A finales de los setenta Jan había madurado en su estilo gráfico y con la ayuda de Pérez Navarro se había abierto camino en varios frentes simultáneamente. Por un lado prosperaba la parodia superheroica Superlópez, que comenzaba a tomar un rumbo distinto y mucho más afortunado, rico en humor y expresividad tras arrojar el lastre del ya caduco “estilo Bruguera”. Por otro, la recreación histórica (y circunstancial) de Nosotros los catalanes (del que pudimos leer un texto de Daniel Fernández hace poco). Y por otro, su colaboración en el suplemento asturiano Espolique, donde ambos autores volvieron a valerse del trasfondo histórico y de la parodia para crear el personaje Pasolargo, ayudante de descubridores y colonizadores. De gran calidad gráfica, la serie pasó desapercibida hasta su reedición en 2005 en un libro (del que ya hablaremos).
Hoy tenemos la suerte de contar con una firma de lujo, Álvaro Pons, para reseñar esta historieta.
Hoy tenemos la suerte de contar con una firma de lujo, Álvaro Pons, para reseñar esta historieta.
Tebeosfera. A pasos agigantados (o largos).
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