Leemos las viñetas de El Roto en los periódicos, las
compartimos por las redes, y a menudo dedicamos unos segundos a
reflexionar sobre los mensajes que transmiten. A muchos nos asombra la
cantidad de aciertos que acumula este autor satírico de la tinta y el
papel, que con un puñado de elementos esenciales atina a descuartizar la
realidad.
Lo que hace Andrés Rábago, que parece tan fácil, en realidad es muy difícil, y su dibujo aparentemente elemental acumula un bagaje de referentes muy complejo y rico que confiere a cada trazo un significado sólido.
El historiador del arte Pablo García nos ilustra con un artículo cargado de referentes sobre cómo este autor cimentó su saber satírico en la prensa de los setenta bajo diferentes seudónimos. Se trata de un documento extraordinario que sirve para conocer mejor un periodo capital en la carrera de un autor excepcional.
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