Dark Valley Destiny. La vida de Robert E. Howard. Obra de los De Camp y Winttington Griffin.
Oscuro destino para un libro sobre Robert E. Howard.
Reseña por Manuel Barrero
Este libro, publicado hace ahora más de veinte años, exigía una traducción a nuestro idioma ya. Resultaba imprescindible, y más en un año de efeméride como este, en el que se cumplen tanto el centenario del nacimiento de Robert E. Howard (fue en enero) como los 70 años de su muerte (será en junio). Y a Howard hay que homenajearlo. Porque creó a Conan, del cual salieron libros, pastiches, tebeos y películas ciento, y del cual surgió un icono popular del siglo XX. Pero también porque creó el subgénero de la fantasía heroica que luego influiría a otros autores, como Tolkien, y lo creó con un nervio y un ritmo que formaría parte de los pilares de la literatura pulp, ese vastísimo páramo genérico, tan denostado pero que tanto ha influido en la cultura contemporánea (triunfó aquello, sí, y no la alta cultura).
Dolmen editorial, que hace un par de añitos comenzó con su línea de textos teóricos sobre historieta y afines, se ha atrevido con esta traducción. Bueno, más bien ha usufructado los anhelos de quienes verdaderamente creían necesaria la traducción, o sea: los hermanos Fraile y sus acólitos del Círculo de Lhork, uno de los colectivos fanzinistas más activos de España y que llevan publicados ya muchos fanzines, traducciones, informaciones sobre la fantasía. Hay un artículo sobre ellos publicado en Tebeosfera, búsquenlo los interesados.
Dark Valley Destiny ya había sido traducido, precisamente para LHORK, la revista del Círculo homónimo, hace unos añitos. La traducción era muy floja entonces y el diseño y la ubicación del texto no era el exigible para un ensayo de esta categoría. Así que esta opción, un libro bien diseñado, ilustrado regularmente bien y con guardas bonitas, es aceptable.
Pero la traducción, uno de los valores del libro, sigue siendo floja. Se ha sumado algún traductor al esfuerzo por sacar relumbrón a la obra de los De Camp y hubo un revisor de la traducción, pero aún así es una traducción demasiado literal a menudo, muy ruda, y a ratos incoherente. Ejemplos de esta incoherencia los hallamos en algunas expresiones ('irse de tragos' por 'irse de copas'; 'libro de cómics' en vez de 'comic book', 'parque de diversiones' por 'parque de atracciones'), en las traducciones al castellano de obras de referencia que no existen en nuestro idioma (The Last Celt, The Howard Collector) o en la no traducción de otras (The Star Rover, la obra de London, es aquí por todos conocida como El vagabundo de las estrellas). Y resulta ridículo ilustrar con traducciones el uso de la aliteración por Howard en inglés...
Por lo general, la traducción de fragmentos de relatos originales o de poemas es desaconsejable aquí. Pero también hay problemas en la versión de los textos de De Camp, que pese a ser inteligibles, resultan indigestos para un lector con poca paciencia. Pongamos ejemplos:
Donde dice: "Debemos echar una dilatada y pensativa mirada a los poemas que dejó detrás de él", podría haberse traducido por "Debemos revisar parsimoniosa y atentamente los poemas que nos legó".
Donde dice: "(...) que ya había tenido suficiente que podía soportar de estar sentado en un pupitre de aula", podría haberse traducido por "(...) que ya había soportado bastante los pupitres".
Donde dice: "nunca parecía conseguir lo suficiente para comer", debería haberse traducido por "parecía que nunca había comido bastante".
O, la perla, donde dice: "Así que nada más te nombré como de casualidad y no se puso tan morado como solía cada vez que oía decir tu nombre", debería haberse traducido por "Así que sólo te mencioné de pasada, pero no se abochornó tanto como era habitual en él cuando alguien decía su nombre".
Cabe preguntarse si no faltó una revisión más en profundidad de la versión final de esta traducción. Algo evidente cuando se comprueba que la versión en castellano del poema que se hace en página 16 difiere notablemente de la que se hace en la página 300 ¡Siendo el mismo poema en ambos casos!
Cabe preguntarse: ¿El editor de Dark Valley Destiny leyó el libro antes de enviarlo a imprenta?
Porque lo de los editores de Dolmen resulta cómico ¿eh? El responsable parece haberse tomado a guasa los créditos, por ejemplo. ¿Por qué será que no aparece mencionada la edición original de este libro en los EE UU, la de Bluejay Books, en 1983; no resulta extraño? ¿Y porqué de nuevo aparecen los copyrights de las imágenes como propiedad de Conan Properties Inc., cuando hace unos años que esta empresa no existe? ¿Y, de nuevo, a cuento de qué vinculan los copyrights de las imágenes a Marvel si del total sólo hay siete dibujos procedentes de cómics de este sello? ¿Y los otros copyrights, los de los demás ilustradores, editores, etc., que aparecen a lo largo de esta edición? ¿Por qué no se acredita al autor de la nueva cubierta o al de la primera, Kevin Eugene Johnson, que aparece en la solapa? ¿Y la mención a los iluminadores de los comienzos de los capítulos: Ken Kelly, Sandy Plunkett, Gary Gianni, Adam Hughes o Tod McFarlane, entre otros? Esta página de créditos se parece en exceso a la de una publicación de aficionados, de esos que bajan la tirada para evitar pagar derechos o molestarse en pedirlos. Este no es el caso, creemos, así que los editores de Dolmen deberían cuidar más estos detalles que deslucen tanto sus libros.
A fin de cuentas lo que nos interesa del libro es que habla del creador de Conan, naturalmente. Cuenta toda su vida comenzando por sus ancestros, en un esfuerzo encomiable de los De Camp, que se desplazaron a las poblaciones tejanas donde vivió para intentar reconstruir su pasado con entrevistas sus vecinos y familiares vivos. El resultado es la vida de un hombre cohibido por la autoridad rayana con el despotismo de su padre y el dominio sobreprotector de su madre enfermiza. La idea que aportan los autores (Wittington es un psicólogo que actúa sólo como asesor de posibles traumas) es que Howard creció intentando alcanzar el modelo que su padre preconizaba, independiente pero desafecto, bajo la coraza de una timidez que su madre alimentó y que le hizo parecer paranoico a ojos de muchos. Es decir, moldean la imagen de un creador de ficciones que se refugiaba en ellas para huir de su inadaptación y de terribles complejos de culpa e inferioridad. Además, apuntan la idea de que él creía que su pene era pequeño, insisten en que no folló nunca, si bien tampoco se abandonó al sexo contra natura... Lo describen, para redondear, como hipocondríaco, misántropo, paranoico y violento en su relación con los demás. Esta idea no es exactamente la misma que rige en la novela biográfica One who walks alone, de Novalyne Price Ellis, su única novia, pero sí fue explotada esa imagen en la adaptación a la gran pantalla de esta obra (The Whole Wide World). El morbo vende más.
A nosotros nos ha interesado de este libro la reconstrucción que hace del entorno vital de Howard. Tanto de los paisajes que vió como de los cuentos populares que oyó sobre los hombres de frontera, aquellos que vieron, en el comienzo del siglo XX, como el progreso industrial y la explotación petrolífera iba arrasando la belleza salvaje de una cultura que se apagaba. Hay un capítulo que se dedica a hablar en profundidad de la historia de Texas, en otro se entra en la vida cotidiana en pueblos como Peaster. Esto ayuda a comprender la necesidad de escapismo del autor, por ejemplo. El resto del trabajo de los De Camp interesa menos, ese grueso cuerpo de entrevistas realizadas a los lugareños, por saber que la memoria es mala amiga de los historiadores (y más la de los ancianos). Es mucho más rico lo que aportan los biógrafos sobre las posibles lecturas del creador de la fantasía heroica. Gracias al hallazgo de la biblioteca de uso de Howard entendemos algunos aspectos de su literatura, la implicación con la teosofía de Helena P. Blavatsky, su aprecio por el evolucionismo en una Texas fundamentalmente creacionista, el desapego del racismo imperante (Howard fue enemigo del Klan), su interés por la obra de James Churchyard o Lewis Spence, aquella estirpe de mitólogos embaucadores... Y también hay reflejos de Talbot Mundy y se reflexiona razonablemente sobre los libros de época que Howard pudo leer y sobre los autores de los que tomaba apuntes, notas, nombres, escenas o personajes. Todo ello resulta muy ilustrativo. Se echa en falta, eso sí, un mayor detenimiento en el mercado de los pulps en el que medró Howard, y en el porqué se vio empujado a introducirse en aquella industria (hay que esperar a la página 238 para que los autores nos hablen de los escritores e ilustradores de los pulps)
Con respecto al literato, por lo tanto, los biógrafos cumplen. Nos permiten comprender aquel afán de Howard por establecer cómo la civilización debilita al hombre. Y estimulan en la imaginación del lector la recreación de un demiurgo cuyos estandartes fueron: la violencia y la sangre, los personajes inmaduros, el sexo sugerido, la degeneración racial, la autoridad que repudiaba la moderación y la dominación masculina. Los más críticos con este libro estiman que los De Camp practican un acercamiento que pretende ser humano y que se queda en acusador. Arrojan una imagen de Howard más sensiblera que sensible, casi bufa, permanentemente en busca de un ideal de sí mismo, un constructo hecho sobre la base de una mitificación previa por las masas de lectores que (estimo) desmerece a la figura histórica, al hombre.
Como biografía no es ésta la más aceptada por el círculo de admiradores de R.E. Howard. Al contrario, es la peor considerada. Se tiene como Biblia biográfica de Howard la obra The Last Celt: A Bio-Bibliography of Robert Ervin Howard, publicada en 1976 por Donald M. Grant. También recomiendan mucho One Who Walked Alone: Robert E. Howard The Final Years, editada por el mismo Grant en 1986, y que recoge las memorias de su novia Novalyne Price Ellis (una obra bien escrita, tanto que fue llevada al cine y tuvo una segunda parte: Day of the Stranger: Further Memories of Robert E. Howard, también de Price Ellis). Como lecturas accesorias quedarían: Report On a Writing Man & Other Reminiscences of Robert E. Howard, de Tevis Clyde Smith (Necronomicon, 1991), Post Oaks and Sand Roughs, del mismo Robert E. Howard (autobiografía disfrazada, publicada por D.M. Grant en 1990). Y, en fin, este Dark Valley Destiny, que por nacer como un proyecto de evaluación psicológica del creador de Conan y Kull, ha sido poco apreciado por los fans de la literatura o los cómics de Howard. Algunos han llegado a tildarlo como fallo miserable.
Algo de gran valor que aporta este libro es que nos permite entrever a un hombre abandonado. Abandonado por su padre, siempre una figura lejana en su vida, y posible molde para sus héroes guerreros. Abandonado por su novia Novalyne. Abandonado por su madre al anunciarse su muerte irreversible. Abandonado él, al suicidio. Tras morir, arrojado al infierno en el sermón baptista pronunciado en su entierro. Finalmente, cuando su cuerpo hedía, descompuesto, fue desenterrado y vuelto a enterrar abandonando todo decoro y dignidad.
Dark Valley Destiny es una obra de De Camp que se halla muy lejos de la biografía que él mismo escribió sobre Lovecraft (acaso por la traducción, aquella de Francisco Torres Oliver para Alfaguara / Nostromo) pero que es la única que tenemos en español sobre Howard, así que debemos recomendarla en este año de conmemoración del nacimiento -y la muerte- del padre de la fantasía heroica. Y debemos agradecérselo al tesón de los hermanos Fraile, aficionados irrdentos a la figura de Howard.
DARK VALLEY DESTINY:
Traducción de: Antonio Esteban, Guíomar Garmendia, José Ramón solera, Fermín Moreno.
DOLMEN editorial: Pretextos Dolmen # 7
Libro teórico, 24 X
Texto promocional: ¿Quién fue realmente Robert E. Howard? ¿Cuál era la fuente de su inspiración? ¿Qué parte de Howard vivía en sus personajes? ¿Cuales eran las dudas y temores que le atormentaban? ¿Por qué se suicidó? ¿Quienes fueron sus amigos?
Estas y otras muchas preguntas nos seguimos haciendo hoy en día los admiradores de la obra del "padre" de
Para paliar un tanto ese tremendo vacío que los aficionados a la obra de Howard en España padecemos respecto a su vida, a través de la presente obra, escrita por L. Sprague de Camp, Catherine Crook de Camp y Jane Winttington Griffin, Dolmen Editorial, con la colaboración de "El Círculo de Lhork", afronta el reto de publicar la que sin duda es la biografía definitiva del tejano de Cross Plains.
Vínculos:
Artículo de Alberto Silván sobre la figura de R.E. Howard (con una buena traducción de su último poema).
Extensa reseña del libro por Gary Romeo en REHUPA.
Una buena muestra de la cubierta original
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