El mercado de las revistas de historietas en España cambió en los noventa. Aún quedaban rescoldos del dichoso “boom” de revistas para adultos, que se fueron apagando según avanzaba la década, y las publicaciones infantiles y juveniles tenían representación casi exclusiva en los títulos que había heredado Ediciones B de Bruguera y que sostenía a duras penas en esos años inciertos de auge del comic book americano y del manga.
Jan seguía con Superlópez, pero intentaba abrir nuevos caminos incluso fuera de la historieta para niños que tan bien se le daba. Y en 1993 comenzó a colaborar en la revista ¡¡Al ataque!!, propuesta de Ediciones B para un público lector más amplio, el mismo que disfrutaba del programa que Alfonso Arús y compañía ofrecían en televisión con humor absurdo (y a veces algo chabacano). Aunque los colaboradores de ¡¡Al ataque!! eran los habituales de las revistas de B, los contenidos de la publicación tenían un tono distinto al de las revistas infantiles, y quizás por este motivo Jan usó un enigmático pseudónimo, Pikágoras, con cierto ajuste en el dibujo que utilizaba trazos más angulosos.
El carácter más “adulto” de los guiones, escritos por Jaume Ribera, sustentados por personajes habituales del programa, temáticas políticas o de actualidad y algo de erotismo light con chistes subidos de tono, no acababa de cuadrar con el estilo de Jan / Pikágoras (al que ya habíamos visto desarrollar historias con componente sexual en, por ejemplo, Laszivia). Sin embargo, continuó con esta labor en 1994 en El Chou, publicación casi idéntica que de nuevo intentaba rentabilizar la fama de un nuevo programa de Arús, e incluso firmó de esta forma las historietas de actualidad que realizó para la última etapa del TBO de Ediciones B. Ni los temas elegidos, ni el ligero cambio de dibujo (que parece que últimamente se ha convertido en su dibujo estándar), ni el uso de pseudónimo, pudieron ocultar que tras esas historietas se encontraba un gran dibujante. Mostramos hoy las fichas de estas publicaciones, anecdóticas, circunstanciales y de poco recuerdo en el aficionado, pero que llegaron a tener gran difusión y predicamento en su época.
(Fichas fruto de la labor de muchos de nuestros tebeditores, de entre los que habría que destacara a Ricard Sitjà, Jordi Manzanares, Eduardo Urrutia, Antonio Moreno, Manuel Barrero y Andrés Álvarez).
Tebeosfera. No nos hacen falta pseudónimos.
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