jueves, 4 de mayo de 2006

El día del lobo, de Fukuyama



Menos lobos, Fukuyama

Este Fukuyama poco tiene de coincidente con el más famoso de todos (el sociólogo anti conservador y anti liberal que ha pronosticado el fin de la Historia). Además, es un historietista al estilo tradicional: dibuja a mano cada una de sus viñetas, lleva una vida sana y sencilla y entiende el dibujo como una prolongación de esa buena salud. Su historieta, su manga, es sencilla también.
Lo demuestra con esta obra que acaba de rescatar La Cúpula de manos de Casterman, que la tradujo al francés hace dos años. Se trata de un manga íntimo, con pocos personajes implicados, casi bucólico, que cuenta con un ramalazo fantástico (el hecho de la licantropía) que pasa por ser casual en la historia. Al parecer dos de los personajes protagonistas han contraído una afección que les convierte en mapache o zorra (el tanuki o el kitsune, respectivamente), que vienen a ser una manifestación más de los tres o cuatro casos de licantropía reales que la memoria y, sobre todo, las leyendas populares han acabado convirtiendo en un mito del fantástico. Estos animales, en la tradición japonesa, pueden cambiar de forma a placer.

Poco importa todo eso en realidad (y el hecho debería haber sido explotado por el autor de modo didáctico, algo en lo que los japoneses son maestros), en El día del lobo lo realmente importante no es la transformación lobuna de las protagonistas, dos jóvenes adolescentes, sino la trama criminal que enturbia sus vidas y las de sus conocidos. Perseguidos por la maldición, la policia y dos asesinos, los inocentes personajes de este manga trastabillan por espacios naturales candorosos, casi idílicos, demostrando la gran capacidad como anatomista de Fukuyama.

En efecto, lo que más llama la atención de este manga es las grandes cualidades como dibujante de Yôji, un espectacular dibujantes de seres humanos en movimiento (y de maquinaria) perfectamente enmarcados en paisajes domésticos, urbanos y naturales en los que no falta un detalle. Su narrativa, por el contrario, es lenta, demasiado japonesa para el gusto occidental, cansina y floja. Pero hay que decir que espectacular, por las angulaciones escogidas, por algunos planos muy afortunados y por el sistema que ensaya de montaje en parelelo, contrastando las escenas de acción o de violencia con las naturales, de tal manera que en los clímax parece en efecto que los rayos de sol o el canto de los pájaros contribuyen a la violencia general, contenida o no.

Magnífica construcción de espacios y espectacular movimiento de los personajes en esos espacios, pero todo ello al servicio de una historia sosa que transcurre con un movimiento de cámara espectacular pero aburrido.

El día del lobo, de Yôji Fukuyama
La Cúpula: Manga, s/n
Libro de historietas encuadernado en rústica, para lectura inversa, 234 páginas, b/n, 10,95 euros
Texto promocional:
"Corren días difíciles para Taihei, un director de orquesta con futuro. Kanoko, la hermana de su novia Natsuko, es víctima de una súbita erupción de vello por todo el cuerpo, una enfermedad que afeca a las mujeres de su familia, y escapa al bosque transformada en loba. Cuando Taihei y Natsuko salen en su busca, hallan el cadáver de un desconocido. La policía declara a la loba responsable. Da comienzo una persecución frenética donde el mito del hombre lobo y el folklore japonés se funden en un manga inquietante e insólito."

Reseña de Manuel Barrero

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