TEBEOS TELEVISIVOS Y LOS DEL TEBEO EN LA TV ¡Decepciones que da la vida!
Por Antonio Santos (de su serie La voz en el desierto, entrega 46)
Aunque lejos de la habitual línea editorial de nuestro formato divulgativo, nos sentimos en la solidaria necesidad de prevenir a nuestros semejantes del grave peligro que corren si sucumben, atraídos por los infaustos cantos de sirena lanzados desde el maligno aparato televisor, hacia estas dos series que pasamos a comentar. Sus mentes se exponen a recibir un terrorífico impacto. Acometemos la tarea con intensa energía, mas reconociendo, alentando y respetando el libre albedrío de cada cual de ver lo que desee, pero va avisado de los zarzales donde se introduce. Así que luego no se queje si se le rasgan los pantalones.
También lo hacemos con el egoísta fin de obtener abundante buen KARMA, y porque el material bebe y se orienta dentro del cómic. Lo consideramos, por tanto, de nuestro ámbito.
Y, en la estela del egoísmo, a riesgo de exponer nuestra grosera ignorancia, lo hacemos porque somos los únicos que reseñan al respecto.
Datos técnicos.-
HEROES: 2ª TEMPORADA. Creado por TIM KRING para NBC. Vasto elenco en el cual repiten la mayoría de sus protagonistas. Duración de cada episodio: 42 minutos.
REAPER: 1ª TEMPORADA. Creada por TARA BUTTERS y MICHELE FAZEKAS. La supervisa KEVIN SMITH. Para la cadena THE CW. Elenco vario destacado en otras series y películas. Duración de cada episodio: 42 minutos.
De qué va.-
Heroes: milonga continuista sobre criterios ya comentados aquí.
Reaper: apaleo entre CLERKS y esa manifestación de la GINECRACIA entumecida por las bobadas que fue (o es) EMBRUJADAS.
¡Peligro, WILL ROBINSON, peligro!
Hace tiempo, lanzamos trapisondas sobre la gran sensación de la temporada, el fenómeno que te dejará sentado de culo, cuyo suspense te causará insomnio, etc., evento sin par llamado Heroes que, en suma, no era más que una transposición de nuestros tebeos de cabecera adaptados a la TV, con más torpeza que pericia. Aprovechándose de la singular inopia aneja, al respecto, del común de los televidentes, pretendían metérselos en un puño y devastar, aupándose a esa TELEVISIÓN DE ALTA INTENSIDAD que iba a revolucionar el ocio y la difusión convencional, iniciada y continuada con LOS SOPRANO, ROMA o DEADWOOD, u otras de una calidad mucho más dudosa (CALIFORNICATION: para ver eso, vemos pornografía. Y, teniendo la oportunidad, mejor hacerla que verla.)
Tras cuatro episodios vistos del invento de Kring, confirmamos el bajo (escaso) interés de la secuela, el cual explica la reciente cancelación de la serie. No es de extrañar, según lo visto. Heroes, la primera temporada, dilataba, serpenteaba y retorcía una trama que podría condensarse en la mitad de sus episodios. Bajo el falso pretexto de acercar al vulgo nuestros tebeos admirados (pero presentado con la inmodestia de que era genio genuino de su creador), le adhirieron elementos de CULEBRÓN propios de DALLAS o parecidos, encuadrando la historia dentro de una multirracialidad comprendida al modo burgués norteamericano blanco, protestante.
Desarrollaron un clímax que inducía a la sospecha de que la segunda temporada sería espectáculo, lucha y acción, pues eso era lo que tocaba. Los elementos ya estaban asentados, y sus protagonistas, detallados.
¡Qué va! ¡Los ímprobos autores, aturdidos por el miedo a la grandeza y el espectáculo, reiteran en la simplona falacia de la tanda precedente, confirmando lo que ya sosteníamos: su mediocridad de alta intensidad, ampulosa y banal! No hay acción. Ni lucha. Ni supervillanos. Sólo intriga, suspense, líneas argumentales inexplicadas. Drama de trajín. Algo que ya debió quedar atrás-atrás. Para despistar, han añadido personajes. ¡Loeb y Kring deben tener a toda la FASE DOS de MARVEL revolviéndose en sus tumbas, chillándoles improperios de grueso calibre, tachándoles de inútiles, consentidos y papanatas! ¡Ver el episodio tres de la segunda temporada es como repasar el piloto de la primera! ¡Hasta EL EQUIPO A, en comparación, provoca infartos, por su carga de acción y violencia! Pero, ellos, nada. ¡Hagamos otro episodio insustancial, pero que parezca que estamos a punto de incendiar Roma!, parece ser el lema del proyecto.
No debería, en especial Loeb, mostrarse ufano, ni aún menos orear, las virtudes engañosas de una serie incapacitada para crecer o evolucionar. Han transformado Heroes, un interesante proyecto que podría haber ayudado sobremanera a la industria (malherida), en una especie de SUPERDINASTÍA, con sus enmarañadas líneas parentales de hijos, sobrinos, primos, hermanos (legítimos o no) de la otra mitad, separados al nacer, cuan mellizos SKYWALKER. Su continuismo, su afán de seguir donde estábamos, ha acabado con Heroes. No presenta grandes riesgos, amenazas cósmicas, nuevos supervillanos. ¡Tiran del que había, con sus cualidades mermadas!
Esto está muy bueno: ¿dónde lo puedo tirar?.-
El WATCHMEN televisivo, monstruo dilatado y desparramado sin mesura ni sentido por montes y valles, es una basura necia, torpe, pretenciosa, huera, asonante, banal, que no ayuda al género que lo fecundó, sino todo lo contrario.
Loeb (al cual destacamos por tener tablas, esencialmente), con esta serie, muestra perfecta sincronía con lo que se ha transformado el tebeo de superhéroes y denunciamos desde esta sección: en NADA. Mucha pose, mucha tensión. Ningún resultado.
Advertimos que se ha caído el nombre de BRIAN FULLER de entre los que aportan los MORTADELOS para desarrollar esta nulidad, e intuimos que su deserción la ha motivado el compendio de defectos subrayados.
Un insulto a nuestra inteligencia.-
Japón, 1671: un país racista y replegado sobre sí mismo, consecuencia de la política del SHOGUNATO TOKUWABA, que alentará la persecución de cristianos (blancos y amarillos), y donde un rígido feudalismo de castas (que acabaría pasando factura a la nación del Sol Naciente) expulsa a los comerciantes europeos (los bárbaros del sur) y limitaba sus contactos comerciales y culturales con ellos so pena de muerte.
En este contexto histórico (que OTAKUS y autores MANGA prefieren ignorar), los creadores de este desatino nos quieren convencer de que un blanco, inglés, anglicano, marinero náufrago, émulo de RICHARD CHAMBERLAIN de SHOGUN, triunfa como glorioso RŌNIN histórico, equivalente a MIYAMOTO MUSHASHI. Pero ¿qué aberración es esta? Además, escuece que se trate de un anglo, cuando en aquella época quienes se batían el cobre por aquellas costas eran españoles y portugueses. Ingleses y holandeses iniciaban tibios tanteos.
¡Y el romance! ¡Qué despropósito! ¡En aquella estricta sociedad racista, el apareamiento de un blanco y una nipona (intuido, no explícito; la serie es para menores)! ¡Es hoy día, y hay problemas al respecto!
Por supuesto, este anglo, adornado con todas las cualidades preconizadas por la eugenesia nazi, que con afán salvaje nuestro Ministerio de Salud intenta imponernos, posee poderes de regeneración, semejantes a los de LOBEZNO.
¡PELIGRO, WILL ROBINSON, PELIGRO, COÑO!.-
¿Y qué podemos decir de la aclamadísima serie de Kevin Smith? Aunque muchísimo más potable que la secuela de Heroes, es la lamentable, nueva y desalentadora señal de la acusada decadencia del autor de DOGMA.
Smith logró ganarse un hueco en nuestra estima con sus películas (agudas mofas del cine de JOHN HUGUES), llenas de mitómanos estupefactos del cómic, atentos comentarios y prolijos diálogos. Añadía aquellos dos funambulistas de la drogadicción, haciendo una confusa apología del consumo de estupefacientes (¡Métete una raya o dos! ¡Sólo quemarás neuronas!), payasos que trataban de aliviar la aparente tensión emocional o dramática que producía el vaivén juvenil de las novietas, las iniciaciones sexuales y el compadreo con los amigos hechos en preescolar. JASON MEWES, alias JAY, (abrasado por sus adicciones, como constatamos en la deleznable CLERKS 2), está, según último informe, entre rejas, por tráfico de drogas. Si Smith trataba de impostar un modelo de conducta, transmitiéndolo mediante sus historias y personajes, ¡vaya ejemplito por el cual ha apostado!
¿Qué ha hecho en Reaper? Admitiéndolo con holgura (la palabra cuyo significado desconoce nuestra juventud) que ha atacado el proyecto (que tampoco surge de sus mientes exclusivamente) con desparpajo, frescura y mordiente, se ha limitado a remozar el drama de JOHNNY BLAZE, alias GHOST RIDER, y lo ha lanzado al UNIVERSO INDIE de Clerks, pasándolo por el tamiz de Embrujadas (esa abominación con tantos e incomprensibles fans), mejorándola con un elemento que necesitaba: realismo.
Smith no capitanea la serie (como pregona el canal AXN): pule el guión del piloto y lo dirige. Su sombra planea sobre el resto de los episodios, cobrando a continuación por el simple hecho de que su nombre aparezca en los créditos. Su aportación acaba ahí.
Decadencia y caída de un chico de Jersey.-
Kevin Smith encontró (y es incapaz de salir de él) un filón en el formato amigos-de-toda-la-vida-con-novias-no-novias-drogas-duras-blandas-lenguaje soez- STAR WARS-Marvel-DC-masturbaciones compulsivas y lo ha explotado hasta la médula. Aunque parezca exagerado decirlo, y le duela a sus incondicionales, Smith está acabado. Es incapaz de salirse del pellejo de BOB EL SILENCIOSO y los tópicos de su Universo (donde él es el GALACTUS indiscutible). Insemina todos sus trabajos y apariciones (LA JUNGLA 4) de esos estereotipos que le hicieron popular con Clerks hace ¿trece, catorce años? Un autor de su valía podría intentar explorar nuevas vertientes, otros aspectos, dentro o fuera de la pantalla, grande o pequeña, arriesgándose a crear algo en lo que sepa que puede triunfar. Tras ver Clerks 2 y Reaper, ya no nos atrevemos a decir que talento tiene para hacerlo.
Pueden parecernos una extravagancia, y de dudosa cordura, las aspiraciones ocultistas de ALAN MOORE, pero, al menos, el DIOS DEMONIO DE NORTHAMTON intenta diversificar su obra. ¿Podría Smith seguir su ejemplo?
Recapitulando.-
Honda decepción producen estas series. La primera, por su aburguesamiento pueril, aunque sus apologistas, apologetas y APOLODORO DE PÉRGAMO digan lo contrario, víctimas de algún SÍNDROME DE ESTOCOLMO. (Es llamativo, no obstante, el agresivo masoquismo manifestado por una de sus protagonistas.)
La segunda, porque no tarda en tornarse repetitiva y apática.
Este elemento, la reiteración, lo comparten ambos productos.
El impacto de la novedad del maldito que caza almas prófugas del infierno rápidamente queda ahogado por el parloteo, las borracheras, los hongos mágicos y las relaciones de pareja que no culminan. Que Reaper pueda patear a formatos pretenciosos mucho más infectos (SOBRENATURAL) es su único factor favorable. Lástima que siete episodios más tarde estemos exactamente justo donde el piloto nos dejó, repitiendo casi los mismos diálogos y situaciones en secuencias muy parecidas, apenas alteradas, para disimular.
Ambas series confirman la impresión de que aquella revolucionaria TV de alta intensidad se ha terminado. Quedan por cerrar (o lo han hecho ya) las grandes, diferentes e innovadoras, que sí amenazaron con conducir la TV a un espectáculo grandioso, inédito. Una vez concluyan dichas series (y temiendo que lo hagan ahogadas en mediocridad), el culebrón sensiblero y la producción chabacana, los repetidores y emuladores, se adueñarán de estas ondas hertzianas que, aseguran, tienen los días contados, por mor de la digitalización mundial.
Reseña de Antonio Santos