miércoles, 21 de febrero de 2018

BARBARELLA MAX


Los sesenta fueron maravillosos porque nos trajeron el pop, la liberación de los corsés y la psicodelia, que también llegó al cómic. Fue en 1968 cuando Pascal Thomas y Guy Peellaert estrenaron el álbum Pravda, un tebeo que se inscribía en la misma onda delirante de Lone Sloane, Hypocrite, Fritz the Cat, Den, Joe Galaxy o Xiris, por citar algunos hitos. Era la historieta experimental de su tiempo, libre de cánones y además, en el caso de Pravda, implicada con mitos políticos, dado que tomaba el nombre del periódico oficial del estalinismo.  Era un título perfecto para una historia que trataba de la deshumanización del mundo por causa del consumo y sobre la rebelión contra la autoridad, con una protagonista que hoy compararíamos con Imperator Furiosa que representa perfectamente el clima previo a la revolución cultural del año 1968. 

Nuestro excelente conocedor de la historieta contemporánea Rubén Varillas revisa esta obra con ocasión de nuestro número dedicado a las revoluciones: 

Tebeosfera. Tebeos por la causa revolucionaria.

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