Por Antonio Santos (de su serie “La voz en el desierto”, entrega 43)
Cópiatelo: desde que QUENTIN TARANTINO puso de moda en PULP FICTION lo de la entrada de voz de diccionario (sobre pulp), no ha faltado el listo que lo haya copiado/explotado, llegando a transformar lo que fuera un toque de distinción o genialidad en una recurrente y estomagante mediocridad.
En la portada interior de este tebeo, lo primero que nos salta a la vista es la entrada a la palabra SOLO, limitándola al ámbito musical, en vez de ensalzar el carácter individual y la labor en solitario del autor reseñado. Si la obra versa sobre UNA PERSONA SOLA, ¿qué pintan LEE LOUGHRIDGE, JOHN ARCUDI y DAVE STEWAR en este solo interpretado por Corben?
Datos técnicos.-
SOLO, nº 2. Richard Corben. Iniciativa DC COMICS editada en España (¡el país que se quiebra bajo las arremetidas secesionistas!, nos alertan) por PLANETA-DeAGOSTINI. Autor: Richard Corben (que, con técnica JUAN PALOMO se ventila el guión, el dibujo, la tinta y el color), con una ayudita de los mencionados John Arcudi (cuyo papel ignoramos) y Lee Loughridge y Dave Stewar al infocolor. Traducido por RAÚL SASTRE. Corregido por MERCE. Rotulado por DAVID VALENCIA. Editado en 2005 y aparecido en 2006 por estos lares. Tebeo de grapas de 50 páginas (de papel satinado) al coste de 3’95 euros.
De qué va.-
Recopilatorio de cinco relatos marcados por el característico estilo gráfico de Corben, quien ha aumentado la potencia neumática de sus personajes con el empleo (muy notable, por cierto) del color por computadora.
No podemos exaltar el contenido de las tramas argumentales de ninguna de estas historias con los mismos y grandes y superlativos términos que, en cambio, se merecen los trazos de este otro gran veterano del UNDERGROUND, asimilado en el Sistema del mismo modo que otros autores del género: a base de cheques y estatus. El dibujo aún puede aspirar a ser grosero, desenfadado, escatológico, mordaz o designado con cualquiera de los términos contraculturales o anticulturales o anticonvencionales o ateos usuales aplicados. Pero, en el caso de Corben, plenamente integrado en la industria, la cual le ha permitido manosear a algunos de sus más convencionales iconos (THE HULK, BATMAN, HELLBLAZER…) ya no es más que su rasgo distintivo, una forma, si se quiere, burda de dibujar determinadas características anatómicas, haciéndolas provocativas hasta lo grotesco (atrayendo sobre sí la malévola interpretación psicológica de que si sobrecompensa, anhela o envidia… resultando finalmente que el tío es así porque sí), mero anzuelo para prender el ojo del lector.
Las historias, valoradas argumentalmente, son tópicos clásicos (sobre la envidia, el asesinato, la codicia, la venganza, la reflexión…) cuyo germen podemos hallar en los VAMPUS, RUFUS o DOSSIER NEGRO (o en los más recientes volúmenes de
Las otras dos historias que engrosan el tebeo (EL TESORO DE BELZON y
El color, el color….-
Es el recurso superlativo de este tebeo. Inevitablemente, el ojo del lector se va, rápido, al uso de la paleta y los recursos informáticos que se han aplicado tanto en El cíclope (que parece a punto de saltar del papel, más que con un efecto de 3D, un relieve capaz de engañar al tacto) como en La plaga, donde el brillo y las tonalidades resultan tan luminosas y peculiares como opaco e infame es el carácter del protagonista: desalmado, cruel/cobarde, oportunista y egoísta.
Pero sigue siendo El cíclope la mejor de las historias y en todos los aspectos. Durante un momento, el giro final casi la hace parecer original, engatusados por el color y sus resultados, aplicados para obtener ese efecto de volumen, especialmente en el poderoso cíclope, que emula a todos los héroes CORBENIANOS: de cintura enjuta y miembros musculosos, compactos y engañosamente romos.
Es curioso el intenso simbolismo obsesivo como la raza de visión estereoscópica, enemiga de la cíclope, se adorna con ojos adicionales (pintados, como colores tribales de guerra), y si este scriptor no anda muy errado, ambos guerreros son, en realidad, féminas bélicas (otro detalle significativo: el cíclope es macho. ¿Un hombre? ¿O varón? ¿Cómo, a tenor del lenguaje no sexista, se define?)
¿Tiene vigencia el underground?.-
Ya hemos acabado la reseña. El tebeo no da para más, porque todo su grueso lo constituye su dibujo, faceta en la cual no vamos a insistir. Nos da tiempo para trazar una digresión y plantearnos, según la etiqueta con la cual se identifica a Corben (reiterando en ella, pese a sus trabajos OVERGROUND), si el underground, un movimiento asociado a la acracia, las drogas, un beligerante pacifismo y la contracorriente convencional/cultural, posee fuerza y vigencia. Es obvio que, ya, no. Aún puede asombrarnos o escandalizarnos con algunos ejemplos, pero como fuerza anticonvencional de choque, crítica y mordaz, ya ha sido totalmente integrada en el Sistema, que lo ha asimilado con dinero y lujos, incorporando sus mensajes contestatarios como leyendas de uso cotidiano de la cultura actual. (Al sobornarlo con prebendas, de paso, el Sistema ha expuesto la faceta hipócrita del movimiento. Ninguno de estos autores underground –con independencia de sus ideas, las cuales no valoraremos- desprecia los réditos que su obra genere –cosa también discutible-. No los donan a la causa. Luego pueden poner a parir al Sistema y decidirse a luchar contra él, pero cuidando de que sus réditos no queden perjudicados.) Un ejemplo no muy descabellado de esta integración puede ser MARSHAL LAW, cuya temática fue originalmente tachada de pornográfica, y en algunas viñetas, el tratamiento es claramente underground.
En la rápida sociedad digital en que nos movemos, en la que el egoísmo, el capitalismo, la quiebra de valores e instituciones, etc., han adquirido otro lenguaje, el underground es una extravagante reliquia. Ha sido barrenado por la misma contracultura que lo inspiró. Si el underground satirizaba y deconstruia
El capitalismo ha triunfado e impera. Aun los más acendrados enemigos del Sistema (los “antisistema”) se atavían con prendas de marca y usan aparatos de vídeo y MP3; convocan mediante Internet (un medio militar americano) actividades en contra del Sistema, convencidos de que sin su aplicación su mensaje no llegaría a ninguna parte. Y eso no es usar al Sistema en su contra; el Sistema les prohibirá su acceso cuando quiera. Su ideario político es un absurdo insostenible. Vituperan al dinero y al trabajador encadenado a una labor para obtenerlo, sin que ellos planteen alternativas válidas, concretas y prácticas, al capitalismo. Odian y desprecian a Dios y al fetichismo religioso, pero ellos, a su vez, tienen ídolos sustitutivos a quienes les dedican igual devoción. No son ateos puros. Y, francamente, renegar o hacer apostasía de una religión para abrazar luego otra es una estupidez: ambas son religiones, reglamentadas con exigencias, ritos y valores quasi equivalentes. La postura del agnóstico es, en este caso, más honesta.
Los antisistemas pretender ir de underground y de sus personajes, pero es un disfraz para cubrir una poco brillante etapa de sus vidas y su formación.
Recapitulando.-
Este tebeo se enmarca dentro de una propuesta editorial más para sacarnos los cuartos. Solo trata de aglutinar o lo más granado o lo más significativo de un dibujante, como en este caso hace sobre la extraña versatilidad de Corben. A grandes rasgos, es una inversión aconsejable, siempre y cuando no esperemos encontrar nada más de lo que encuadran sus viñetas. Flojea, apenas cumple, en el orden de sus argumentos, convencionales, pero que, por su dibujo, nunca podrá ser tomado por mediocre. Todo lo contrario.
- Lo mejor.-
- El cíclope.
- La página.-
- La 17.
- La viñeta.-
- La 5, página 43.
- La frase.-
- Ojalá pudiéramos resaltar una.
- Lo peor.-
- El carácter tópico de su contenido
Reseña de Antonio Santos
1 comentario:
"francamente, renegar o hacer apostasía de una religión para abrazar luego otra es una estupidez"
"Los antisistemas pretender ir de underground y de sus personajes, pero es un disfraz para cubrir una poco brillante etapa de sus vidas y su formación."
Sinceramente me parecen unos comentarios ofensivos y fuera de lugar.
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