Entre el siglo XIX y el XX se realizaron en Estados Unidos y Alemania una serie de experimentos con niños, a los que se les propuso adaptar gráficamente un poema del cuento ilustrado Struwwelpeter. Sobre esta adaptación y otras historietas dibujadas por niños se erigieron algunas teorías sobre el lugar de la infancia en la sociedad, pasando de considerar a los más pequeños como seres primitivos (en virtud de que la ontogenia reproduce la filogenia) a tenerlos por idiotas en desarrollo.
Todas las explicaciones las hallarán en este artículo de Breixo Harguindey:
Los primeros psicopedagogos y el cómic
Tebeosfera. Niño que lee, hombre listo
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