La repercusión de la Guerra Fría en las viñetas se hizo sentir en las historias de los personajes más emblemáticos de las editoriales, algo a lo que no fue ajeno DC, asignando a su héroe más icónico, Superman, un papel en el contexto histórico de aquella contienda geopolítica.
En el caso de Superman, los ecos de la Guerra Fría se mantienen en uno de sus cómics más exitosos, Superman: Red Son, sobre el que reflexionan en su interesante trabajo Elisa McCausland y Diego Salgado.
La ucronía de Red Son, aunque elaborada tras el fin de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, tiene su origen en una idea concebida por Mark Millar en 1976. Su plasmación tantos años después de esa primigenia idea coincide con el proceso deconstructivo de los superhéroes iniciado por Watchmen y que en DC alcanzaría uno de sus puntos álgidos con Kingdom Come. Pero también, como nos muestra este magnífico texto, en la era post-11S, con la incertidumbre ante la amenaza terrorista, pero también con las nuevas restricciones de libertades derivadas de la Patriot Act.
En la historia, el personaje que muchos historiadores han identificado como personificación del “American way of life”, se convierte en paladín de la Unión Soviética al servicio de Stalin. La ausencia de Superman en Estados Unidos supone además una alteración de todos los secundarios de la serie, lo que plantea el impacto que el Hombre de Acero tendría no sólo en sus vidas, sino en la propia sociedad norteamericana.
Guerra Fría, Guerra contra el terror, Guerrapermanente. A propósito de Superman: Hijo rojo
Tebeosfera. Hijos de las viñetas
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