Harold Foster desarrolló una gramática domingo tras domingo en el Príncipe Valiente. Nunca la aventura se narró de forma tan hermosa como en esta recreación de la Edad Media en la que el autor trabajó incansablemente durante más de treinta años regalando al lector alguna de las páginas más bellas de la historia del cómic. Pocas veces se ha recreado Camelot con tanta grandeza y pocos autores han sido capaces de proporcionar imágenes de esa calidad artística durante un periodo tan prolongado de tiempo.
Rafael Marín nos lleva a los tiempos del Rey Arturo de la mano de Val y sus compañeros en este magnífico artículo que analiza la evolución en la trayectoria artística de su creador y su capacidad para crear belleza tanto cuando muestra esas grandes batallas que solo él sabía dibujar como cuando la serie se centra en los momentos más íntimos de sus personajes..
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