Durante la Guerra de Corea los comic books sufrieron en Estados Unidos un particular acoso dirigido a evitar que pudieran minar la moral de las tropas desplazadas al país asiático o que influyeran en la opinión pública creando un clima antibélico. El artículo del investigador estadounidense Leonard Rifas nos conduce a través de las distintas instancias censoras a las que se sujetaron las historietas durante ese contexto bélico.
La campaña anticómic se materializó, de esta forma, en cinco formas diferentes de censura, que abarcaron desde la postal (impidiendo la circulación de cómics a través del correo en aplicación de la legislación antiosbcenidad), hasta la policial (con los agentes de la ley haciendo efectivas las ordenanzas municipales aprobadas para restringir la circulación de cómics), la popular (orquestada a menudo por asociaciones como la National Organization for Decent Literature), la militar (impidiendo que los cómics “desmoralizadores” llegasen a las manos de las tropas) y, finalmente, la autocensura implantada por las propias editoriales. Una solución, esta última, que trataba de minimizar los riesgos y repercusiones de todas las medidas anteriores.
Junto a este análisis de la campaña anticómic, el trabajo de Rifas también brinda al lector una selección comentada de imágenes procedentes de algunos de los más emblemáticos cómics ambientados en la Guerra de Corea. A su través, se podrá advertir como estas historietas bélicas respondieron a distintos planteamientos, desde perspectivas patrióticas y manifiestamente anticomunistas, hasta planteamientos críticos con la contienda que sirvieron de excusa para los referidos procesos censores.
Tebeosfera. Tebeos guerreros
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