Todo aprendizaje en la vida representa un mágico y misterioso viaje, en el que cuentan por igual los aciertos y los errores, quizá incluso más estos últimos si los asumimos como pasos necesarios del proceso para hacernos fuertes ante el infortunio. Se habla de la caída y del restablecimiento del héroe, pero el simbolismo, en clave desmitificadora si se quiere así, es también aplicable a la ruta del estudiante. Y en esta, bien lo sabemos (o deberíamos saberlo) los docentes, las preguntas cuentan tanto o más que las respuestas: cualquiera puede contestar sin ton ni son, pero el arte de la duda relevante requiere la reflexión compleja.
En Enseñar, un viaje en cómic, William Ayers y Ryan Alexander-Tanner parten de esta premisa de la enseñanza como travesía satisfactoria bajo un marco pedagógico que toma partido en favor del enfoque comunicativo frente a la lección magistral. Y, por descontado, lo hacen mediante un despliegue muy inteligente de las posibilidades exploradoras del cómic como herramienta didáctica que permite obtener provecho del espacio del aula y del trabajo cooperativo.
Si quieren más detalles, lean la perspicaz reseña de Víctor Manuel Sanchis Amat y recuerden que, cuando se encuentren de camino a Ítaca, cabe desear que el viaje sea largo, lleno de aventuras, lleno de tebeos:
Tebeosfera. Viaje con el cómic a mil y un lugar, y disfrute.
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