jueves, 6 de diciembre de 2007

ZOROKU, EL HINO CLASICO


La enfermedad de Zoroku, de Hideshi Hino

Pionero del estremecimiento japonés, Hideshi Hino ha merecido ya dos análisis en estas páginas web que nos ocupan, y sin duda merece otro tras la lectura de este álbum compilatorio de cuatro de sus historietas de horror que tienen el aliciente de formar parte de su primera producción.


Hino ha sido un autor importante en la historieta japonesa aunque no relevante para el común de los occidentales, ya que en nuestros libros y enciclopedias sobre el manga hemos destacado a sus antecesores y a sus sucesores por encima de él.

Hideshi Hino nació en Manchuria y lo más destacable de su formación fue la influencia del cine y de la literatura. Resulta revelador saber que Hino, antes de disponerse a crear su primer manga, se sintió impresionado por el cine crudo, sanguinolento y cruel de Masaki Kobayashi (sobre todo Seppuku, de 1962) a la par que embelesado por los relatos cadenciosos, melosos y agridulces de Ray Bradbury, un autor estadounidense de ciencia ficción que llegó a alcanzar las cúpulas de la cultura oficial. Esto, en comunión con el impacto que supuso en el autor los manga de Sanpei Shirato y su admiración sin reservas por la obra de Osamu Tezuka, dio como resultado una producción híbrida y muy personal.


Con este cóctel de referencias, y con la ambientación histórica siempre como telón de fondo, Hino se decantó por crear historietas de horror que eran cuentos de hadas del folclor local, cuyos personajes esperimentaban una deformación repugnante y sobrecogedora a lo largo del relato. "Zoroku no Kibyo", que es el título original con homofonía occidental de la primera obra que creó, abre éste libro que edita ahora La Cúpula y que define la tónica a seguir por este autor en obras sucesivas: el inocente convertido en monstruo, lo enfermizo como castigo y eje, lo desagradable como tilde, la redención inexistente y el desasosiego como conclusión.


Este historietista de origen chino ha contribuido a la historieta japonesa con un rosario de pesadillas extraídas de lo más profundo de la cultura tradicional de su tierra que él ha filtrado a través de sus vivencias personales, ya que asegura que sus personajes son él y sus guiones manifestaciones de experiencias vividas. Cuesta trabajo creerlo. Zoroku es un niño que a fuer de señalarlo como bestia acaba transformándose en monstruo. Se aloja aquí una crítica abierta a los acuerdos comunes adoptados en sociedad, que muchas veces son perjudiciales para los más débiles. Estos consensos marginadores que contribuyen a la perpetuación de ciertas lacras sociales los dibuja Hino con pústulas y erupciones de sangre. Y lo más temible es que lo hizo para una revista dirigida a los niños y con un estilo todavía imitativo de Tezuka (aunque con cierto ramalazo de Hannes Bok, ilustrador que seguramente ni siquiera llegó a conocer en sus lecturas juveniles).

En las otras historietas de este libro Hino repite plato: el niño tullido, amado por pocos y que termina siendo repudiado es el tema de "Bajo el agua", aunque aquí si hay redención y regreso a la felicidad fetal (tras la muerte de uno de los personajes, claro). "El demonio de las mil libras", la cuarta historia del libro es un excepcional fresco histórico de la guerra feudal en el que se pone de manifiesto el origen popular de las leyendas (rurales, hoy serían urbanas) y el conmocionador pellizco del hambre. De nuevo es una historia protagonizada por niños que son llevados al extremo del aguante humano y acaban precipitándose en el pozo de la crueldad. Pero de nuevo hay redención, a través del consumo de carne... humana...

Es la tercera historia de La enfermedad de Zoroku la más impresionante. "El ratón recién nacido" ya muestra a un Hino con un estilo más definido, más libre en la composición de la página y más decidido a la hora de diseñar personajes. Y el argumento, si bien está protagonizado por niños, nos sitúa en uno de sus escenarios preferidos: el núcleo familiar. Se trata de un drama vivido por un niño ue adquiere un roedor en una extraña tienda de animales, el cual va creciendo en tamaño y voracidad y acaba atemorizando a tu familia, que acaba presa de sus caprichos y crueldad. En esta historieta es donde observamos algún defecto en la edición. Traducciones como "Me cago en todo" resultan algo apuradas para un japonés de 1970; es de suponer que ahí están para el lector español actual. Y no dejo de darle vueltas a la idea de que la edición especular destinada a adoptar el formato oriental de lectura, de derecha a izquierda, resulta ridículo si cada vez que nos internamos en un bocadillo tenemos que cambiar el chip para leer de izquierda a derecha (en japonés se leería de arriba a abajo).


Salvadas estas circunstancias la obra se lee con gusto y admiración. Porque "El ratón recién nacido"nos atrapa con su tensión excepcionalmente medida, un ritmo narrativo exasperante que impide que separemos los ojos de la página. Los referentes son cristalinos: Lovecraft para la atmósfera repulsiva, Cortázar para la absurda aceptación de lo surreal que la familia adopta, y Herman Melville, desde luego, al identificar al formidable roedor con un avatar blanco al que no pueden vencer. La intentona de acabar con su vida que a la postre tiene como consecuencia el ataque al más pequeño de la famila está narrado con tal frialdad que cualquier persona que se asome a estas viñetas y haya tenido hijos no tendrá otra reacción posible que el escalofrío.
En mi mente sólo oía resonar: "Horrible, horrible, horrible"

Y tuve que cerrar el libro y los ojos.

LA ENFERMEDAD DE ZOROKU, de Hideshi Hino
La Cúpula: Manga Terror, s/n, Barcelona, 2007
Álbum de historietas, en rústica con solapa, 228 páginas, b/n, 13 x18 cms, 11 euros.

Promoción editorial:
"Hace mucho tiempo, en un recóndito páramo del país de Saru había una balsa a la que se dirigían todos los animales moribundos. La gente de los alrededores la llamaba la Charca del Sueño y ninguno se atrevía a acercarse. En la aldea junto a la charca vivía Zoroku, un campesino que nunca había sido muy listo. Un día, a Zoroku, siempre dibujando o perdido en sus pensamientos, le salieron en la cara pústulas con los siete colores del arco iris. La habitación de Zoroku pronto estuvo literalmente inundada de pus y sangre... Vamos a llevarte al bosque, Zoroku. A partir de ahora no podrás acercarte al pueblo. Si lo haces tendremos que matarte."


Otras obras de Hideshi Hino:
La serpiente roja
El niño gusano

Entrevista a H. Hino

Reseña de Manuel Barrero
Tebeosfera recibió servicio de prensa de La Cúpula

No hay comentarios: