Si algo hemos aprendido a lo largo de estos últimos años, en los que un grupo de personas hemos invertido mucho tiempo y esfuerzo en catalogar tebeos españoles, es que la catalogación de nuestros cómics es muy compleja y muy difícil. Si la quieres hacer en serio, claro.
Nuestro trabajo en Tebeosfera no es mero divertimento de aficionado, ni un ejercicio que se pueda mirar de soslayo. No somos un cónclave de nostálgicos ni de friquis del dato. Somo estudiosos del medio que nos tomamos muy en serio el hecho de que jamás se haya identificado y registrado debidamente esta parte de nuestra cultura impresa. Y de aquellas desidias provienen los actuales lodos hemerográficos.
Porque no se trata solamente de que ya no podamos acceder a los tebeos de los años diez, o veinte, o treinta del siglo XX. Es que no hay manera de catalogar algunas colecciones de los ochenta, ¡o hasta de los noventa!
A veces uno se pregunta en qué estuvieron tan ocupados los teóricos de entonces, tantos que se ocuparon del medio durante el boom, tantos que todavía acarician sus colecciones primorosamente preservadas en sus anaqueles acristalados. Así tenemos la literatura científica que tenemos sobre la historieta en España; así está el patrimonio de la viñeta.
Tebeosfera es la demostración del descuido o la irresponsabilidad de las generaciones precedentes (y de los gestores culturales de entonces, claro está; o de nuestra cultura en sentido lato, que también parte de culpa tiene), porque ofrecemos fichas aparentemente simples que han resultado sorprendentemente difíciles de construir. No hay ejemplares en bibliotecas ni hemerotecas. No hay colecciones completas. No hay registros en el ISBN. No se encuentran en el mercado de segunda mano. Etcétera.
He aquí un caso paradigmático (de tantos):
COMICSOR de LAIDA
Fue una colección que arrancó en 1975 y que hasta hoy no había estado bien catalogada, porque nunca antes fue determinado el número de ejemplares que la componían. Los registros de los libros que la integran invitan a la confusión (los editores tuvieron parte de culpa en esto) y, pese a acumular poco más de treinta años de antigüedad, no ha habido manera de completarla. Contamos, por fortuna con dos hombres de oro en Tebeosfera, Adolfo Gracia y Antonio Moreno, que han conseguido lo inconcebible: titularla correctamente, diferenciar las etiquetas cambiantes que le puso el editor, arrojar luz sobre los bailes de depósitos legales e ISBN's, ordenarla y datarla adecuadamente, y construir las fichas de números con las mejores imágenes posibles.
Ok, no son "novelas gráficas" (je, quién recuerda al Pájaro loco hoy; menos aún a Dagar), pero son tebeos que algún día, no hace tanto, hicieron las delicias de algún niño.
¿Qué arte hay más elevado que ese?
Nos faltan el 17 y el 21. ¿Alguien querría ayudarnos a completar la ficha?
Tebeosfera. Tiquismiquis de la catalogación.