lunes, 17 de diciembre de 2007

REVISTA DE PRENSA 3

EL INFORME PISA, HUMOR GRÁFICO Y ‘CUENTOS’ EN EL MUNDO ¡QUE AL FINAL ERAN TEBEOS!

Repaso a las viñetas en la prensa durante la semana 9 a 16 de diciembre de 2007.

No puede decirse que haya sido una mala semana para la presencia de la historieta en la prensa española, al menos en la generalista. Sobre todo porque con el fin de semana llegaron los regalos y promociones y ahí aumentó la dosis de viñetas. Aunque conviene hacer unas serie de precisiones.

El lunes nos desayunábamos con un anuncio a toda página en El Mundo, en colores, sobre una colección dirigida a alimentar las retinas de los niños en Navidad avalada por Disney. Todos los Cuentos Clásicos de Disney, “una colección de libros ilustrados que harán disfrutar a toda la familia”, y se relacionaban los 40 que aparecerán hasta mayo de 2008. Como la cosa se anunciaba por la tele y en algún momento del spot se entrevió alguna viñeta me quedé con la copla por si, dentro del cuento, habría algún espacio para la historieta. El Mundo siguió emitiendo el anuncio a lo largo de toda la semana, todos los días, con el mensaje promocional invariable: cuentos.

Una de las noticias que acaparó las secciones de cultura en todos los medios seguía siendo esta semana el informe PISA. Con Chávez algo difuminado por el NO, Gadafi de cacería o en jaima y PP y PSOE a la greña por la cosa de la procesión de intenciones, éste era un tema para profundizar en serio. Se hizo y a la vista de los gráficos se podía extraer alguna conclusión guapa. Por ejemplo, El Mundo del lunes 10 mostraba una comparativa de puntuaciones medidas por el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos y en ella destacaban: China Taipei, Hong Kong, Países Bajos, Bélgica, Corea, Finlandia y Canadá (tanto en Matemáticas, como en Lectura, como en Ciencias). Da que pensar, son países con elevada tasa de consumo de historietas, ¿podría haber alguna relación? Es para planteárselo. Seguro que la relación es al contrario: a mayor cultura y mayor tasa de lectura, más consumo de historietas por habitante.

Francia no aparecía a tanta altura. Francia tiene últimamente la cultura fláccida, según pregonan desde EE UU., que encuenta la causa de este fenómeno en las medidas proteccionistas y la autocomplacencia en materia de cultura del gobierno francés durante los últimos años. Time ofrecía recientemente algunas soluciones, nos recordaban en El Mundo del 12 de diciembre, señalando que uno de los posibles salvadores de la cosa cultura podría ser el gabinete de Sarkozy, que ha llegado como una apisonadora para todo y en todo y mucho me temo que para ir conquistando nichos en la cultura también (aterrador lo de su intención de cortarles la comunicación a los usuarios de p2p). ¡Horreur, Sarkozy! En la noticia se apoyaba también la llegada de corrientes minoritarias y cosmopolitas y lo ejemplificaban con la producción de dibujos animados Persépolis, inspirada en la obra de historieta de la iraní Satrapi. ¡Bien! Pese a todo, la idea de que la cultura gala mengua sigue ahí: en Francia ya se consume un 30% de literatura traducida del inglés, el cine americano domina al francés, y los tebeos que se leen son, cada día más, nipones o yanquis.

Hablando de historieta en francés, ese mismo día y ese mismo diario anunciaba que la Fundación Carlos Amberes ha abierto en Madrid la muestra Tintín en el mundo de Hergé, cuyo fondo procede en gran parte de la colección de Jordi Tardá. Hay historietas, mercadería, documentos asociados y un conjunto de textos escritos por tintinófilos de pro, entre los que nos suenan: Bonet, Gallardón o el inevitable De Cuenca. La expo, se recuerda, ya estuvo en la Fundación de Caixa Girona.

Otra muestra interesante que se ha anunciado esta semana ha sido la de La caricatura social y política, en Valencia, que reúne obras de Grosz, Bagaria y Hogarth en el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat. Comienza el 20 de diciembre y durará hasta el 3 de febrero (Calle Quevedo, 10). Para no perdérsela.

El País del día 13 también nos trajo una buena noticia, la publicación de un diccionario singular construido mediante viñetas de El Roto, escogidas de entre las que ha ido publicando en prensa estos últimos años. Desde luego se trata de una idea original y francamente efectiva: no vamos a recalcar el simplismo de que una imagen vale por mil palabras, pero estamos convencidos de que una viñeta de El Roto equivale a toda una definición descriptiva, con sus derivaciones e inferencias. Eso sí, este satírico se mantiene fiel a su ética creativa, no compartida por el resto de humoristas del país. Extraigo este comentario sobre los temas que bajara para construir sus sátiras: «No abordo cuestiones que a lo mejor están en los medios por razones espurias de conseguir audiencias o de fomentar formas aberrantes de comportamiento. Me muevo con una cierta voluntad de ética». Dice que se impone como autocensura «el sentido común y la utilidad pública (…) a mí no me interesa el exabrupto.»

Vamos, que supongo que no le habrá hecho ninguna gracia la felicitación navideña que llegó el día 13 de diciembre a todas las redacciones y a muchos blogs, la emitida por El Jueves y que muestra a dos jóvenes en plena coyunda, con los rostros embozados por gorros de Santa Claus, que recuerdan poderosamente a la imagen para la cubierta del ejemplar secuestrado hace unos meses. El Mundo, al reproducirla, indicaba que El Jueves había pasado de tener 475.000 lectores en julio a gozar de 556.000 en diciembre (según el EGM). 81.000 más. Un remonte que hay que agradecer a Del Olmo y Conde-Pumpido ¿eh? El Mundo llegó a entrevistar a Guillermo con motivo de esta postalilla dibujada por él (16-XII-2007, en la sección Crónica); impagable la gansada que les dedica a los dos juecetes el Guillermito.

Durante el resto de la semana, poca cosa sobre cómics en prensa. Sacaron en foto una caricatura de Carrillo hecha por Peridis, pero nada explicaron a cuento de qué. Publicaron otra foto de una caricatura de López Aguilar dibujada en una sesión del Congreso, pero la colaron a falta de otras noticias. El País del viernes venía con una viñeta de Carlos Giménez en portada, pero era para llamar la atención sobre un informe en torno al bofetón como estrategia pedagógica, el cual encabezaron con una tira del madrileño a diez columnas nada menos. La obra de Giménez estaba ahí sólo para adornar: el niño de la historieta era abofeteado por haber leído tebeos. El mismo día, en el suplemento EPS, se publicó una encuestilla un poco idiota: “¿Qué dibujo animado o cómic te pone más?”, a la que respondieron tres payos (¡qué de espacio derrochado!). El domingo Luis María Anson le hizo un hueco a Mingote en su nueva sección gigante “Las cartas boca arriba”. Lo alababa, claro.

El Mundo dedicó otra doble página el viernes, en Cultura, a promocionar el lanzamiento de su colección de “cuentos”. El artículo de Juan Pando de ese día, titulado “Cine para leer”, venía ilustrado con una «Viñeta del libro de ‘Blancanieves y los Siete Enanitos’». Nada daba a entender que era una viñeta de historieta, pues no contenía bocadillos (recordemos que los cuentos infantiles también llevan viñetas ilustrativas), ni Pando aclaraba que la colección fuera otra cosa que “libros de películas”. Su artículo, por otro lado, molaba.

En el sitio web de las promociones de El Mundo, lo mismo de lo mismo

El sábado fue un gran día. El País publicó un anuncio a toda página de Ediciones B en el que recomendaba seis libros para regalar en Navidad. Uno de ellos era El gran libro de Mortadelo y Filemón, ¡que ya va por la tercera edición! Felicidades, B. Público regaló el primer DVD de una serie de 10 que reproducen la serie de animación primera de los personajes con motivo de la celebración de su 50 aniversario. Hurra por Público. El Mundo sacó una foto de José María Conget sosteniendo un ejemplar facsimilar de El Cachorro con motivo de haber sido galardonado con el Premio de las Letras Aragonesas por su labor como escritor. Recordemos que Conget escribió el libro El olor de los tebeos y ha comisariado alguna interesante exposición sobre la historieta española. ¡Enhorabuena, Conget! En el mismo diario, en la sección de deportes salió una foto de los sonrientes Manuel Pimentel y José María del Nido sosteniendo el libro del que son editor e impulsor respectivamente, ¡Olé mi Sevilla!, una historia del equipo sevillano contada mediante viñetas. Los autores del producto son Luis Felipe Campuzao y Cristian Suárez (los mismos de aquel libro de historietas sobre baloncesto que tanto se vendió).

En su sección “vida&artes”, El País publicó ese día un reportaje realmente intersante de Javier Rodríguez Marcos. Llevó por título “Leemos, pero a ritmo de ‘zapping’” y centraba su atención sobre el hecho relevante de que si bien se lee más debido a que los jóvenes se ven obligados a ello si quieren acceder a las nuevas tecnologías, tan atractivas, no quiere ello decir que se lea ‘igual’. Se leen menos libros pero se lee más en internet y según el autor esto es nocivo, puesto que la tecnología es una aliada para el lector competente pero una enemiga para quien no lo es. Por lector competente se entiende al lector avanzado, al que no abandona el hábito de leer una vez terminado su periodo de aprendizaje escolar o universitario. Se postula en el artículo que quien deja de leer es porque lee mal. El director del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, Pedro Cerrillo, cree que los niños leen mucho y con gusto hasta los 10 años. A los 11 ó 12, con el paso a la enseñanza secundaria todo cambia, y más a los 15. Este hombre considera que para evitarlo se debería leer más en voz alta en clase (¿ein?). Con todo, del artículo salen algunos apuntes útiles: la importancia de acentuar el hábito por leer a esas edades mencionadas, la importancia de la lectura detenida y no fugaz (como la de internet), y la posibilidad de una campaña de choque, publicitaria, para el fomento de la lectura competente. De tener pasta, yo pagaría un anuncio en la tele para fomentar la lectura de tebeos entre los 10 y los 15 años. Hala, académicos, ahí tenéis un proyecto.

El sábado, otra vez, El Mundo nos “regaló” otra doble página informativo / promocional sobre su colección de “cuentos” de Disney. Qué pesaos... Bueno, ahora era diferente, porque todas las imágenes reproducían páginas de historieta. ¡Vaya! Iniciaban los textos con las versalitas «PROMOCIÓN CULTURAL», y relacionaban la cosa, mira qué cucos, con el informa PISA. Este alarde de oportunismo descubría al mismo tiempo la inexplicable ocultación de la verdadera naturaleza de su colección de “cuentos”. Es más, llenaron dos páginas del periódico entre José Fajardo, Pedro Calleja y Ricardo Martínez (el humorista gráfico del diario) y ninguno de ellos, ni Ricardo, entraron de lleno a destacar las cualidades historietísticas del producto ni a subrayar el hecho de que eran tebeos. En la introducción se leía que la contribución al fomento de la lectura se hacía mediante «40 libros que reproducen los diálogos originales de las películas» (¡!). Fajardo hablaba de «libros (…), obras (…), tomos (…), cuentos [y], relatos ilustrados», pero en ningún momento de tebeos, historietas o cómics. Calleja escribía exclusivamente sobre «la (sic) Disney». Y Ricardo, que es un dibujante que sabe tela sobre viñetas, sí que habló de Gottfredson, Iwerks y Barks, los creadores de las mejores tiras y páginas de historietas de la factoría Disney, y escribió una columna memorable, magnífica, pero no trató el contenido de esta colección. Es decir, en las dos páginas no se habló de cómics. Ni una pizca. Vaya, vaya, con la promocioncita.

Finalmente, el mismo domingo, ya era ineludible hablar de cómics, porque ya teníamos en nuestras manos Blancanieves y los Siete Enanitos, álbum de historietas perteneciente a la colección Todos los Cuentos Clásicos de Disney a su vez integrada en la línea editorial denominada Biblioteca Infantil El Mundo. Una vez en las manos comprobamos que se trataba de un típico álbum de historietas de 46 páginas en color, con la adaptación al cómic de la película de igual título. El copyright de la obra original corresponde a 2007. Recientito. Mas, los que conocen el universo de Disney saben que existió una colección de libros de cuentos publicada por Salvat en 2004 cuyo título Blancanieves y los 7 enanitos llevó copyright de 1999 y, oh, casualidad, las viñetas de este cuento (aquí sí, cuento) mostraban los mismos personajes, enfoques, planos y diseños que este novedoso álbum. Es más, son aparentemente obra del mismo dibujante, a quien no se le cita, claro. Debió ser Disney. Eso sí que eran “cuentos”.

El primer álbum de esta nueva colección de El Mundo muestra una obra a todas luces muy recomendable. Es un producto editado sobre buen papel (sobra satín), bien encuadernado y presentado, y los dibujos son respetuosos con la película original, cálidos en la ejecución, deliciosos en el acabado y el color, si bien la narrativa en general se resiente por el hecho de querer adaptar al dedillo las escenas y secuencias fílmicas. En suma, una obra digna de elogio y que se recomienda para todos, pero que no se ha promocionado con la lealtad exigible de acuerdo con la naturaleza del producto. Fajardo volvió a escribir una página en El Mundo del domingo, encabezada de nuevo con lo de la “promoción cultural”.

En los tres textos de la página se aludía a que eran “cómics” una vez.

Una.

Y yo pregunto: ¿Acaso hay algún reparo en promocionar la lectura infantil abiertamente con tebeos?

Es que esta sensación hemos tenido durante la semana…

Manuel Barrero

Imágenes: en cabecera, la portada del primer álbum de historietas lanzado por El Mundo. En el texto, cubierta del libro de cuentos de Salvat citado en el texto. Se reproducen imágenes del tebeo y del cuento, obsérvense las similitudes.

Vínculos:

Repaso a la prensa 1

Repaso a la prensa 2

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