lunes, 1 de febrero de 2010

EL TERROR EN LA FRONTERA ENTRE EL HORROR Y EL HUMOR


La revista Drácula de Buru Lan cerraba todos sus números con una historieta muda firmada por Alfonso Figueras. Eran páginas en las que el genial autor parodiaba las figuras de los mitos del horror, literarios y cinematográficos, para transformar un sentimiento escalofriante en otro de regocijo. Esto es así porque la línea que separa el humor del miedo es fina, a veces indeleble. Y lo más sorprendente es que una obra de humor gráfico puede generar una gigantesca ola de terror (en su sentido etimológico, claro está). Esto ocurrió hace unos años, con aquel episodio luctuoso de las viñetas sobre Mahoma, cuyas ramificaciones y ecos terroríficos no han cesado: hace apenas un mes, un ilustrador y dibujante satírico danés fue atacado en su casa por un fundamentalista con hacha... sólo por haber hecho una caricatura.
El escritor y también humorista Lombilla se ha atrevido a reflexionar sobre este hecho, con el que queremos abrir un paréntesis en nuestro recorrido por el horror para prestar la debida atención al horror paródico, que floreció sustancialmente en España en los años setenta.


Tebeosfera. Sin miedo.


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