lunes, 17 de abril de 2006

Martínez el Facha, de Kim (El Jueves)


A un céntimo la carcajada.

Hay elementos de la cultura audiovisual que, por rancios, terminan por desaparecer. Pongamos por caso: el cateto o la sirvienta de pueblo (un personaje común en las ciudades de la España de los sesenta), el jipi de camisa floreada, o el niño repipi con aro, o la señorona viuda de negro que mira por encima de los lentes. Todos ellos han sido elementos de nuestra cultura convertidos en tópicos icónicos de la ilustración, el humor gráfico, los tebeos, el cine o la publicidad, que paulatinamente han ido desintegrándose o han sido desplazados por otros estereotipos similares.

La imagen del facha con bigotito y gafas negras es un arquetipo que ha perdudado en esta España monárquico parlamentario republicana, sin duda por razón del peso que aún tiene en nuestra memoria el lastre del franquismo y sus rémoras. De hecho, Forges es uno de los humoristas que utiliza los iconemas definitorios de este arquetipo en sus viñetas hasta el punto de que, recientemente, en el mapa de la Europa mediterránea, representaba a una Italia de Berlusconi mirando a una facción de España del PP con desaliento, y ambas dos patrias políticas quedaban identificadas con las gafas oscuras y el bitotito (aunque Berlusconi no usa).

Martínez, el personaje de Kim, es otra demostración de que el personaje del facha (del fascista, del falangista, del franquista, distintos pero iguales para el topoi) pervive, está ahí, y perdurará mientras vivamos en la España del eco histórico distorsionado.

El personaje fue creado hace casi treinta años y ha sido uno de los poquísimos que ha aguantado el tipo en El Jueves desde que la publicación nació. Como sigua así, tendrán que convertirlo en la mascota de la revista satírica. Ahora bien, como yo mismo comentaba hace un par de años en Trama: "Martínez el Facha podría tenerse como la paradójica excepción que confirma la regla de que si bien los personajes fijos han sido los motores de la buena salud de la publicación, en parte también fueron la razón de la necesidad de renovación del semanario."

Fuera de ese análisis y centrándonos en la vigencia de este personaje, resulta que ya se cuentan más de 2.000 páginas del fachoso predecible que mantiene la sorprendente cualidad de sorprendernos. Es el perfecto ejemplo de personaje talismán que parece que funciona por sí sólo. Con todo, ¿sigue vigente como estrategia humorística el carca fascistón, el reaccionario recalcitrante? Sigue. Ahora que se cumple el 30 aniversario de la inauguración de la línea aérea Madrid-Moscú, todavía podemos reírnos del anticomunista enfermizo. Ahora que se celebra el 30 aniversario del inicio popular de la Transición y de aquel tema musical "Un pueblo es", podemos volver al pueblo con Martínez el Facha (que es el eje de este libro recopilatorio que ahora sale: Vacaciones en el pueblo y otras historias).

Desde el villorrio, Kim moverá a Martínez y a sus inseparables amigos de un lado al otro del globo. Porque Martínez el Facha es un fascista viajero, y tan pronto se va a Alemania a llevarle un busto de Franco a la Merkel, como viaja a Polonia para regalarle a Kaczynski... un busto de Franco. La cuestión es honrar al Caudillo, la Unidad Nacional, los valores de la Falange y el orden moral e inamovible de la Iglesia Católica. No hay remedio, los chascos y tropezones de Martínez y sus correligionarios no sirven para convencerles de su ineptitud y ceguera ante una modernización de las políticas, las costumbres y la moral. Kim, como ha sabido hallar al español más cerril para caricaturizarlo, lo exprime y nos surte, con él, de risa. Al tiempo, va haciendo la crónica de actualidad social y política de España desde este vodevilesco enfoque rancio de la derechona: las bodas gays, la exacerbación mediática rosa, el declinar de Aznar, el derribo de estatuas ecuestres, la exhumación de fusilados de guerra, el paso de los inmigrantes ilegales (el episodio más hilarante del libro), el cisma del estatut, hasta llegar al jersey de Evo Morales.

En fin, humor grueso para disfrazar la denuncia de una 'realidad gruesa' también, la que vivimos.

Y barato, paisa. Haciendo cálculos resulta que 60 páginas de historieta divididas por 4,50 euros que cuesta este libro, sale a 7 céntimos la página de humor. Como en cada una hay como media docena o más de humoradas, chistes y sarcasmos, casi que te sale a céntimo la carcajada.
Y así llevamos 30 años.

Al final, Kim va a superar a Franco, ¿eh?

Martínez el Facha. Vacaciones en el pueblo y otras historias, de Kim
El Jueves: Nuevos pendones del humor, 58, 2006
Libro de historietas de humor, 64 pp., b/n, 4,50 euros.
Texto promocional: "Ya sabes. Bigotito, ideas franquistas, mente cerrada y aspecto desagradable. No, Aznar, no… Martínez."

Reseña de Manuel Barrero. Tebeosfera recibió servicio de prensa de El Jueves.

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