Para el título de la entrada de hoy, al completar este pequeño homenaje al Velocista Escarlata, queríamos retomar el título del cómic que ilustraba el texto que presentábamos ayer.
Los guionistas de DC otorgaron a todos los héroes capaces de obtener sus poderes de la llamada Fuerza de la Velocidad un abanico de capacidades especiales que, a veces, casi llegaban a competir con las del Superman de la Golden Age.
Mientras "Jay" Garrick (el primer Flash) llegó a alcanzar la velocidad del sonido, Barry Allen (el Flash de la Edad de Plata de los superhéroes) podía hacer vibrar sus átomos a tal velocidad que viajaba entre realidades paralelas (como vimos en su muerte durante Crisis en Tierras Infinitas) y Wally West, el Flash de la Edad Moderna, consiguió romper la barrera del sonido y alcanzó la velocidad de la luz para viajar en el tiempo.
Como si de un poder extra de la Fuerza de la Velocidad se tratara, Flash, a su paso por España, ha ido "vibrando" por varias editoriales. Si ayer repasábamos las publicaciones del Hombre más rápido de la Tierra por parte de Zinco y Norma, hoy nos ocupamos de su actual casa: Planeta-DeAgostini.
Ha sido a partir de los cinco primeros años del s. XXI cuando Planeta ha ofrecido más cabeceras dedicadas al legado velocista más famosos de DC; desde las aventuras recuperadas de Barry Allen o su muerte, hasta las carreras del nuevo Flash (Bart Allen, nieto de Barry y antiguo Impulso), pasando por las aventuras de Wally West, el que fuera el primer Kid Flash.
Hoy, gracias a Félix López, Andrés Álvarez, Manuel Barrero y Rafael Ruiz, podemos disfrutar de la miríada de ediciones que ha estado haciendo Planeta para ofrecer a sus lectores la mayor cantidad posible de historias de Flash:
Tebeosfera. Tebeditores de dos (y más) mundos.
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