sábado, 6 de agosto de 2005

Bajo la piel, de Álvarez y Forniés (Astiberri)



Cubierta del libro, de Álvarez.





BAJO LA PIEL. Hágase el milagro…
por Antonio Santos (de la serie ‘La voz en el desierto’)


La principal tentación que asalta con este ejemplar editado por ASTIBERRI es compararlo con SIN CITY (más que con un trabajo de AZZARELLO o ENNIS) debido a la similitud de formatos y contenido. Craso error. En nuestras manos sostenemos un volumen que respira con aliento propio, con energía única, con calor de ser vivo latente bajo la piel de sus cubiertas, una criatura ladina, taimada, con el latido disimulado y reservado para saltarte al cuello en el momento menos esperado.
Si la mayor tentación de éste BAJO LA PIEL es la comparación, su mayor e indiscutible elogio es reseñar su CALIDAD.

Datos técnicos.-
BAJO LA PIEL. Guión: SERGI ÁLVAREZ. Dibujos (duros, toscos, rudos, angulosos) de SARGA FORNIÉS. Editado por Astiberri. Volumen de 144 páginas en B/N con adecuadas aguadas de grises. Incluye relatos ilustrados por ROGER IBÁÑEZ. Composición: MANUEL BARTUAL. Primera edición de Mayo de 2005. En la página de los créditos resaltamos las dedicatorias. Leerlas te importarán 14 €. ISBN: 84-5825-66-X.

Aquél día…-
… la CIUDAD alentaba con su malevolencia habitual. E iba a envolver con sus inhalaciones conspiratorias a los protagonistas de esta novela gráfica, los detectives BROWN y WITKIN (en especial a éste último, cuya naturaleza de cabeza de turco se acentuará conforme transcurra la trama), hombres maduros y gastados e inmersos en crisis de todo tipo. Reciben el delicado encargo de investigar el asesinato de la esposa del Fiscal, FURILLO, muerte llena de escabrosas ramificaciones. Desde el mismo instante en que ambos detectives abandonan el despacho del Comisario, comienza su privado descenso a los infiernos, al cual asistiremos como cautivos espectadores. Las sucesivas etapas nos pondrán en contacto con ciertos habitantes (la prostituta ROSE, el fracasado ex púgil FULO, los mafiosos BRECCIA, STURZO, COMADREJA, BOLO YOUNG, los policías JUSTERINI & BROOKS -¿compañero de trabajo cuando la inspiración flaqueaba?-, su jefe, RAYBACK…), cada cual cargado con un lastre que, sumados, los precipitan hacia el fin con creciente velocidad.
Witkin afectará más el peso y descenderá definitivamente. Habrá de pagar caro el conocimiento que anda buscando. Nada en esta vida es gratis. Y el conocimiento es costoso. Incluso la muerte tiene un precio.

Anatomía de un tebeo.-
La Editorial incluye en este volumen una nota donde se explaya con la sinopsis y cede una cantidad de elogios promocionales que no son exactamente correctos. No mienten, sólo exageran, o miraban en otra dirección durante su redacción. Empieza con la frase en negrita: VUELVE LA SERIE NEGRA. Bueno, si es a la casa Astiberri, a su índice editorial de publicaciones, pues vale. Pero el GÉNERO NEGRO jamás se fue. Quizás ande un tanto aletargado, pero sigue entre nosotros. Late en nuestras venas, bajo la piel, pues su misma esencia es el ser humano y los pasillos penumbrosos que albergamos.
La nota añade: Bajo la piel es un rendido homenaje a la serie negra más clásica (correcto: posee sus elementos universales). Luego alaba las características gráficas (excelentes por ende, aunque no perfectas del todo) y concluye apreciando que: …se aprovecha de las características del formato para presentarnos una historia perfectamente construida (nada que objetar, salvo en lo del formato: ¿a qué se refiere: al contenido o al continente?) y modélicamente narrada (esto sí es objetable.)
Las objeciones que se alegan nacen de la forma poco clara, hasta confusa, como se producen ciertos tránsitos entre los flashbacks y el curso a tiempo real de la historia. En ese sentido, los autores no supieron desenvolverse con la habilidad manifestada en casi cada viñeta.
Este defecto (insignificante, por otro lado) es achacable al dibujante, al plasmar casi todos los rasgos de los personajes con la misma entalladura hosca y dura, y las degradaciones a grises que, a veces, solapan ese momento de tránsito.
Uno de los ejemplos más claros podemos hallarlo en la página 51: bajo el cartel de LA VENTANA INDISCRETA se reúnen los mafiosos, en el antro de Breccia. La siguiente viñeta transcurre en comisaría. Se destaca a un sujeto muy parecido al mafioso de la viñeta 4. En la 3, el afligido fiscal inicia un diálogo que casa con el desarrollado en la V4. Sólo cuando se inicia el tiroteo se aprecia que no sólo no están en la misma sala, ni siquiera en el mismo edificio. Empero, se trasunta la impresión de que el fiscal rinde cuentas al capo.
Otro posible defecto reseñable a la obra es su soporte. No el formato, sino sus páginas, que tienen un grosor similar a la cartulina. Rugosas, ásperas, como una identificación con los caracteres de los sujetos plasmados en las viñetas. Aunque redunda en la solidez y consistencia general, el tacto resulta casi grosero.
Por lo demás, Bajo la piel (simbolismo que se comprende justo al final) merece cuanto elogio se le pueda dedicar. No sigue milimétricamente el código, pero usa sus elementos con inteligencia y destreza, cavando meticulosamente, con ritmo y suspense (ya reventado por la misma naturaleza del género), un sorprendente y casi inédito final.

El corazón de Witkin.-
Lo peor del Género Negro es que, quizás, sea el género más saturado de tópicos del mercado. (Lo sé por experiencia y he leído la suficiente para afirmarlo.) A saber: la Ciudad, descrita como un organismo vivo y voraz, llena de cavidades y arterias negras donde pululan opacos individuos (provistos de unas dosis de poder e infección considerables), el tipo duro y quemado, roído de cinismo, que topa con la misión redentora, su última oportunidad, la variada y difusa galería de amigos/enemigos/amigos, la Corrupción (otro ente) como un segundo aliento o corazón, un vislumbre de justicia (usualmente poética y tangencial), el carácter humano, suspense, piezas a encajar de un oscuro diseño, la sangre, la violencia, seca, rápida y decisoria (nunca un ejercicio acrobático) y algún tiroteo.
Pese a la robustez bizarra de su contenido, el género negro posee una corteza sumamente frágil. Si uno de esos elementos falla, la corteza se astilla pudriendo el contenido.
Este malogramiento se produce con mayor asiduidad de lo que se pueda suponer. Escribir novela negra (por ejemplo) es un ejercicio de malabarismo harto difícil, pues aunque sus ingredientes son más que conocidos y sus cantidades están rigurosamente calculadas, un mínimo desliz, la forma en como se hornee (esto es, el estilo narrativo), resulta definitivo.
Este caso no se aplica a la obra de Forniés y Álvarez. Hornearon adecuadamente los ingredientes, produciendo una sólida historia salpicada de guiños que el avezado lector inmediatamente identificará, complacido. Juegan al quién es quién con los nombres y su origen. En cierto modo, someten a prueba la inteligencia del lector. En ningún momento la obra decae, mantiene su impulso y sostiene el suspense hasta la inesperada resolución.
Si bien se aprecia un manifiesto deseo de obviar el Sin City (que tomaremos como ejemplo del género negro gráfico, aunque más bien trate sobre el lado retorcido de nuestras personalidades) la portada contiene, traicioneramente, sus elementos. Como una maniobra publicitaria estratégica para capturar a algún despistado.
Y aunque esta renuncia del Sin City resulta bastante positiva, nuestros autores no eludieron ser seducidos por otras referencias que empiezan a vislumbrarse desde la primera viñeta. Esta Ciudad (quizás la protagonista real) parece una playa salpicada por los restos de los naufragios dejados por la resaca de las mareas del tiempo, pues conviven elementos propios del gangsterismo de Chicago con las cámaras de vídeo que filman al reportero buitre que a toda costa debe aliñar la cena del espectador con la casquería entre mafiosos muertos, por ejemplo, una niebla de estilos que confunde. Todo sugiere unos años 50, sólidos y rudos, aunque algún elemento proyecta o retrotrae del futuro o el pasado.
Y la principal referencia que ha capturado a los autores corresponde a una novela, relativamente oscura, cuya adaptación cinematográfica reverbera en el recuerdo de forma inextinguible: FALLING ANGEL, de WILLIAM JHORSGBERT.
¿O no?

La CIUDAD, puerta del infierno.-
Aunque esa renuncia de la obra de Frank Miller no resulta tan positiva como pudiera parecer. Al fuero interno de algún lector quizás esta afirmación pueda parecerle inadecuada. Bajo la piel es pura y excelente al, digamos, 98 por 100 (se ha quedado asombrosamente cerca de la perfección) y los puntos que le faltan (digamos) pertenecen, precisamente, al ESTILO. Aunque Álvarez cumple con creces, sus diálogos y textos flojean levemente en algunos aspectos. En esto, Miller es un virtuoso la mayoría de las veces. Es, quizás, el principal atractivo que posee y nos mueve a adquirir sus trabajos (por cuestionable que sea, no obstante, la calidad argumental, al caso, de los posteriores Sin City). Esa forma tajante y expeditiva, en lo mejor del cine y la novela negra.
Otro gran maestro del diálogo lo encontramos en RICHARD STARK, que nos legara al combativo y tajante PARKER (hay un momento de PAYBACK –uno sólo- donde MEL GIBSON capta su esencia), seguido de JOE GORES, sin duda alguna. Más que los monstruos de referencia habituales al género (HAMMET, CHANDLER, THOMPSON…), estos dos escritores poseen esa garra afilada. Sospechamos, no obstante, que Forniés y Álvarez se declinaron más activamente por los clásicos. Al fin y al cabo, la nota editorial, ya mencionada, y en el párrafo señalado, nos lo advierte: … es un rendido homenaje a la serie negra más clásica… Sin duda. Pero esa dureza del diálogo hubiera culminado la redondez de la obra.
El ejemplo lo hallamos en la página 97, viñeta 5: Witkin se deshace del gato negro de su esposa y que lleva el nombre de pila de él (animal que le produce alergia y por lo cual lo odia), muerto defenestrado a manos de la propia dueña, arrojándolo al cubo de la basura. El sepelio lleva este panegírico:

-Tanto trepar a los tejados. Tarde o temprano te esperaba un resbalón.

Witkin es bueno sentenciando. Así, páginas más tarde, en la 105, cuando encañona al repulsivo Comadreja, se despide de él diciéndole:

-¿Sabes, Comadreja? Lo malo de ser un hijo de puta es que tarde o temprano te encuentras otro peor.

Vale. Pero, esta frase en concreto, ¿no hubiese quedado mejor así?:

-¿Sabes, Comadreja? Lo malo de ser un hijo de puta es que tarde o temprano te esperaba un resbalón.

Personalmente, la encuentro más adecuada.
Pero sobre gustos…
No puedo dejar pasar la ocasión sin exponer un detalle que me ha parecido sumamente chocante: ¿por qué el jefe Rayback va siempre en mangas de camisa, incluso en las situaciones donde debería llevar chaqueta?
Desde luego, esta historia no anda escasa de una galería de personajes dueños de una peculiar idiosincrasia.

Retrato de un asesino.-
Nada más adecuado para esta obra que el dibujo de Forniés, de trazo enérgico y duro, plasmando toscos y hoscos personajes. (En este caso, tosco debe interpretarse elogiosamente.) La plasticidad y agilidad del trazo, bordeando el cartoon, sin rendirse a él, sólo tomando lo justo para facilitar la acción, es el elemento que proporciona vitalidad y energía al volumen. Bajo las pinceladas de aguada (grises que, a veces, ayudan a confundir, sin embargo) apreciamos la arquitectura trazada del lápiz que no se ha borrado, el bosquejo básico, como la osamenta, de las intenciones concretadas con tinta.
Durante un breve lapso, una nueva tentación nos visita: la de comparar su dibujo con el de JIM O´BARR para las diversas fases de EL CUERVO, pero es mero espejismo. Nuestro compatriota lo borda y supera, y confiamos que su trabajo alcance la óptima difusión que le proporcione la fama y honores que se merece.
Mismos deseos que expresamos para la labor de Álvarez, que ha demostrado dotes y talento para el peculiar género negro. Ojalá (si continúa este curso) su próximo trabajo supere las cotas manifestadas en este volumen: ¿estamos ante el alumbramiento de una saga estilo Sin City? Esperamos que sí, porque esa mezcla de KINGPING y JABBA THE HUTT, ese sujeto, FATS, no tiene desperdicio…

La página.-
La 137.
La viñeta.-
La 4 de la página 55.
La frase.-
En mi ciudad alguien pulsó un interruptor y todo está funcionando.
Le sobra.-
Los textos de Álvarez, que no resultan complementarios, como parecen. Apreciable trabajo de Roger Ibáñez.
Lo mejor.-
La obra conjunta.
Lo peor.-
Que no alcance a tener la difusión que se merece.

Reseña de A. Santos. Tebeosfera recibió servicio de prensa de Astiberri.