O sea: con sexo.
Hoy puede resultar poco creíble, pero la popularidad que alcanzaron algunas comic strips en el Reino Unido (como ciertos comic books en los EE UU) fue grandiosa durante la II Guerra Mundial. El caso de las historietas de carácter picante fue singular, porque era evidente que los soldados que estaban en el frente veían mermadas sus tensiones y angustias ante la contemplación de bellas muchachas dibujadas o tras la lectura de chistes o cómics subidos de tono. La magnética figura de Miss Lace (de Caniff) o la ingenua tendencia a quedar semidesnuda de Jane (de Pett) son vivos ejemplos de este fenómeno social, que adquirió enormes proporciones durante la contienda, hasta el punto de que el personaje trascendiera el papel para instalarse entre los británicos como una persona viva.
Recordemos hoy a Jane, aunque sus historietas apenas si han sido leídas en España:
JANE, la saga
Labor de Félix López, nuestro hombre en Angulema.
Tebeosfera. Más allá de lo erótico.
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