viernes, 26 de octubre de 2018

EL LÁTIGO DE CIEN COLAS



Hay autores de humor que no hacen ni pizca de gracia. Esto es así porque el humor a veces no es solo despertar el gorjeo de la risa, también consiste en generar ese escalofrío de incomodidad que nos asalta cuando nos percatamos de que también fuimos culpables.

El chileno Krahn iba para abogado y terminó aprendiendo sátira en las revistas de Nueva York. Contuvo el estilo en lo áspero para construir parábolas de lo triste, que de tan crueles hacen gracia. Cierto es que también barajaba la ironía, se reía de lo cotidiano y hacía caricaturas, pero cuando rememoraba la dictadura militar sus dibujos suponían latigazos en el cerebro.

Queda claro en esta reseña sobre su libro El látigo de cien colas, firmada por Claudio Aguilera.

EL LOBO ES EL LOBO DEL HOMBRE

Tebeosfera. Viñetas ásperas.


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