Cuando las revoluciones socialistas comenzaron a desdibujarse en el bloque humano denominado “Occidente”, los anticomunistas ya habían logrado el control del planeta. Hubo herederos del marxismo con perspectivas muy diferentes ramificándose a lo largo del siglo XX, como el trotskismo, el maoísmo, el operaísmo, hasta llegar a la socialdemocracia, y habían ido surgiendo movimientos sociales con nuevo brío, como el ecologismo y la nueva ola del feminismo, entre otros. Todo ello ocurría en aquel fin de etapa que fueron los sesenta, con 1968 como año crucial. Por entonces hubo quien se dio cuenta de que había consumidores de la cultura popular adocenados y nuevos burócratas liberales, una generación de ciudadanos con ideología de izquierdas que se habían rendido al capitalismo sin saberlo.
De esa fauna surgieron los frustrados que tan genialmente reflejó Claire Bretécher en su obra así titulada, Les Frustrés, retrato de una desilusión que ya estaba tomando forma en los primeros años setenta. El profesor Carlos Vadillo nos recuerda aquel periodo de parloteo esnob que condujo al abandono del pensamiento colectivo por parte de la burguesía acomodada.
Tebeosfera. Reseñas sin caducidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario