viernes, 30 de marzo de 2012

UNA VAMPIRA EN TRIQUINI


EE UU era el país de las posibilidades en 1969. Durante la década se habían dado grandes pasos en la igualdad social, desestimando la tradicional segregación por razón de raza o sexo, y se abría un nuevo horizonte tras la conquista del espacio exterior. En julio de 1969 unos americanos fueron a la Luna y regresaron triunfales. En septiembre de 1969 unos hombres llegaron al planeta Drakulón y... de allí regresó Vampirella, una alenígena que necesitaba sangre para subsistir.
Vampirella fue un paso más allá en el atrevimiento de los editores de cómics con respecto a la moralidad imperante en el país. El personaje era una joven escultural y que corría sus aventuras ataviada con un uniforme mínimo, consistente en una braga y dos tiras de tela que cubrían la parte frontal de sus pechos. Una tentación, se mirase como se mirase, inventada por varios americanos pero que cosechó su máxima popularidad gracias al lápiz magistral de un español magistral, José González.
Estaba claro que este hito del erotismo no podía faltar en nuestro repaso a la figura erotizante de la mujer en los cómics:


Tebeosfera. Fichas de pura sangre.

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