos son François Schuiten y Benoît Peeters. Su actividad en este terreno no se limita a las historias comprendidas en la serie Las ciudades oscuras, sino que se extiende a través de otras iniciativas bibliográficas y museísticas, Una de estas iniciativas involucra a la bruselense Maison Autrique y al vicepresidente de la misma, Étienne Schréder, en la publicación de Kronikas. El inventario imaginario. Se trata de una colección de libros que recopilan historietas de autores jóvenes creadas en talleres internacionales de cómic, al frente de los cuales se encuentra Schréder. 

Lo mejor de estos talleres es que sirven para demostrar que el lenguaje de la historieta no tiene fronteras, no solamente porque el imaginario está saturado de elementos arquetípicos (y por tanto universalmente compartidos), sino también porque en Kronikas coexisten historietas mudas junto con otras escritas en francés, español, inglés, neerlandés o ruso... cuyas imágenes carecen igualmente de limitación geográfica, con lo que prevalece el lenguaje del cómic. Y lo mejor de esta serie de libros, claro está, es que nos permiten acceder a ese inventario común a través de historietas. 

En el artículo que abajo enlazamos, Félix López nos ofrece una documentada información y valoración de este fenómeno editorial en cierto modo complejo que es Kronikas, del que solo hay que lamentar su limitada distribución. 

KRONIKAS: CRÓNICAS GRÁFICAS DEL PATRIMONIO IMAGINARIO

Internacionalismo historietístico en la Tebeosfera

Silver Surfer y su rostro humano

Silver Surfer, conocido entre nosotros como Estela Plateada, es uno de los personajes carismáticos de La Casa de las Ideas. Apareció de la mano de Stan Lee y Jack Kirby (especialmente este último) en 1966 ―en plena edad de plata de las historietas―, en el nº 48 de la serie Los 4 Fantásticos y en un episodio en que actuaba como "el heraldo de Galactus". Desde entonces, han sido varios los escritores y artistas que han narrado en distintas etapas diferentes aventuras de este personaje singular, cada uno de ellos con su respectiva idiosincrasia. 

En esta ocasión, José Manuel Hinojosa ha escrito una reseña de Estela Plateada, la recopilación en un tomo único de los catorce comic books que en 2014 Dan Slott como guionista, Mike Allred como dibujante y Laura Allred como colorista dedicaron a Silver Surfer. El profesor Hinojosa se inspira para su reseña en la también carismática nave con la que uno de los Señores del Tiempo, Doctor Who, explora el universo. 

LAS HUELLAS DE LA TARDIS EN SILVER SURFER 

Surfeando en el Mar de las Historietas con Tebeosfera 

La teoría de Thierry Smolderen

Los estudios sobre historieta en el dominio franco-belga encuentran en Thierry Smolderen un fecundo cultivador. Sin embargo, sus propuestas, como las de otros "compañeros de viaje" en ese mismo dominio, trascienden la francofonía. La historieta a fin de  cuentas es tan transcultural como cualesquiera de las otras artes, y en sí misma considerada no entiende de pasaportes administrativos. Smolderen acomete el estudio del medio desde su historia, interesándose particularmente por su genética y su transformación, y lo hace sin aparentes a prioris de índole axiomática. He ahí su declarado empirismo. El teórico ―y guionista de cómics― bruselense propone además un modelo tripolar (tan revisable como su empirismo le exige) para comprender la evolución del medio a partir de sus específicos agentes intervinientes. 

En el artículo que enlazamos, Jesús Gisbert da cuenta de la fecundidad de este modelo y concluye señalando su extrapolabilidad a otros dominios lingüísticos de la historieta, como puede ser el español. Previamente el artículo delimita la posición teórica de Smolderen, en claro contraste con otro enfoque de cariz más esencialista. Se observa no obstante una complementariedad entre ambas posiciones. 

EL EMPIRISMO GENÉTICO DE THIERRY SMOLDEREN Y SU MODELO TRIPOLAR

Estudios sobre la historieta, también en Tebeosfera

La Guerra Fría desde Cuba: los Espías silenciosos de Prohías

Nuestro corresponsal cubano, el investigador Roberto Hernández, pone el broche final al nutrido monográfico sobre la Guerra Fría en el cómic con un repaso a la obra del historietista cubano Antonio Prohías, un autor que en un inicio vio positiva la Revolución Cubana (como atestiguan sus entregas de Cuba Nueva) pero que pronto se distanció del régimen, con parodias críticas con el comunismo como Tovarich, y que practicó una sátira política que forzó su salida de la isla, no sin antes sentar las bases de sus posteriores espías con El Hombre Siniestro. Tras su exilio en Estados Unidos, recabó en la revista MAD, cuyos editores acogieron su humor silencioso y algo extraño, y donde tirunfó con la archiconocida serie Spy vs Spy (Espía contra espía), que tuvo un éxito internacional al representar con ingenio la futilidad y el absurdo de la Guerra Fría.

ANTONIO PROHÍAS: UNA GUERRA FRÍA Y SILENCIOSA EN VIÑETAS

Tebeosfera. No a la Guerra, fría o caliente

Carrera espacial, mundo obrero e infancia

Una de las manifestaciones de la Guerra Fría en el ámbito científico-técnico fue la denominada "carrera espacial". La conquista del espacio, nada menos, era lo que justificaba ahí la rivalidad entre las dos superpotencias punteras del primer y segundo mundo respectivamente. Los primeros hitos de esta pugna tuvieron lugar en 1957, con el lanzamiento por la Unión Soviética de los satélites Sputnik 1 y Sputnik 2 (este último conocido como "el de la perrita Laika"). Estos acontecimientos fueron vividos más allá de los dos países competidores, y dan pie a numerosas fabulaciones y recreaciones de época. Una de estas recreaciones es la llevada a cabo por el historietista francés Baru (Hervé Barulea) en su tebeo Los años Sputnik, en el que el artista representa a través de la experiencia de unos niños el mundo proletario de un pueblecito de la Francia minera e industrial en el segundo lustro de los años 1950. 

Jesús Gisbert escribe una reseña de Los años Sputnik en el monográfico de nuestra revista Tebeosfera dedicado a los cómics y la Guerra Fría. En ella destaca el autor la habilidad con que Baru compone una rica historieta en la que se percibe cómo la lucha sostenida por diferentes agentes y en variadas modalidades determinaba, en la Europa occidental, aquellos primeros tiempos de "la era espacial". 

EL CONFLICTO ES EL MOTOR DE LA HISTORIA. LOS AÑOS SPUTNIK

La única rivalidad que se percibe en Tebeosfera es la que alimenta tantísimas historietas

El mismo idioma con otro acento

Javier Coma decía que junto al cine y el jazz, la tercera gran aportación estadounidense a la cultura popular la constituyen los cómics. En el caso del jazz, no hay duda de dónde, o en qué sector de la población, encuentra esta música su ambiente natural. Pero en lo que al cine y el cómic se refiere, la cosa cambia. Conviene recordar que Estados Unidos, en el siglo XX en particular ―en el que florecieron estas tres manifestaciones culturales―, era un país tremendamente diversificado en cuanto a la procedencia de sus habitantes y no todo se redujo a la hegemonía WASP (es más bien al contrario). Así, en el artículo que ahora presentamos, José María Conget comienza recordando la presencia de importantes actores y productores cinematográficos de origen judío que tuvieron que sortear su circunstancia social. 

Pero el grueso del artículo de Conget se centra en la realidad de las tiras de prensa realizadas por artistas de condición afroamericana. Es una aportación, la de nuestro escritor, que entronca, por un lado, con la recuperación de la historia del medio historieta iniciada en las últimas décadas; pero, por otro lado, entronca también con la novedad de los Estudios Culturales iniciada en EE. UU. tanto desde  ciertos departamentos universitarios, como desde revistas especializadas, blogs, etc. Poniendo en valor el papel desempeñado por las denominadas "minorías" (un término más que relativo) en el desarrollo de los medios se obtienen resultados que favorecen la instalación de esos mismos medios en la sociedad. Este es un artículo que se inscribe en esa línea: 

TESOROS OCULTOS. LAS COMIC STRIPS DE LA PRENSA AFROAMERICANA

No hay barreras ni fronteras en Tebeosfera

Elvis, el nacimiento de un mito

 

De no haber fallecido en 1977 con 42 años de edad, Elvis Aaron Presley cumpliría este próximo 8 de enero (dentro de tres días) 85 años. En cualquier caso, el biomic (cómic biográfico) Elvis, con guion de Chris Miskiewicz dibujado por Michael Shelfer, se centra en los poco más de tres años iniciales de la carrera como cantante de quien ya nació en su momento como un auténtico mito del incipiente Rock'n Roll, o al menos así, como mito, lo reconocemos hoy. Los autores presentan aquí, bajo el modo historieta, no solo el transcurso de los primeros pasos de un entonces desconocido Elvis Presley en el mundo de la música popular, sino también una representación de aquel EE. UU. de los 1950, optimista y oportunista, que sacaba partido de su reciente victoria al frente del entonces denominado "mundo libre". Memphis (Tennessee), 1953, como punto de inicio. 

En su reseña de este tebeo, Carlos A. del Bosque se manifiesta como un buen conocedor de la trayectoria de Presley y de sus orígenes, hasta el punto de detectar algún pequeño gazapo en la historia contada. No obstante, no duda en recomendar Elvis como un disfrute garantizado tanto para los seguidores del mito de Memphis como para los interesados que se acerquen de nuevas a él. Aquí el enlace: 

RECUPERANDO AL PRIMER ELVIS

Rocanroleando tebeos en Tebeosfera 

Vaillant: La bande dessinée con mensaje

Vaillant fue una de las más relevantes revistas de cómics de la posguerra francesa, en la que se reflejaron los planteamientos de la izquierda gala que antaño habían expuesto Mon Camarade. Ligada al Partido Comunista de Francia, Vaillant no podía renunciar a mostrar en sus páginas un claro antiamericanismo y postularse, en el contexto de la Guerra Fría, a favor de la Unión Soviética. A estudiar esa inclinación se dedica el pormenorizado y agudo texto de Víctor Rodríguez Infiesta.

A través de sus historietas, Vaillant trataba de forjar una serie de valores generales entre la infancia y juventud, como la igualdad o la resistencia a la opresión, a pesar de la dificultad de mantener ese discurso frente a los actos de expansión de la Unión Soviética. Precisamente ese activismo le valió el ser repudiada por la derecha francesa que, sin embargo, contaba con sus propias revistas igual de parciales.

A pesar de ello, Vaillant no fue una revista de excesiva pulsión adoctrinadora. Al menos en intensidad, ya que perseguía sus objetivos por una vía más contenida. Como se muestra en el lúcido trabajo de Rodríguez Infiesta, más que la cantidad de historias de marcado marchamo político en sus páginas, lo relevante fue la persistencia con la que se publicaron siquiera algunos, de forma continuada, permitiendo que el mensaje de la izquierda francesa calara poco a poco en la juventud, contribuyendo de ese modo al mensaje antiamericano que caracterizó a la izquierda gala durante la Guerra Fría.

Vaillant en la Guerra Fría. Aproximación a un análisis ideológico comparado

 

Tebeosfera. Bande dessinée valiente