domingo, 20 de enero de 2008

EL MARTIN PESCADOR DE DURAN

EL REFLEJO SOÑADO DE MARTÍN, EL HIJO DEL PESCADOR, O LA IDENTIDAD DESEADA

El mundo real suele estar construido con elementos sólidos inamovibles, que no permiten ser traspasados. En el mundo de lo imaginado, de lo soñado, se pueden franquear esas barreras y pasar a otros mundos, en los cuales a veces nos encontramos o hallamos un reflejo de lo que querríamos ser. Hubo grandes de las artes o de la filosofía que ensayaron estas ideas. Nietzsche intuía monstruos al otro lado del abismo. Lovecraft los invitó a nuestra casa. Lewis Carroll encontró mundos crueles pero divertidos al otro lado de los espejos. Douglas Sirk los disponía en el encuadre para acentuar el drama o los otros perfiles de sus personajes. Auster los va encajando en sus párrafos y utiliza las páginas de los libros, la literatura misma, como nexo de dimensiones desconocidas que obligan a penetrar en los recovecos de lo humano.

Luis Durán logra eso mismo con sus creaciones de historieta. Jugueteaba ya con la magia (del relato, de lo fantástico) en Atravesado por la flecha y dio una vuelta más a la tuerca en Volátil, libro de historietas que publicó en junio de 2007 en el que se habla de la pasión por la creación literaria a través de personajes que se reconstruyen y se cohesionan con espíritus fantásticos del pasado. El prolífico Durán repite plato con este libro titulado EL MARTÍN PESCADOR que Dolmen edita en su colección Siurell. Las piezas arqueológicas de los Senoi y las investigaciones del señor Tutumukuku son el eje en torno al cual se desarrolla una trama en la que giran sueños, personajes literarios y reales, espejos y pueblos sepultados por el agua. Pero estos elementos concretos, la presunta magia de los restos o la ciencia, no son el alma de este tebeo, sino el desvelo que su presunto influjo opera sobre los personajes de la historia.

Ahí es donde Durán se mueve como pez en el agua, en la construcción de personajes. Sus relatos adolecen ocasionalmente de un ritmo algo cansino, de elipsis y momentos vagos, imprecisos, pero sus personajes se hallan moldeados por mano maestra. Y no digamos sus diálogos: Durán escribe como los ángeles. Es un genial escritor que, por fortuna, eligió la historieta para contar sus historias. Y lo bueno es que no para.

Martín es el protagonista del relato, un profesor de filosofía descendiente de familia humilde que está dotado para la literatura pero es aún un desconocido para el gran público. Es contratado por un político para escribir una autobiografía falsa y, en el curso de esa labor, Martín rememora su vida y practica un retorno al pasado y a su presunta calidad de hijo pródigo que es al mismo tiempo un paseo entre realidad y ficción de la mano de una jovencita y de un extraño vecino de color que le muestran el mundo que hay al otro lado de los espejos y en el marasmo de los sueños.

Dicho así, el argumento atrae lo justo y nos lleva a pensar que Durán ha querido emular a Neil Gaiman. Pudiera ser, pero su obra es interesante tanto en su desarrollo argumental como en su desarrollo formal. En este sentido llama la atención la fórmula de “escritura” elegida. Durán comienza cada capítulo de su larga obra, en la que va entremezclando momentos de la vida de cada uno de los personajes que se encontrarán al final, de igual modo que se ordenan en una novela. Comienza a mitad de página cada pieza del relato y, si el final del capítulo no coincide con el final de página deja el resto en blanco. También deja en blanco Durán los interludios y las elipsis, los momentos en los que acude el desconcierto o la espera… Con esta estrategia estilística logra el guipuzcoano atraer la atención del lector más sobre el curso de los acontecimientos que sobre su grafismo, que sigue siendo flojo a ojos de una gran mayoría. Sus personajes aparecen rígidos y sus tramas manuales disgustan, y a veces se confunden en los planos cortos por la falta de detalle y de carácter en su trazado, pero hay que detenerse también en los fondos, que Durán dibuja magníficamente y, sobre todo, en la simbología que enhebra constantemente en sus viñetas, que resulta intrigante y sugestiva a la vez. Aparte, el relato de Durán se beneficia de otros dos factores. Uno, el perfecto hilvanado de un guión que no deja cabos sueltos, concitando a todos los personajes y sus actos en el desenlace y aportando al lector un conocimiento pleno del desarrollo de la trama. Dos, los diálogos cristalinos y perfectamente medidos, ocasionalmente poco creíbles (por ejemplo, alguna conversación con la niña) pero siempre sintéticos, perfectos, verosímiles.

Estamos pues ante una obra de autor, de altura y de artista. Durán no sólo nos arrastra con una historia enigmática y subyugante, también juega con nuestra receptividad y emotividad. Nos retrotrae a la infancia con su juego de espejos y de recuerdos y nos plantea enigmas constantemente: qué es real y qué es sueño, que es relevante y qué es superfluo, qué valor le damos a la nostalgia y a la confianza, qué es mito y qué es identidad. Es emocionante leer sobre los pueblos sumergidos (todos hemos conocido alguno, y todos tienen su leyenda), sobre la magia de lo especular y lo soñado, sobre la aventura de escribir por otro y sumergirse, en el proceso, en la búsqueda de la propia persona que se dejó atrás antaño.

Otro magnífico trabajo de Durán que, de seguir así, va a convertirse en uno de los creadores más florecientes, heterodoxos e interesantes del panorama nacional.

Si es que no lo es ya.

EL MARTÍN PESCADOR, de Luis Durán
T. Dolmen Editorial: Siurell, Palma de Mallorca, diciembre de 2007
Libro de historietas en cartoné, 29X20 cm., 208 páginas en blanco y negro
24 euros. ISBN: 84-96706-61-3

Texto promocional editorial:

«Luis Durán es uno de los autores españoles que con más editoriales nacionales ha trabajado: Astiberri, SinS Entido, Planeta, DePonent… Y el año pasado por fin recaló en Dolmen con su “Viaje de Gasparetto” por el que fue nominado a los premios en el Salón del Cómic de Barcelona.
Y este año, tras su “Volátil” en Ediciones de Ponent, llega también dentro de Dolmen “El Martín Pescador”, una novela gráfica de 208 páginas cuyo protagonista, el Sr. Martín, un escritor fracasado metido a profesor, se ve obligado a escribirle la biografía a Martín Altán, un político totalmente corrupto que pretende que el escritor use sus propios recuerdos de su infancia para escribir el texto.
Un trabajo artesanal desde el principio a fin con un Durán que cuida todos los detalles y que es capaz de recargar cuando es necesario una viñeta con gran elegancia, demostrando una vez más ser un narrador excelente.»

Entrevista con Luis Durán sobre esta obra


Reseña de Manuel Barrero

Tebeosfera recibió servicio de prensa de Dolmen Editorial

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran artículo y gran libro. El Martin pescador de luis Durán me ha maravillado, como el resto de los libros suyos que he leído.

Alfred.