lunes, 9 de junio de 2008

ORN HISTORIA UNIVERSAL 2

ORN – HISTORIA UNIVERSAL/2 – LA ISLA HORMIGA.

Herencia del DR. MOREAU

Por Antonio Santos (La voz en el desierto, entrega 54)


¡En fin! Más vale caer en gracia que ser gracioso.

Datos técnicos.-

Orn – Historia Universal/2 – La Isla Hormiga. Lujoso tomo de pastas duras y cuatricromías informáticas por todos los costados, publicado por T. DOLMEN EDITORIAL, colección SIURELL GOLD nº 5, Febrero de 2008. Guión, dibujo y rotulación: el multipremiado y esperanza del cómic patrio QUIM BOU. Diseño gráfico de MARI PAZ GARCÍA. Coordinador: JORGE IVÁN ARGIZ. Editor: VICENTE GARCÍA. Las 64 páginas cuestan 14 euros. ISBN: 978-84-96706-72-9. Reiteramos el agradecimiento que hace el autor a JUAN IGNACIO RANDO, traductor, y a JUAN ANTONIO RODRIGUEZ ARMAS, anatomista diplomado.

De qué va.-

Tras naufragar como consecuencia de un abordaje pirata, la variopinta mezcla de personajes (aves y animales antropomorfos parlantes) pasan el rato contando historias de terror al amor de una hoguera, comiendo MARSMALLOWS MAN (los del MICHELÍN gigante de LOS CAZAFANTASMAS). Al alba, llega un barco y la tropa retoma sus pasos hacia el tomo 3.

¡El perro, habla! (Y no es el de UN CHICO Y SU PERRO).-

Debemos empezar reconociendo el esfuerzo, grande, de Dolmen al apoyar a los autores nacionales y relativamente desconocidos, algo que la independiente acomete con coraje, dado sus medios, y, a continuación, destacar el lujoso soporte que acoge estas genéricas páginas satinadas, marco incomparable, tal como merece un galardonado como EL MEJOR DIBUJANTE NACIONAL y el PREMIO A LA MEJOR OBRA NACIONAL DE LOS PREMIOS DE LA CRÍTICA, como uno de sus más importantes valores. (Si fuésemos perversos, diríamos que el único.)

La trama recrea el curso histórico de este planeta donde, cuan producción DISNEY, como el mejor, y más incisivo, BLACKSAD, de DÍAZ CANALES y GUARNIDO, los animales gobiernan, garlan de lo lindo y destapan sus fobias y filias, a imagen y semejanza del ser humano, repitiendo sus tics religiosos, sociopolíticos y económicos. En esta fábula, que no es de ESOPO (aunque aparente duplicar su época), el Hombre es una cosa entre el parásito y la negra leyenda, donde desconcierta la presencia de ese cavernícola entre las ruinas de lo que fuera, otrora, una de sus más destacadas POLIS. Sin contemplaciones, cuan piojo enojoso, una de las protagonistas asiladas en este tomo lo aplasta.

Intuimos (al haber leído únicamente el tomo segundo) que el autor, nuestra “gran esperanza blanca” del tebeo español, trata de fabular sobre la propia Historia humana, a través de sus anodinos personajes, y resaltar nuestro fallos como civilización (cuantiosos, admitimos ante las estrellas, y lo que es peor: volveremos a repetirlos) y atacar, al parecer, de modo indirecto, al monoteísmo. Ofrece una suerte de paganismo ecológico resultón, como expresando lo estúpido que supone adorar a un solo Dios, cuando un colorido panteón politeísta, quizás encabezado por GAIA, aguarda al portal de casa, y que la multiplicación de rituales y ofrendas es más aceptable que ir el domingo a misa. Eso, al menos, se desprende de esos diálogos.

Pese a su apariencia, no debemos confundir este Orn, el protagonista/perro con cara de buena persona, con una épica de ESPADA Y BRUJERÍA en clave DR. DOOLITLE, otro modo de recrear las aventuras del ambicioso CONAN, o el festivo SLÁINE, con pelaje canino. Nada de eso: es Historia Universal, pero vista por los animales huéspedes del ARCA DE NOÉ. Ciertamente, las páginas referentes a la gran lucha épica, cosa que tiene algo de MICHAEL MOORCKOK, y el relato del DILUVIO UNIVERSAL, promueven bastante interés y justifican nuestra primera impresión sobre la épica, cosa que, enseguida, nos enmiendan.

Retorno al planeta de KAMANDI.-

En las aventuras protagonizadas por animales reinantes, los seres humanos jamás escapamos bien, y Bou barrena al respecto (hemos destacado un ejemplo). Su concepción, no obstante, da a entender que, en alguna parte, el Hombre sigue partiendo la pana, pero su degeneración no le permite imponerse en este zoológico antropomorfo de aves que han perdido las alas y perros, generalmente apáticos, que se las dan de brillantes espadachines o de eruditos de barra de bar. El único consuelo que le resta al ser humano en extravagancias de este tipo (pasadas por parábolas) es saber que ellos tropiezan en nuestra misma piedra y así podemos reprochárselo. Mas, aquí, Bou no tiene a CHARLTON HESTON (en gloria esté) para recriminárselo a los animales, que vemos imbuidos en tres períodos históricos, a la vez, en estas páginas: la Grecia Clásica, Roma y la Alta Edad Media. Se ve que tienen prisa por llegar al magnicidio de JFK, la Luna y el arsenal nuclear.

Hay un considerable dato de interés alojado en estas viñetas tintadas con las paletas informáticas del PHOTOSHOP y dimensionadas con los recursos del MANGA (abrir escena con una panorámica, o plano general, del lugar donde acontecen los hechos, amén de algún que otro efecto gráfico, como las líneas cinéticas para dinamizar la secuencia): la importancia que tienen los pergaminos que preservan la Historia, y más aún, que debe ser fiel a su verdad escrita. Tales documentos deben ser protegidos (aun a alto coste) para que el conocimiento sea legado, diáfano y honesto, a las generaciones futuras.

Bou ataca así a la imperfecta transmisión oral de la Historia, más susceptible de ser deformada aún.

Sombras en el verde esplendor isleño.-

Bou hace bascular su arte entre el manga y el cómic europeo, recordándonos historias francesas, o belgas, también protagonizadas por animales, volviéndonos a hacer consideraciones sobre Blacksad (ejemplo que hemos tomado aquí de referente comparativo).

Sin negar su proyección detectamos que, en algunas facetas, Bou demuestra cierto verdor amateur que, perversamente, invita a cuestionarse qué clase de criterio se siguió para otorgarle tan grandes galardones (si fuéramos maliciosos, especularíamos si, acaso, no se trata -¡Dios no lo quiera!- de una decisión de corte políticamente autonomista más). Él mismo admite (cosa que el honra) que recibe consejos sobre nociones anatómicas (la anatomía es la lucha eterna del dibujante), cosa en la que quiere mejorar; nos vamos a permitir hacerle ver que todas sus figuras hembras son casi andróginas, delgadas y adolescentes, sin atributos del género resaltados (que tampoco pedimos que imite a CORBEN sobre este particular).

También hay escasez de expresividad en sus personajes, que es otra cosa que debe mejorar, y hacerle ver que aun Kamandi, con todas las trapacerías de JACK KIRBY, logra desprender más vida, energía y voluntad, incisión, de la que hay en algunas de sus viñetas, y debería ser algo de lo que tomara nota, para que redundara en su beneficio.

Recapitulando.-

Empeñados en ser equitativos, en honor a la verdad que se consagra en estas planchas, hemos buscado tanto las cualidades como querer observar aquellos defectos que, remarcados, puedan ayudar a mejorar el estilo del autor. Volvemos a reiterar los aspectos positivos de este volumen, como su magnífica presentación

su tinte ecologista y recordar que quizás hayamos tenido la mala fortuna de ir a conocer la historia en su momento menos interesante. Uno de esos positivos aspectos, una interesante curiosidad, es ver que las monturas y bestias de tiro aquí son los insectos (en Kamandi siguen siendo los caballos), lo cual nos lleva a preguntar cómo sentaría esto en un imperio de insectos. Porque los insectos cuentan con gran importancia también, al menos en las fábulas de este tipo, ¿no?

Lo mejor.-
El soporte.
La página.-
La 52.
La viñeta.-
La elegida para la contraportada.
La frase.-
Convencionales todas.
Lo peor.-
¿Por qué no numeran las páginas? ¿Tanto le cuesta a Dolmen?

Reseña de Antonio Santos

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