Reseña de Norman Fernández
Poco más de dos años después de que apareciese el libro de Toni Guiral Cuando los cómics se llamaban tebeos: la escuela Bruguera (1947-1963), Ediciones El Jueves publica ahora la que podemos considerar como segunda parte de aquél. «Este libro completa una historia: la de las revistas infantiles y juveniles de humor publicadas por Editorial Bruguera entre 1947 y 1986, año de su desaparición», nos dice Toni en el comienzo del prefacio del libro, y a la par nos define de manera breve y precisa la naturaleza del volumen que tenemos entre las manos. Los tebeos de nuestra infancia: la escuela Bruguera (1964-1986) apenas varía respecto a su antecesor más que en el periodo que estudia. Esa variación, eso sí, hace que el libro resulte un poco distinto a su predecesor. Si acaso puede resultar un poco menos atractivo, pero no por demérito de su autor, sino porque los tebeos de los que habla no son tan interesantes como los referidos en el anterior volumen: no hay que olvidar que, de una etapa de esplendor se pasa ahora a la descripción del declive de la editorial catalana.
Toni Guiral mantiene para Los tebeos de nuestra infancia el mismo esquema de libro que el utilizado en Cuando los cómics se llamaban tebeos; esto es, una estructura en tres bloques, uno primero histórico y dos posteriores con las fichas de los personajes y autores más significativos. La principal diferencia estriba en la reducción de textos ajenos, que en esta ocasión se limitan a un prologo de José Antonio Vidal Sales. También reduce respecto al primer libro la presencia de la franja al pie de página que allá introducía para listar una serie de hechos que nos permitiesen situar los acontecimientos que nos va narrando en el contexto político y social en el que se estaban llevando a cabo; ello se deberá, probablemente, a que ha considerado que, al abarcar una etapa más cercana de nuestro pasado, no era tan necesaria.
No resulta fácil reseñar este libro sin resultar redundante para lo referido a Cuando los cómics se llamaban tebeos. Toni vuelve a realizar un trabajo documentado y ameno que arranca con la exposición de lo que el autor califica como “losa legal” que no es otra cosa que la descripción del evento que significó el inicio del declive de Bruguera: la atención que la censura comenzó a dispensar a las publicaciones humorísticas. De ahí en adelante, Toni nos va trasladando por la historia subsiguiente de la editorial haciendo referencia a hechos como la influencia de la llegada de la televisión, la aparición de nuevas generaciones de autores, el infame tratamiento por parte de la editorial a los derechos de autor, la importancia de los personajes y series realistas, la proliferación de los “episodios apócrifos” o, finalmente, el cierre de la editorial. Este último episodio, el del cierre, resulta especialmente interesante por el intento, frustrado desgraciadamente, de los propios trabajadores de mantener viva la empresa.
Como digo, me resulta difícil reseñar este libro si repetirme respeto a lo dicho sobre el anterior. Digamos que entre ambos conforman el trabajo de estudio y divulgación del cómic más importante que se ha realizado en nuestro estado de las autonomías en muchos años. Esperemos que en un futuro se pueda completar con un nuevo volumen referido a la producción de series y personajes realistas de Editorial Bruguera.
LOS TEBEOS DE NUESTRA INFANCIA.
El Jueves, Barcelona, 2007
Libro de divulgación en cartoné, 24x32 cm., 360 páginas en color, 38 euros
Incluye DVD. ISBN: 84-9741-589-2
Segunda parte de CUANDO LOS CÓMICS SE LLAMABAN TEBEOS:
Texto promocional editorial: "Pocas actividades han marcado tanto el tiempo de ocio de varias generaciones de españoles como la lectura de los tebeos de Editorial Bruguera.
Este libro ofrece una amena y muy ilustrada revisión de aquellas revistas, personajes y autores que, de alguna manera, forman parte de la crónica sentimental de muchos españoles. Revistas como PULGARCITO, TÍO VIVO o MORTADELO publicaron las aventuras de personajes tan populares como MORTADELO Y FILEMÓN (Ibáñez), SUPERLÓPEZ (Jan), Anacleto (VÁZQUEZ) o ZIPI Y ZAPE (Escobar) durante varias décadas."
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