jueves, 23 de mayo de 2019

LA DESPLAZADA REVISITACIÓN DE LA GUERRA CIVIL





















Cada vez es más habitual hacer coincidir todo lo que suena a posguerra o a franquismo, o incluso a tardofranquismo, con la Guerra Civil. El caso de la colección Hazañas Bélicas es paradigmático. En España no se pudo publicar apenas ningún tebeo bélico en la década que siguió al final de la Guerra Civil simple y llanamente porque el nuevo Código Penal castigaba muy duramente toda posible interpretación esquiva del poder del Ejército. Ningún editor, salvo alguno ligado al Movimiento, se atrevió a contar historias de guerra, y menos si transcurrían en la más reciente. La popular colección Hazañas Bélicas apareció diez años después, en 1948, propiciada por la enorme repercusión de la II Guerra Mundial, y en aquellos tebeos jamás salieron "rojos" ni "azules", aunque los malos siempre fueron los soviéticos, obviamente.
Revisitar el conflicto cainita mediante un tebeo alusivo a los de Toray que dibujaba Boixcar no deja de ser un ejercicio atinado, por lo simbólica que fue aquella colección, aunque no se ajuste a la verdad. Pero lo que sí que es acertado, ajustándose también a lo verosímil, es la propuesta que hace el buen lector Jesús Gisbert con esta reseña del integral de esta colección (publicada en su día por Glénat, recopilada hoy por Norma): recomendar su uso en las aulas para hacer comprender a las nuevas generaciones qué significó aquella guerra, o cualquier guerra. Gisbert disecciona estos tebeos con acierto y hace propuestas pedagógicas, dejando la duda en el aire, porque la rebeldía del adolescente es eso que sigue siendo impredecible. Como el estallido del odio entre los hombres.

NUEVAS HAZAÑAS BÉLICAS

Tebeosfera. No hay guerra buena, ni tebeo que bien la refleje.


No hay comentarios: