Repaso a las viñetas en la prensa 2: Max, Veleta y escasez ante
Leemos algunos periódicos en esta esquina del sur de España y queremos dar cuenta aquí de las reflexiones que surgen al hilo de la actualidad.
Hoy toca aplaudir.
Partiendo del 2 de diciembre, aplaudimos a Pablo Ríos, periodista ligado al Grupo Jolly que escribe sobre historieta y culturas asociadas en algunos de sus diarios. En el Diario de Sevilla del domingo citado tuvo el placer de dedicar una página (bueno, una columna y varios fragmentos de otras) a reseñar el Ghost World de Daniel Clowes, cuya reedición lanza
El día 2, también, nos recordaron algo importante para la cultura española en general: se cumplieron treinta años del fin de
El lunes, tal periódico como
Este mismo día la prensa española bullía con la terribilísima noticia de que leemos menos y peor según el informe PISA (que no PRISA). Este informe de
Sí, leñe, sí, se puede y se debe utilizar tebeos para enseñar. Incluso para enseñar a leer tebeos.
No se hará. Y el problema es que, en el futuo, habrá menos lectores de tebeos. Y más ojeadores de todo.
La mejor noticia de la semana llegó el miércoles: celebróse el Primer Certamen Andaluz del Cómic y se hicieron eco de la noticia varios medios impresos andaluces. El Mundo le dedicó más de media columna. Ganó la historieta “Los muertos vivientes” de J.M. Rodríguez Gómez, al guión, y Elena García Bravo, al dibujo, escogida de entre 75 trabajos presentados. Se llevan 3.000 euros a repartir. Segundo y tercer premio, un chaval de Cártama y otro de Puente Genil, se beneficián de 2.000 y de 1.000 respectivamente. Dieron los premios el coordinador del Instituto Andaluz de
El resto de la semana estuvo flojo en lo que respecta a lo de la historieta. El País no publicó mucho y, cuando lo hizo, demostró que también sabe llegar tarde al dedicar una página (entera, el viernes) al libro biográfico sobre Schulz el viernes, una semana después de que otros medios se hicieran eco del asunto éste. El texto lo escribió Barbara Celis, desde Nueva York, y nos interesa su enfoque desde aquella atalaya, pues la crítica de The New Yorker, por ejemplo, ha alabado sobremanera la labor del taimado biógrafo Michaelis. ¿Habrá traducción al español?
Ya inmersos en el sábado, en el suplemento Yo Dona, que sale con El Mundo, tampoco hallamos nada sobre tebeos pero me gustó la fórmula empleada por Augusto Costhanzo para ilustrar la sección de Bárbara Alpuente. Su ilustración, resuelta a modo de tira de dos viñetas, se encuentra, a continuación, a la izquierda.
Como
Cerrando la semana leímos el anuncio de la clausura de la exposición Sobras maestras de Brieva en Sevilla [el recorte es la imagen de cabecera del presente escrito]. La nota de prensa fue buena, Brieva sale guapo, a Cerrejón le ponen bien el nombre, y se reconoce la calidad de una muestra de obras importante por su calidad expositiva y de montaje, que todo hay que decirlo. E importente, y esto l oañado yo, porque se trata de una de las primeras en las que se da relevancia y se aúpa a un autor local, en lo cual este año Veleta ha tenido uno de sus mayores aciertos. Enhorabuena pues a autores y comisarios. Aplauso y que se repita.
Cerramos esta sección con dos anotaciones. La primera procede del obituario de Sebastià Sorribas, publicado en El Mundo el domingo 9. En la noticia se reconoce a este escritor como uno de los “motores de la recuperación del gusto por leer en catalán entre un público joven” junto con “Joaquín Carbó y la revista infantil Cavall Fort”. Ahí queda eso, un tebeo entre los tres vectores más importantes de la recuperación del gusto por la lectura en lengua materna. Escribió la reseña Rafael Vallbona. La segunda anotación y última es la que hacemos del texto autopromocional que El Mundo publicó el mismo día para anunciar la salida de una colección de cuentos adaptadores de producciones de Walt Disney. Escribió un artículo sobre el congelado cineasta el ínclito Javier Coma. Coma, que es culto, aprovechó para recordar a los lectores que Mickey también evolucionó en historietas y cito: «los cartoons cinematográficos obtendrían en seguida espacios paralelos en un distinto medio: los cómics publicados cotidianamente y de modo simultáneo por centenares de periódicos. Precisamente la enorme resonancia de ambos astros en las tiras gráficas de la prensa diaria, comprada por adultos con respetable grado de cultura, brinda una de las pruebas de que la producción disneyana no tuvo al público infantil como único y mero destinatario».
Ajá. Oye, Coma, ¿y no podría ser que las tiras cómicas que publicaban los diarios las leyeran los críos de la casa? Es que esto de validar algo como ‘cultura’ sólo porque se incluía en el paquete de contenidos de un producto ‘adulto’ podría llegar a significar otra cosa.
No hay problema: como la semana que viene todos los padres que compran El Mundo podrán acceder al cuento de Disney que regalan, pues seguro que todos nuestros mayores abordarán con voracidad la lectura de cuentos infantiles y no dejarán de adquirirlos hasta que se les considere del ámbito netamente ‘culto-adulto’.
¡Claro!
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