jueves, 10 de julio de 2014

EL PRÍNCIPE Y EL NATIVO


Si por algo se ha caracterizado la industria francobelga es por haber sabido cuidar técnicamente sus tebeos y por haber apostado siempre por el autor más competente al abordar cada proyecto. Al igual que Goscinny, Uderzo, Tabary, Morris o Peyo, hubo otros grandes creadores de historietas que todos hemos leído con deleite pero que no siguen siendo tan reconocidos hoy. Dos de esos autores merecedores de mayor encomio fueron Hermann y Greg, creadores de dos series inolvidables: Bernard Prince y Comanche, ambas de gran calidad y trascendencia.
Quizá el mayor mérito de esta pareja de autores fuese la de revivificar el género de la aventura cuando parecía por completo agotado, allá por el final de los años sesenta. Y lo hicieron antes de que los fetiches del cómic yanqui hiciesen "madurar" a sus héroes con trajes prietos, al explorar en la agotada y conservadora Europa colonizadora personajes con facetas oscuras, decisiones innobles o amorales cuando la situación lo exigía. Ellos inauguraron un nuevo tipo de aventura, más cruda, más difícil de digerir, pero sólida, intensa, soberbia.

De la labor de Greg y Hermann juntos da cuenta el teórico Ángel Olivera en este artículo sobre héroes adustos que renovaron el medio, publicado originalmente en la revista Yellow Kid y revisado y ampliado por el autor para esta edición.

Tebeosfera. Pareja de la aventura.

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