Xaquín Marín ha ejercido
siempre la profesión de artista plástico como un maestro, con un estilo que no
tiene precedentes ni tendrá continuadores. Un estilo personalísimo, pero
profundamente gallego, al que llegó por intuición y con el que lleva medio
siglo dibujando viñetas, carteles, ilustraciones y cómic. Marín es uno de esos
rarísimos artistas que brotan en su tiempo con una descomunal fuerza renovadora
para darnos una visión plástica de la realidad nueva e irrepetible.
Siro López explora en las características formales del humorista de Fene, que
transformó la caricatura modernista alemana, galleguizada por Castelao,
dotándola de una fuerza y solidez que hacen recordar lo mejor del románico y
del barroco gallegos. Y admirado, concluye: no hay duda, Marín debió de hacer de joven un pacto con el demonio. El artículo
se ofrece en su versión original en gallego y en la traducción al castellano de
Félix Caballero.
Tebeosfera. O demo sabe
máis por vello que por demo
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