Cuando las estéticas de los años cuarenta y cincuenta se desmoronaban y los lectores de tebeos exigían fórmulas renovadas, hubo autores que se obstinaron en mantener ciertas esencias del cómic de aventuras tradicional al tiempo que se atrevían con guiños inéditos. Uno de ellos fue Carrillo.
Antonio Pérez García, que firmaba Carrillo, fue el típico historietista fiable y capaz, que resolvía con igual destreza una historieta caricaturesca que una realista. También fue un autor de agencias y era un apasionado del contexto de los Mares del Sur. Ese exotismo estaba ampliamente superado hacia el final de los sesenta, pero él se obstinó en mantener en aquel enclave a sus capitanes de barcos libres y a sus mujeres de intoxicante geometría. Su obra, anclada en el exotismo de lo colonial, demuestra que hubo un tiempo en el que cierta parte de la afición abrazaba las nuevas propuestas de la historieta en Europa y otra se resistía a dejar de lado el eco de la aventura clásica.
El estudioso Eduardo Martínez-Pinna desglosa toda su producción en este denso ensayo escrito expresamente para Tebeosfera:
CARRILLO. GRANDES ÉXITOS DE UN AUTOR POCO RECORDADO
Tebeosfera. La insistencia en el cómic.
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